Para los vecinos, la desilusión y la bronca es enorme. El castillo de Banfield, uno de los últimos testigos de lo que fueron las construcciones de la belle epoque en la zona tiene los días contados. Las crónicas de la época lo sitúan a fines de 1800 como una casa familiar, donde se hacían fiestas de cocteles.

Sin embargo, el peor final se está haciendo realidad en esa esquina de otro tiempo, en Larroque y Croce. Ese palacete, uno de los últimos en pie en su estilo, comenzó a ser demolido y en pocos días, si nadie interviene, nada quedará de él. Los vecinos se ilusionan con que prospere un pedido de amparo presentado por un concejal local en estos días, pero la obra cuenta con la autorización de la comisión evaluadora del Concejo Deliberante local.

Hace un año y medio, después del reclamo histórico de los vecinos que pedían un mejor destino que el abandono para esa esquina, la Municipalidad de Lomas de Zamora, a la que pertenece Banfield, anunció que se había celebrado un convenio con el entonces dueño del predio donde se encuentra el castillo, para convertirlo en un centro cultural y espacio verde para la comunidad. La noticia fue bien recibida, y hasta se colocó en la esquina un cartel anunciando la futura obra, tal como lo contó LA NACION hace un año y medio.

Esquina de Larroque y Carlos Croce en Banfield, en agosto de 2023 cuando se anunció el centro cultural. Todavía estaba la cúpula que fue desguazada esta semana.

Sin embargo, pasaron cosas. Poco tiempo después estalló el escándalo que involucró al histórico intendente de Lomas, Martín Insaurralde con denuncias de corrupción. Y también, pocos meses después, tras las elecciones presidenciales, el cambio de signo político del Gobierno nacional, y el avance de la motosierra sobre la obra pública, esto último según explican en la municipalidad local, dejó sin fondos a la iniciativa.

Los vecinos ahora lamentan que se haya impulsado el proyecto, pero que no se haya impulsado también una protección patrimonial para el inmueble, en 2023. Así las cosas, cuando la Municipalidad de Lomas advirtió que no contaría con los fondos, que iban a ser aportados por el Gobierno nacional, según se explicó, decidió rescindir el contrato que había firmado con el propietario anterior de castillo, Héctor Safatle.

Allí se había convenido hacer un comodato: el dueño cedía la propiedad por 35 años y, a cambio, recibía un alquiler en pesos. La municipalidad se haría cargo de la obra de refacción y después administraría el centro cultural y el espacio verde, para los vecinos. Hasta se llegó a impulsar un estudio de factibilidad, para el que se contrató a un estudio de arquitectura.

“El castillo de Banfield”, es una casa histórica de la ciudad.
La municipalidad había firmado un acuerdo para convertirlo en Centro Cultural y recuperarlo, pero no prosperó.
Finalmente se vendió y ahora los nuevos dueños consiguieron el permiso de la para demolerlo, los vecinos se oponen.

Cuando LA NACION visitó y recorrió el interior del castillo, los arquitectos presentes aseguraron que el nivel de deterioro del edificio no era relevante, que la parte estructural estaba conservada, aunque por tantos años de abandono y mal uso, poco quedaba allí del brillo y lujo original que alguna vez habría tenido el castillo.

Sin embargo, uno de los argumentos que esgrimen ahora los nuevos dueños para impulsar la demolición es que el edificio presenta riesgo de derrumbe. Se habla de una grieta de piso a techo que atraviesa la estructura de dos plantas.

Esquina de Larroque y Carlos Croce en Banfield donde hay un castillo de principios del siglo pasado

Una vez que fue rescindido el contrato, Safatle asegura que no tuvo muchas opciones y que lo vendió. En realidad, dice que lo permutó por otra propiedad. Ahora se arrepiente de haberlo hecho. Sin embargo, explica, el destino del castillo ya no está en sus manos, sino de sus nuevos dueños, a quienes LA NACION intentó consultar, sin suerte.

Al momento se desconoce cuál será el destino de ese terreno, una vez que se termine de demoler. Algunos vecinos hablan de que se instalará una estación de servicio y otros hablan de un complejo de departamentos. Dos destinos que borrarán completamente la fisonomía de aquella esquina histórica de Banfield, que se levanta a pocas cuadras de la casa de la infancia de Julio Cortázar.

“El castillo de Banfield”, es una casa histórica de la ciudad.
La municipalidad había firmado un acuerdo para convertirlo en Centro Cultural y recuperarlo, pero no prosperó.
Finalmente se vendió y ahora los nuevos dueños consiguieron el permiso de la para demolerlo, los vecinos se oponen.

