Mientras almuerza con fruición una ensalada, observa con atención las imágenes que le devuelve un monitor encendido que reproduce el vivo de LN+. El crimen de una niña en La Plata conmueve. Luis Majul aprovecha ese rato en su oficina de Margen del Mundo -su empresa de medios, ediciones literarias y ferias- para adueñarse de cierta soledad, tan buscada como necesaria.
Sin embargo, no son pocos los asistentes que ingresan al recinto para resolver algunas urgencias ni los mensajes que aparecen en su WhatsApp de manera incesante. Hace unos minutos finalizó Majul 1079, su programa en El Observador, una de las emisoras de radio de su propiedad, y aprovechará el “impasse” del almuerzo para conversar con LA NACIÓN. Hay mucho para hablar con Majul. Y él se dispone a todo. Aún cuando deba cumplir con varias reuniones de preproducción con vistas al estreno de la nueva temporada de La cornisa, su histórico ciclo periodístico que regresará a la pantalla de LN+ este domingo, a las 20.30, y que contará con la presencia del presidente Javier Milei.
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-Alguna vez has sostenido que, en el inicio de una entrevista, se debe enumerar el temario a abordar.
-Me parece importante, en los medios audiovisuales, recrear lo que en gráfica sería un “copete” o una “bajada” para adelantar algunos temas que le puedan generar a la audiencia cierta tensión; sobre todo porque todos estamos más dispersos y los públicos más fragmentados.
Tomando esa idea enarbolada por Luis Majul en su propio manual de estilo, podría decirse que esta entrevista lo llevará a pensar en voz alta el presente de la señal de noticias LN+, el rol de los medios y las consecuencias que el tema $LIBRA le acarreó al Presidente.
También la entrevista se detendrá en el vínculo estrecho -aunque no exento de peleas- que mantuvo con Jorge Lanata y las críticas que recibió la reedición de la biografía que escribió sobre su colega recientemente fallecido. Cuidados físicos, el legado en sus hijos y hasta su “imposibilidad” de llorar a “moco tendido” se inmiscuirán a lo largo de la hora en la que Luis Majul dedicará a desovillar la actualidad y algunos rasgos de su privacidad.
-Al estilo Majul, podríamos decir que las cartas están echadas. ¿Avanzamos?
-Vamos. Te voy a responder todo y, lo que no te quiera responder, te lo voy a responder con mucha elegancia.
-El que avisa no traiciona.
“La disciplina es la parte más importante del éxito”, sostuvo el escritor norteamericano Truman Capote. No hay dudas que Majul hace un culto obsesivo del trabajo y el método.
Un clásico
Este domingo, cuando La cornisa regrese a la televisión, estará iniciando su vigesimosexta temporada, una performance de permanencia nada habitual.
-¿Nunca hubo una interrupción en la continuidad?
-Jamás, ni en la crisis de 2001 ni con la pandemia.
-Pensando en el título del formato y en la realidad nacional, podríamos afirmar que para Sigmund Freud sería una “profecía autocumplida”. Argentina casi siempre ha vivido haciendo equilibrio como un funámbulo.
-Le puse el nombre en 1998, mientras descansaba con mi familia en una casa que habíamos alquilado en Cariló. Estaba haciendo flexiones y me apareció el nombre.
Así suceden algunos hechos que revisten cierta trascendencia: “Muchos me decían que era demasiado sugerente, pero yo respondía que tanto la Argentina como los periodistas vivíamos permanentemente en esa zona de cornisa”.
-El desafío es no caerse.
-Estamos acostumbrados a caminar por esa línea, pero del lado de adentro. Eso no solo quiere decir que vivimos en el país que vivimos, sino que somos bastante audaces.
Además de La cornisa, el comunicador es el responsable de conducir +Nación, el instalado ciclo que va de lunes a jueves, a las 20, en el prime time de LN+.
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-¿Cómo es informar hoy?
-Apasionante y desafiante. Tengo una naturaleza competitiva y el actual contexto hace que se multiplique exponencialmente la competencia. En LN+ no tenemos que fingir nada, somos diversos, pero manteniendo el respeto por las instituciones y la democracia; no es poco ya que se percibe cierta arrogancia del medio periodístico cuando se pone en el lugar de sommelier de lo que tiene que pensar la gente.
