Afirma que no tuvo miedo de ir preso. El empresario Rogelio Nores, radicado en Miami, donde tiene las sedes de sus compañías de fertilizantes y energía, acaba de ser sobreseído de las acusaciones de homicidio culposo y suministro o facilitación de sustancias estupefacientes en la causa donde se investiga la muerte del cantante británico Liam Payne, fallecido en octubre pasado tras caer desde el tercer piso al patio interno del hotel de Palermo donde estaba alojado. Dice tener una sensación de impotencia y se pregunta si pudo haber hecho algo para salvarle la vida a su amigo.
“Terminó todo, lo dejamos atrás. No tengo derecho a victimizarme, hay cosas peores en la vida”, comenta el empresario sobre las imputaciones que hizo el fiscal Andrés Madrea en su contra durante la investigación que se inició después de la muerte de Payne, ocurrida la tarde del 16 de octubre pasado. Estuvo procesado sin prisión preventiva. La Cámara Penal lo sobreseyó.
Nores nació el 27 de abril de 1988 en Michigan, Estados Unidos. Conoció al excantante de One Direction entre fines de 2019 y principios de 2020 en Londres, en una fiesta. Se hicieron muy amigos.
“Salimos mucho juntos. Nuestras novias de ese momento se habían hecho muy amigas. Éramos de ir de vacaciones juntos”, recuerda el empresario, que en los próximos días volverá a Miami, donde reside.
Se hicieron tan amigos, según Nores, que los últimos seis meses de la vida de Payne se vieron prácticamente todos los días. La amistad hizo que en septiembre pasado Nores le comentara que tenía un viaje planeado a la Argentina. El músico inglés decidió sumarse.
“Estábamos en Miami cuando le dije. Él decidió sumarse y, de paso, aprovechó para ver a Niall Horan [otro exintegrante de One Direction, que el 2 de octubre se presentó en el Movistar Arena]. Viajamos el 30 de septiembre”, cuenta.
Payne se alojó primero en el Palacio Duhau Park Hyatt con su novia, Kate Cassidy. Después se trasladó a un departamento que contrató por Airbnb. Los últimos tres días de su vida los pasó en CasaSur, en Costa Rica al 6000, en Palermo.
“Esos últimos tres días lo vi poco. Liam estaba con mucha energía, pero no estaba mal”, sostiene Nores. Pero sus últimas horas, según reconstruyó la Justicia, fueron de mucho consumo de estupefacientes y alcohol.
En el expediente se dio por verificado que “el consumo considerable de alcohol” de Payne, “en función de los pedidos que realizaba a su habitación o lo que el personal del establecimiento advertía cuando acudía allí a practicar la limpieza”. Y, según consta en la causa, “procuró conseguir cocaína por medio de empleados del hotel y de otras personas”.
El 16 de octubre a la mañana el músico se mostró exaltado en la recepción. Luego fue el episodio con las dos mujeres que subieron a su cuarto y luego discutieron con Payne en el lobby del hotel por una presunta diferencia de dinero que debía pagarles por sus servicios sexuales.
A las 14, Gilda Martin, encargada operativa del hotel, llamó a Nores para pedirle que Payne se retirara del hotel. El empresario “le habría solicitado algo de tiempo para conseguir otro alojamiento”. Resolvió el asunto con las dos chicas, se fue y regresó a la media hora. Esa tarde el personal de limpieza del hotel informó que el TV del cuarto de Payne había sido roto. Minutos después de las 16 se escucharon ruidos de rotura de cosas en el tercer piso. Payne bajó otras dos veces a la recepción; la segunda se sentó en un sillón, se desvaneció y cayó al piso. Esteban Grassi, jefe de recepción del CasaSur, y otras dos personas lo asistieron, lo llevaron a su habitación y llamaron al 911, según consta en el expediente.
Cuando llegó la policía, el músico cayó al vacío. En la autopsia, se hizo referencia a 25 lesiones compatibles con aquellas producidas por caída de altura. “Se determinó que presentaba alcohol etílico en concentración de hasta 2,7 gramos/litro, cocaína, metilecgonina, benzoilecgomina, cocaetileno y sertralina”, según surge del expediente.
En primera instancia, Nores fue procesado por homicidio culposo en una resolución firmada por la jueza Laura Bruniard. Después fue sobreseído en un fallo de la Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, integrada por Ignacio Rodríguez Varela, Hernán López y Julio Marcelo Lucini.
“Era imposible pensar que todo iba a terminar como terminó. Cuando estaba así, Liam le pedía droga a 40 millones de personas. A mí me pidió, pero no le di. Nunca probé drogas. Pero consiguió… Están las filmaciones de las cámaras del hotel”, afirma Nores.
El día que murió su amigo, el empresario estuvo en dos momentos en CasaSur. Primero fue a desayunar con Liam. Después, a la tarde, regresó al hotel para resolver el entuerto con las dos prostitutas que reclamaban 5000 dólares que Payne, supuestamente, les había prometido pagarles por estar con él.
“Fui al hotel y Liam me dijo que me fuera, que el problema era suyo. Hasta ese momento estaba bien, así se lo ve en las filmaciones de las cámaras de seguridad. Después se encuentra con un empleado del hotel [que le habría conseguido al músico la droga que pedía] y bajó dado vuelta, sacado. Trató de escaparse. Y después me llamaron… Fue horrible, se frenó el mundo”, recuerda sobre el momento en que se le avisaron que Payne había fallecido.
Al músico lo define como una persona “muy buena, muy sensible”, “un tipo brillante que era mucho más que un cantante y siempre estaba ayudando a los demás”.
Sobre la declaración como testigo de Geoff Payne, el padre del músico, que ante el fiscal Madrea dijo que su hijo estaba al cuidado de Nores, que supuestamente “lo direccionaba”, respondió: “El padre de Liam estaba tratando de pasar la página [la muerte de su hijo] de la mejor manera que podía. Estaba sufriendo, no entendía lo que decía”.
Cuando presentó el dictamen donde pidió el procesamiento de Nores y de otros cuatro sospechosos, el fiscal Madrea imputó al empresario por el delito de abandono de persona. Le atribuyó “responsabilidad penal respecto de la muerte de Payne mediante la ejecución de acciones y omisiones en el período previo y contemporáneo que culminaron provocando que Payne cayera desde el balcón de la habitación 310 del hotel CasaSur”.
El fiscal había considerado que Nores habría omitido “cumplir con sus deberes de cuidado, asistencia y auxilio que tenía respecto a Payne en razón no solo de un deber jurídico preexistente, sino también con funciones específicas de conducción y acompañamiento personal, coordinadas y aceptadas previamente por la relevancia y actividades propias de su profesión, abandonándolo a su suerte, sabiéndolo incapaz de valerse por sí mismo, a sabiendas de que el nombrado sufría múltiples adicciones previas –al alcohol y a la cocaína–, y teniendo pleno conocimiento del estado de intoxicación, vulnerabilidad e indefensión en el que se encontraba”.
“Es lógico que la gente busque un culpable para hacer el caso interesante. Buscaban un responsable. Lo entiendo… Sabíamos que se iba a armar un quilombo si le pasaba algo, pero no tuve miedo de ir preso”, afirma Nores, ya sobreseído.
Sí, dice que hoy hay días en que piensa si pudo haber hecho algo para salvar a su amigo. “Tenés una sensación de impotencia. Te preguntás ‘¿cómo no pude hacer nada para salvarlo?, ¿cómo no pude ayudarlo a salir?’”, cuenta el empresario, que fue defendido en esta causa por el abogado Rafael Cúneo Libarona –hermano del ministro de Justicia de la Nación– y el estudio Fontán Balestra.