Ayer a la tarde, un grupo de vecinos artistas se juntó para hacer pintadas en los carteles que se pusieron en el frente, para recordar los usos que había tenido el castillo y pedir una vez más que no se demuela. Otros vecinos que pasaban tocaban bocina en señal de apoyo, otros paraban y firmaban un petitorio que se planea entregar en la municipalidad.

Hoy, en el inicio de las sesiones legislativas del Concejo Deliberante, un grupo de vecinos marchó para pedir que se detenga la demolición, donde estará presente el intendente de Lomas, Federico Otermin. Y exigir a los miembros de la Comisión de Evaluación de Proyectos del Concejo, que el año pasado analizó el proyecto en cuestión y autorizó la demolición, alegando que existía un peligro de derrumbe.

Es por eso por lo que la demolición tiene cartel de obra y número de expediente de la municipalidad. El proyecto de demolición obtuvo el apoyo de los concejales del Justicialismo y también de la Libertad Avanza. En cambio, el radicalismo y el ARI local se oponen. De hecho, Alejandro Trotta, concejal por la UCR, presentó un amparo en la Justicia, con el apoyo de los vecinos para intentar detener la obra. Si no se actúa rápido, en los próximos días, ya no va a estar en pie el castillo.

Castillo de Banfield

También el concejal de Lomas, Jorge Villalba (Coalición Cívica –ARI) apoyó el reclamo y estuvo presente en la movilización de los vecinos, el sábado al mediodía, pese a la lluvia. “Defender el patrimonio urbanístico cultural, histórico y ambiental de Lomas de Zamora ha sido siempre mi postura”, publicó en la red social X.

“Voy a seguir pidiendo a la Dirección de obras particulares y a la Comisión evaluadora el expediente y documentos por los cuales autorizaron la demolición cuando tan solo 9 meses antes el sitio estaba para utilizado por el Municipio y se contrataba a una empresa para restaurarlo”, apuntó.

Ese es uno de los argumentos que sostienen los vecinos. ¿Cómo hasta hace unos meses se impulsaba una obra para hacer un centro cultural y ahora se considera que no puede sostenerse en pie el edificio? La semana última, los nuevos dueños del predio dieron comienzo a los trabajos. Se cerró el perímetro con paneles de obra y se desmontó por completa la cúpula, que era una estructura original y estaba en buen estado.

“Nosotros veíamos cómo sacaban las tejas y las tiraban, se estrellaban en el suelo y se destrozaban. Así con todo el techo, después quemaron las maderas de la estructura. Incluso tiraron parte de los balcones del frente y de la parte de atrás. Es muy triste ver cómo se destruye el patrimonio, como si nada. Ese castillo es parte de la historia de Banfield. Que se tire para poner una estación de servicio o para hacer un complejo es horrible”, asegura Lucía De Lafore, de 32 años, que es licenciada en arte y vecina.

“Desde chica, cada vez que pasaba por acá, lamentaba verlo en ese estado. Con mi hermana, que estudia música en el conservatorio Julián Aguirre, siempre nos preguntábamos por qué estaba así. Hasta que nos enteramos de la movida de los vecinos de Salvemos el Castillo (una agrupación que lucha por recuperar el castillo y convertirlo en un paseo medieval) y nos sumamos. Cuando nos enteramos del centro cultural estábamos muy felices. Es muy injusto que termine así, demolido, que se lo borre de un plumazo. Alguien lo tiene que proteger”, dice, mientras en los paneles de la obra pintan consignas para salvar al castillo.

“El castillo de Banfield”, es una casa histórica de la ciudad.
La municipalidad había firmado un acuerdo para convertirlo en Centro Cultural y recuperarlo, pero no prosperó.
Finalmente se vendió y ahora los nuevos dueños consiguieron el permiso de la para demolerlo, los vecinos se oponen.

Federico Brozoza es vecino de Temperley, fanático del castillo, y también se acercó a apoyar. “Hay que tomar conciencia de que estos lugares hay que protegerlos. Todos estamos por la defensa del castillo”, dice.

Luis Letizia es arquitecto de la Junta de Estudios Históricos y Ambientales de Lomas de Zamora. Fue hasta la esquina de la avenida Larroque y Croce con una carpeta con dibujos. Son los pocos testimonios que quedan de ciertos edificios y palacetes que se levantaban en el partido y ya no están más.

