Ash Jurger es un viajero experimentado. Por trabajo, y también por placer, este australiano recorrió 109 países de seis continentes. Recientemente, visitó una ciudad de Texas que siempre había considerado un “sitio de tránsito” y quedó totalmente deslumbrado. Se trata de Dallas, una urbe a la que ahora considera de nivel “internacional” tanto por su oferta cultural como gastronómica. “Está a la altura de ciudades europeas icónicas como París o Berlín”, aseguró.
Así es Dallas, una ciudad que respira arte
El arte es un sello de identidad en Dallas. Esta ciudad texana cuenta con el distrito de arte urbano más grande de Estados Unidos, repartido en 20 manzanas cuadradas que se pueden recorrer a pie y en las que ubican museos reconocidos, galerías de arte, murales, bares y restaurantes.
“Uno de los momentos más destacados de mi viaje fue la visita al Sweet Tooth Hotel”, comentó Jurberg sobre la exposición de arte interactivo que lo sorprendió por su originalidad. “Una vez que llegué me dieron una llave y me dijeron que lo explorara”, contó a Business Insider.
Allí, agregó, se encontró con que cada habitación era una instalación artística que podría ser considerada “el sueño de cualquier instagramer” y que daba lugar a las mejores fotografías.
Otro de los lugares que lo cautivó fue Deep Ellum, un barrio donde el arte callejero se encuentra en cada esquina. “El arte mural rivaliza con todo lo que he visto en mi ciudad natal, Melbourne”, señaló. Además, destacó el Bishop Arts District, un espacio con tiendas de segunda mano, cafeterías y mercados de fin de semana, donde encontró obsequios especiales para su familia.
Si bien el viajero australiano reconoció que no es un gran aficionado a los museos, señaló que su visita al Museo Perot de Naturaleza y Ciencia cambió su perspectiva. “Estaba repleto de energía, mientras parejas en citas, grupos de amigos e incluso equipos corporativos exploraban las exhibiciones interactivas”, relató. Según detalló, el museo combina ciencia con entretenimiento a través de música en vivo, bebidas y actividades interactivas: “Parecía más una salida nocturna que una visita a un museo”.
La gastronomía, otro de los atractivos de Dallas
Dallas también sorprendió a Jurberg con su escena gastronómica. “Pasé mucho tiempo en Austin comiendo lo que pensé que era la mejor barbacoa de EE.UU., pero Pecan Lodge en Dallas me hizo cuestionar si eso era cierto”, afirmó. Además, destacó su experiencia en Mexican Sugar, un restaurante de inspiración latina donde disfrutó de una cata privada de tequila: “Encontré muchas comidas y bebidas deliciosas”.
Durante su semana en la ciudad, exploró los bares, cafeterías y puestos de comida callejeros, sin llevarse ninguna decepción. “No tuve ni una sola comida mala”, aseguró.
De este modo, Dallas dejó de ser considerado por Jurberg como un centro de negocios o “un destino de paso”, para convertirse en una ciudad rebosante de arte, cultura y gastronomía. Esas características, junto con su “clima soleado, ideal para explorar al aire libre”, sorprendieron al turista. “Fue el tipo de experiencia peculiar que esperaría en ciudades incluso más grandes como Londres o Nueva York, no en Dallas”, concluyó.