“Quién iba a pensar que, después de un enero completo y parte de febrero con La Niña a pleno, íbamos a tener ahora dos semanas y más a pura lluvia”. Esa es la frase que se repite en bares y en otros lugares de pueblos del norte bonaerense donde los productores suelen juntarse a tomar café y hablar de las problemáticas del sector. Es que las copiosas precipitaciones de los últimos 10 días y las que restan venir hasta el sábado próximo es tema de conversación entre los productores que miran una y otra vez el pronóstico extendido de su zona.
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Saben que esto va a retrasar hasta al menos el 15 del actual el ingreso de las cosechadoras a sus campos para seguir con la recolección del maíz y el efecto dominó llevará a un cuello de botella en la logística de los camiones a los acopios y en el secado de los granos. Sumado a que en ese tiempo también entrará en disputa la soja de primera que estará lista para ser cosechada.
“Nadie tuvo la bola de cristal para pensar que iba a llover tanto al final de febrero y en marzo; si no hubiéramos cosechado el maíz, con 19º de humedad relativa, previo al temporal, para no perderlo. Ahora es tiempo de descuento porque, si esto se prolongara o hubiere un tormentón más fuerte, las plantas se pueden caer y se comienza a correr riesgo a no recolectar. Se empieza a atrasar, aun así, más o menos, siempre se pudo cosechar”, explicó a LA NACION Jorge Josifovich, productor de Pergamino y expresidente de la Sociedad Rural local, quien buscó no ser alarmista con la situación.
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Lo que ha sucedido es que en la actualidad en esa zona del norte de la provincia solo se cosechó un 15% del total de la superficie implantada de maíz de primera, cuando normalmente en la zona para esta fecha debería estar casi todo cosechado. El 15% que se adelantó fue por la poca expectativa de rinde tras la sequía de enero pasado y se vendió para alimentación animal a feedlots. Salvo esos casos, la cosecha de maíz de primera no había arrancado en forma masiva en la zona, dijeron los productores de la región.
Esta situación llevará sin duda a un retraso logístico porque el maíz, que siempre comienza primero en la zona, antes que la soja, no va a poder hacerse en tiempo y forma y empezará a chocarse con la oleaginosa porque, cuando esta última está presta para recolectarse, los productores normalmente dejan al cereal de lado y encaran a la oleaginosa para evitar pérdidas de grano por la apertura de vainas.
“Este temporal nos va a retrasar lo que ya tenía que haber estado cosechado. Si estos 10 días pasados hubiesen sido normales, el maíz ya se hubiese recolectado en un 80%. Lo que quiso el productor es ahorrar dinero, esperando que bajara espontáneamente la humedad en el lote. Porque todo lo que esté arriba de 14º y 14,5º, los acopios te lo cobran. Cuando uno lleva un x porcentaje de humedad también es más flete, porque uno transporta más agua y los camiones tienen en su carga determinados metros cúbicos. No es para lamentarse, pero el productor no vio que este temporal se iba a prolongar y lo sorprendió”, dijo Josifovich.
Por eso hoy estos maíces en planta representan un alto riesgo; por un lado, se necesitan que sequen los caminos rurales y los suelos y, por otro, que la logística fluya más o menos normal.
En este sentido, el productor tambero Gustavo Augel se manifestó: “Todo enero y mitad de febrero pidiendo lluvias a gritos para salvar el maíz para silo. La otra mitad de febrero 200 mm. En lo que va de marzo, 70 mm, ahora rezando que pare para sembrar los verdes. Ejemplo práctico de lo malo que son los extremos”.
Todo enero y mitad de febrero pidiendo lluvias a gritos para salvar el maíz para silo.
La otra mitad de febrero 200 mm.
En lo que va de marzo, 70 mm, ahora rezando que pare para sembrar los verdes.
Ejemplo práctico de lo malo que son los extremos.
Que difícil es el tambo 🤦🐄 pic.twitter.com/Cf5QJ229td— Gustavoaugel (@gustavoaugel) March 2, 2025
Con una mirada más esperanzadora, Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), aseguró que, con suelos en rojo, excepto en la franja central, en gran parte del resto de la región pampeana “más allá de toda la parte de escurrimientos y los inconvenientes que puede haber a nivel urbano, en principio no debería haber demasiados problemas”.
Otras complicaciones
En toda esta película, además de que las máquinas son escasas, se suma otra complicación que es que las plantas de acopio tienen un espacio acotado. Cuando entra un camión con una carga con humedad, en este caso maíz, no puede ir al silo húmedo, sino que tiene que ir a secadora y ese lugar es escaso. Ahí empieza a retrasarse la logística porque hay que secar. Esto se va a retrasar hasta al menos el 15 del actual. En este marco, las primeras sojas estarán prestas y esto llevará a tomar una difícil decisión a los productores: seguir con el maíz o cortar y empezar con la soja.
Pero, en este contexto, más afectados que el maíz y la soja, son otros dos cultivos como el girasol y el sorgo. El primero es el que más riesgo tiene porque se cae. Y si los camiones se atoran con el traslado del maíz se empieza a retrasar todo hacia los acopios y a los puertos.
En Entre Ríos
En tanto, en Entre Ríos la situación climática es diferente. Si bien ha llovido de manera dispar en el sur y centro de la provincia y en el centro cayeron 200 milímetros de promedio en estos últimos 10 días (algunas regiones alcanzaron los 290 mm), escurrió rápido porque también había una gran sequía y el clima es de 35 grados.
“No afecta, aparte no hay nada para cosechar. Las arroceras todavía faltan, es en abril, las soja todavía y el maíz de segunda faltan también. Para lo que es la ganadería es excepcional. Fue una gran bendición. En el norte estuvimos un poco más castigados, Federal, Feliciano y La Paz, pero llovió también un promedio de 80, 100 milímetros. Así que estamos bastante mejor. Ha cambiado rotundamente el clima. Por ahora no hay inconvenientes porque estamos lejos todavía de las cosechas”, dijo Nicasio Tito, presidente de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer).