Un informe de Ringover.es revela que los trabajadores españoles son productivos solo el 63,75% de su jornada laboral (Imagen Ilustrativa Infobae)

La reciente reducción de la jornada laboral en España a 37,5 horas semanales ha generado un intenso debate sobre la productividad en el trabajo.

Mientras que algunos celebran la medida, otros la rechazan, especialmente en las empresas, que temen una caída de salarios y productividad.

Sin embargo, un estudio de Ringover.es pone en evidencia que la productividad no depende tanto de las horas trabajadas, sino de cómo se organiza ese tiempo.

Una creencia común es que pasar más tiempo en el trabajo implica ser más productivo. No obstante, el estudio revela que los trabajadores españoles solo son productivos durante 5 horas y 6 minutos al día, es decir, apenas el 63,75% de la jornada laboral estándar de 8 horas.

La productividad no depende de las horas trabajadas, sino de cómo se organiza el tiempo (Imagen Ilustrativa Infobae)

El tiempo restante se destina a actividades no relacionadas con el trabajo, como navegar por Internet, usar redes sociales o conversar con compañeros.

Esto cuestiona la idea de que más horas trabajadas se traducen necesariamente en mayor productividad. En cambio, lo que importa es cómo se emplea ese tiempo.

Factores que influyen en la productividad

El estudio también muestra que la productividad varía según el tipo de jornada laboral, la edad y el rango dentro de la empresa.

Los trabajadores híbridos, que combinan teletrabajo y trabajo presencial, son los más productivos, con 5 horas y 36 minutos de trabajo efectivo al día.

Pese a lo que muchos pueden suponer (Home Office igual a más distracción y menos rendimiento), los trabajadores híbridos o que hacen Home Office son los más productivos, con 5 horas y 36 minutos diarios (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los empleados presenciales tienen una productividad ligeramente inferior. En cuanto a las edades, la generación X (entre 44 y 59 años) es la más productiva, con un promedio de 6 horas diarias. En cambio, los millennials (28 a 43 años) tienen la productividad más baja, con solo 4 horas y 48 minutos al día.

Además, los empleados con cargos altos, como directores y dueños de empresas, son los más productivos (6 horas y 12 minutos), mientras que los mandos intermedios trabajan solo 4 horas y 48 minutos de manera productiva.

El tiempo perdido en la oficina

El estudio también detalla cómo se distribuye el tiempo de trabajo. Las actividades más comunes fuera de las tareas laborales incluyen:

-navegar por Internet (56 minutos),

-y hablar con amigos o familiares (55 minutos).

Otras actividades como:

-usar redes sociales (50 minutos),

-hacer recados (49 minutos)

-o incluso fumar (46 minutos) absorben una parte significativa de la jornada.

La procrastinación: ¿un mal necesario?

A pesar de la procrastinación, solo el 21% de los trabajadores se siente culpable por no ser productivos.

Muchos justifican este comportamiento afirmando que terminan sus tareas a tiempo (46%), que es algo normal (28%) o que pueden recuperar el tiempo perdido más tarde (24%).

Solo el 21% de los trabajadores siente culpa por procrastinar en el trabajo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Este fenómeno refleja una actitud generalizada en la que la procrastinación no es vista como algo negativo, sino como una parte natural de la jornada laboral, permitiendo pequeños descansos que, en algunos casos, incluso favorecen la concentración y el rendimiento.

Hacia un futuro más productivo

La medida de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales podría ser un paso hacia una forma de trabajo más equilibrada y productiva.

Sin embargo, el verdadero desafío radica en cómo las empresas y los trabajadores gestionan su tiempo. En lugar de centrarse en el número de horas, la clave estará en mejorar la calidad del tiempo laboral.

El futuro del trabajo debe ser medido no por las horas que se pasan en la oficina, sino por cómo se aprovecha ese tiempo para ser más eficiente y enfocado.

Con políticas laborales más flexibles, la productividad podría alcanzar nuevos niveles, promoviendo un mejor balance entre el trabajo y la vida personal.