-Este domingo, el presidente Javier Milei inaugurará el nuevo año de La cornisa.
-Posiblemente sea el presidente que más entrevisté porque concede muchas entrevistas. Alguien dirá que le concede entrevistas a los periodistas con los que se siente cómodo, ese es un problema de él. Yo les pedí entrevistas a todos.
-¿Cómo sentís que lo afectó el tema $LIBRA?
-Le pegó mal, cometió un grave error, debe ser investigado. A mi entender, no es suficiente la explicación que dio.
-Entre tantísimos momentos que transitó La cornisa, ¿cuáles rescatarías?
-Cuando estábamos en América, pusimos al aire un documental sobre Diego Maradona que llegó a medir 15 puntos de rating. Fue después del homenaje que se le hizo en la “Bombonera” (Boca Juniors) y donde se agitó aquella frase “la pelota no se mancha”. También rescato las entrevistas con Lionel Messi y, ya en lo político, con todos los presidentes, menos con Cristina Kirchner, quien nunca aceptó.
-Claudicar no es lo tuyo.
-Pienso seguir pidiéndole entrevistas a ella y a Máximo Kirchner, ¿por qué, no?
La primera temporada de La cornisa se estrenó en el marco del ciclo Tierra de periodistas por la pantalla del entonces Canal 7: “La primera entrevista fue a Jorge Lanata y midió 8,2 puntos. Fuera de los mundiales, fue uno de los programas que más midió en la televisión estatal”.
El periodista también recuerda la charla con el cantante Rodrigo Bueno: “Fue la última entrevista antes del accidente que le costó la vida”.
-¿Qué otro entrevistado recordás especialmente?
-Cuando entrevisté a Gerardo Sofovich, que era casi el enemigo público número uno, luego de su gestión al frente de ATC (Argentina Televisora Color), el sindicato de televisión se negó a salir al aire desde el canal, así que me tuve que ir a hacer el programa a un estudio privado.
-¿Cuál fue el balance?
–Resultó una entrevista con poco contexto y bastante agresiva, sin paciencia para escuchar sus respuestas, lo cual hizo que Sofovich terminara en el lugar de víctima. Midió un montón, pero fue una mala entrevista.
En el periodista también resuena el trago amargo que significó reportear al actor Fernando Peña. “Llegó muy eufórico… Ni bien se sentó, no paró de insultar a todo el mundo. No tuve la templanza ni el profesionalismo para detener eso tan agresivo. La entrevista midió un montón, funcionó, pero fue muy mal vista. Cuando terminó el programa, lo llamé a Gustavo Yankelevich para preguntarle qué le había parecido y me respondió ´estuvo todo mal´”.
-Streaming, ¿sí o no?
-A favor, por supuesto. 107.9 es una radio que “streamea”.
-De hecho, el streaming amalgama cierta idiosincrasia de la radio con lo visual y en El Observador siempre hubo cámaras registrando el piso.
-Lo mismo sucede en radio Berlín 107.7. Todo el tiempo estamos cambiando formatos y escenografías. Seguramente, pronto tendremos un canal de streaming y será muy competitivo, no será para jugar entre nosotros.
-Algunos espacios del streaming, incluso en las señales líderes como Olga y Luzu TV, parecieran no poder despegarse de ese concepto de “encuentro de amigos” y que los contenidos se sostengan en la espontaneidad de lo que surge en el momento sin ningún trabajo de producción previo.
-Hay un poco de eso, pero que se diviertan. A esta industria la llamo “industria de la atención”. Se compite por la atención del planeta. La atención por sobre el celular, las series de las plataformas, la televisión abierta, los eventos deportivos, los conciertos multitudinarios -me perdí el de Sting y espero poder verlo la próxima vez que venga-, las señales de noticias y la home de los medios como LA NACIÓN. Lo que tengo que lograr es robarte parte de esa atención. Jeff Bezos (presidente ejecutivo de Amazon), dijo: “Netflix es la herramienta para captar la mayor atención de los habitantes del planeta, competimos con las demás plataformas y hasta contra el sueño, al que, algunas veces, le ganamos”. Por eso digo que, bienvenidos los streaming y los nuevos medios.