“¿Ve? Este era un típico estilo de construcción de esa época, en esta zona, donde todo eran haciendas y estancias. Pero no los protegieron y fueron demolidos. Este es el último que queda en pie. Es un testimonio de nuestra historia”, dice, mientras muestra un dibujo que él mismo hizo en 1988 del castillo. Ya entonces estaba abandonado. “Siempre los vecinos esperamos que lo restauraran. Pero parece que fue nada más que una promesa de campaña”, dice Letizia.

“El castillo de Banfield”, es una casa histórica de la ciudad.
La municipalidad había firmado un acuerdo para convertirlo en Centro Cultural y recuperarlo, pero no prosperó.
Finalmente se vendió y ahora los nuevos dueños consiguieron el permiso de la para demolerlo, los vecinos se oponen.

El castillo de Banfield es parte de la historia misma de la ciudad, que hace dos años celebró 150 años desde su fundación. Sin embargo, no hay datos precisos aún sobre cuál fue el año de su construcción y quién fue el arquitecto. La primera escritura es de principios de siglo XX, por eso se cree que se levantó en 1890. Se sabe que lo mandó construir Antonio Peviani, cuyas iniciales estaban hasta hace una semana en el portón de entrada. Pero cuando comenzó la obra, las puertas del portón desaparecieron.

Los Peviani eran hacendados, dueños de tierras en distintas partes del país que a comienzos del siglo pasado se instalaron en la, entonces, recientemente fundada ciudad de Banfield. Dicen que el palacio tenía un uso residencial, ya que lo había mandado a construir Peviani para su familia, que se estima que era bastante grande, ya que lo mandó construir acorde a sus necesidades.

En la planta alta tiene cinco habitaciones, una de ellas con baño privado. También tiene un mirador, desde el que se alcanza a ver hasta el Riachuelo. Hay crónicas de la época que lo sitúan como sede de fiestas de cocteles. Y no hace falta mucha imaginación para darse una idea de cómo habrán sido esas noches, con mujeres llegando en carruajes y lujosos vestidos, bajando por la entrada principal.

En 1906, el castillo (en realidad es un palacete o petit hotel) se vendió a Teresa González, una mujer que vivió en esa finca, que ocupaba toda la manzana hasta cerca de 1930. Después, pasó a manos de sus herederos, y quedó desocupado.

Esquina de Larroque y Carlos Croce en Banfield donde hay un castillo de principios del siglo pasado

Una historia que conocen bien los vecinos es que en ese predio concentraban los jugadores de Huracán, cuando jugaban contra Banfield. Ocurre que el militar Tomás Adolfo Ducó, histórico dirigente de ese club y uno de los organizadores del golpe de Estado del 4 de junio de 1943 que dio origen a la Revolución del 43, había acordado con la familia González poder llevar a los jugadores a ese predio. Los curiosos se acercaban al pedio para verlos entrenar. Esto ocurría desde fines de la década del 40, hasta 1954, años en los que Ducó fue presidente de Huracán.

Desde esa época, el castillo ya no tuvo un uso residencial. Ninguna familia volvió a vivir allí. En cambio, la familia lo fue alquilando o cediendo: fue orfanato, fue un hogar de mujeres, y en una época estuvo en manos de la Cruz Roja, se lo llamaba “Casa Cuna”.

Esquina de Larroque y Carlos Croce en Banfield donde hay un castillo de principios del siglo pasado

Hace 60 años, el padre y el hermano del último dueño lo alquilaron, ya en estado de deterioro, como depósito. Tiempo después, les ofrecieron un alquiler con opción a compra y así fue cómo se quedó con el castillo, que siempre soñó con restaurar pero nunca pudo. Safatle es profesor de historia y está jubilado. En los años que siguieron el castillo albergó una concesionaria, dos restaurantes, una cervecería, y en el último tiempo, se lo usó como taller de una carpintería que hacía casitas para jardín y cuchas. Nunca se lo intentó restaurar, por eso, decían la restauración tendría mejor pronóstico, porque casi todo seguía original, aunque muy vandalizado.

Esquina de Larroque y Carlos Croce en Banfield donde hay un castillo de principios del siglo pasado

Finalmente, cuando se rescindió el comodato, Safatle asegura que empezó a recibir intimaciones por las deudas que tenía de servicios e impuestos. Y que por esa razón decidió vender al actual propietario, que le ofreció otra propiedad a cambio.

Los vecinos no van a bajar los brazos y aseguran que van a seguir hasta el último día luchando por salvar el castillo. Se lamentan que le hayan sacado la cúpula, que era de las partes que mejor se conservaba y temían que las lluvias de los últimos días lo hubieran deteriorado más todavía.