-¿Qué no harías?
-Nunca me planteo eso.
Referente, amigo, objeto de estudio
-Si se escribe la biografía de alguien y esa persona fallece, lo lógico y esperable, en el mercado editorial, es que ese material se reedite. ¿Por qué creés que se te criticó cuando se volvió a lanzar tu biografía de Jorge Lanata?
-Se trató de una versión ampliada. No le presté atención a las críticas.
-Más allá de la dinámica de la industria editorial, ¿qué te motivó?
-Con Jorge (Lanata) tenía un vínculo muy lindo, honesto, sincero, que fue producto de los años que trabajos juntos o separados, de cuando competimos, y hasta de nuestras peleas. Para realizar la biografía no autorizada que hice con él, influyó mucho el tipo de relación que tuvimos y la preocupación mía porque se cuidara. En innumerables oportunidades me mandó a la mierda…
-¿Por qué?
-Le ponía en evidencia algunas cosas.
-¿Por ejemplo?
-Después de trasplantado, lo fui a ver a su departamento de Avenida del Libertador para darle un abrazo. Era junio o julio, hacía mucho frío y él tenía las ventanas abiertas en el piso 20. Primero me pregunté las razones por las que no estaban cerradas, pero, rápidamente, me di cuenta que había olor a cigarrillo.
-¿Se lo hiciste notar?
-Sí, le dije “dejate de hinchar…”. Tuvimos una agarrada fuerte.
-¿Qué te respondió?
–Me dijo: “quién sos para meterte en mi vida”, así era Jorge.
Esos cruces entre Majul y Lanata también se dieron al momento de lanzarse la primera edición de la biografía del creador de PPT acontecida en 2012. “Tuvimos diferentes miradas y, antes de ser publicada, él se dio cuenta que no iba a publicar solamente su versión”.
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-Decís “biografía no autorizada”, pero fue trabajada con él.
-Claro, con un diálogo consentido, pero donde también aparecieron cosas que a él no le gustaban. Arranco la biografía con su segundo intento de suicidio y también reflejo su encuentro con (Enrique) Gorriarán Merlo, que fue el primer financista de Página 12. Hay un montón de cosas que sabía que no le iban a gustar. Cuando le llevé un ejemplar del libro, me lo agradeció, pero me dijo que no lo iba a leer. Le pedí que lo leyera porque prefería pelearme por lo que él leyera y no le gustara y no por lo que le contaran.
-Entonces…
-Me dijo que, dado el tipo de relación que teníamos, nunca más nos íbamos a pelear.
-¿Le creíste que no leyó el libro?
-Sí, porque me dijo “no voy a tener la templanza para leerlo”. Se lo debe haber contado “Kiwi” (Sara Stewart Brown, exesposa de Jorge Lanata).
-¿Cuándo lo viste por última vez y cuándo fue la última charla que mantuvieron?
-La última vez que lo vi fue cuando, el verano pasado, lo entrevisté en Punta del Este. Ya estaba más lento y con dificultades en la respiración.
-¿Lo percibiste como una despedida de tu parte?
-Hubo una doble despedida, esa fue una. Soy toquetón, así que lo abracé fuerte, lo besé, le dije que lo quería.
-¿Cuál fue la otra despedida?
-Siento que su casamiento también lo fue. Ese acto fue una especie de ordenar su vida y ahí también lo abracé fuerte.
-¿Cómo atravesaste el día de su fallecimiento?
-A pesar que todos esperábamos un desenlace, nos dejó de ser un shock. Estaba de vacaciones y Esteban Talpone, que estaba a cargo de LN+, me dijo que tenía que volver para hacer mi programa y que interpretara eso como un homenaje.
-¿Aceptaste rápidamente?
-No, entendía que no iba a poder. Entonces le pedí a Talpone que también convocara a Alfredo Leuco, porque, en caso que me quebrara, me podría ayudar a seguir en el aire.
El jefe
“Si voy a una fiesta, soy el primero que baila. Me muevo, hago deportes, nado. Y me divierto con la gente que trabajo. Todo eso para contrarrestar lo formal de tener que dar noticias tan duras por televisión”, argumenta el hombre de atuendo deportivo y de estricto “total black”.
-¿Te divertís con tus colaboradores?
-Sí y, respetando los rangos, trato de ser empático con la gente que trabaja conmigo. Soy una persona intensa, exigente.
-¿Es difícil trabajar con Luis Majul?
-Hay un mito que dice que soy jodido y autoritario.
-¿y vos qué respondés a eso?
-La palabra “jodido” la puedo aceptar porque soy muy exigente y me manejo con una organización muy horizontal donde todos podemos decir lo que nos parece mal. Incluso me lo dicen a mí y eso, en otro tipo de empresa, podría ser hasta un pecado. Pero, además, tengo, como líder, una preocupación excesiva por las cuestiones personales de la gente que trabaja conmigo.
-Más allá de tus espacios en LN+, en la radio y como director de medios, ¿cuáles son tus intereses hoy?
-Retomar la escritura.
-¿Estás trabajando en algo?
-Siempre hay ideas.
-¿Alguna primicia para dar?
-Mi fantasía es hacer un libro grande, de la categoría “suspense”, que sea abarcador, que suceda en Argentina y que pegue también en alguna ciudad de Europa, que mezcle el periodismo, lo policial.
-Ensayo y ficción. Rápidamente pienso en A sangre fría de Truman Capote como referente del género.
-Esto sería la versión “low cost” de A sangre fría, pero con el contexto actual, con las redes sociales de por medio. De hecho, House of Cards ya quedó vieja.
-¿Vamos con un ping pong?
-Adelante.
-¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
-Hace un ratito, en esta entrevista, cuando hablábamos sobre Jorge Lanata.
-No fue un llanto, fue emoción. ¿Cuándo lloraste realmente?
-No lloro a los gritos. Lloré fuerte con mi familia cuando hablamos sobre la muerte de Jorge (Lanata), todos lo conocían.
Legado
Luis Majul es padre de Octavio y Victoria. Su hijo varón se para en sus antípodas ideológicas, aunque eso no implica que el periodista se refiera a él con admiración por su trabajo: “Puede hacer todo lo que se le antoje, no tiene límites. Es doctor en Ciencias Políticas, muy respetado en los círculos académicos; escribió un libro maravilloso, Registro desordenado de una época caótica. Además, es músico, está en dos bandas, Fonso y las paritarias y Correo Argentino; y trabaja en streaming. Tiene un montón de laburos para llegar a fin de mes”.
-Sale al padre, trabajás un montón, aunque no para llegar a fin de mes.
-No tanto.
-Tenés la llama muy encendida.
-Mi hijo me recuerda a cuando comencé, pero, en aquel tiempo, y, sobre todo en los noventa, con el uno a uno, se podía ahorrar, comprar un departamentito, un auto o viajar.
Su hija Victoria maneja otro perfil: “Es médica, vinculada a la psiquiatría y juega al hockey. Es muy abierta, inteligente, una locomotora”. Luis Majul se casó en 1991 con María “China” Conte-Grand, la madre de sus hijos. Ella y su hija fundaron DulceAndo, un emprendimiento de mermeladas artesanales que logró gran aceptación en el mercado. Llega un mensaje y el periodista responde rápidamente. “Buenísimo mi vida, te mando un besito” y aclara “mi mujer”.
Aquella disciplina de la que hablaba Capote es enarbolada por el conductor de LN+, incluso a la hora de pensar en el respeto a su físico de 63 años de trajín. “Me cuido”, reconoce y, rápidamente, se pone a hacer flexiones de brazos y a hablar sobre la calistenia, disciplina que practica, aunque aclara que anda con alguna dificultad en el doloroso “manguito rotador”.
Para agendar
* La cornisa, domingos, a las 20.30, en LN+
* +Nación, de lunes a jueves, a las 20, en LN+
* Majul 1079, de lunes a viernes, a las 10, en radio El Observador, 107.9.