Cada inicio de temporada representa para las Leonas volver a ilusionarse con lo más grande. Y lo más grande es, a largo plazo, colgarse de una vez por todas la esquiva medalla dorada en unos Juegos Olímpicos. A corto, en cambio, el año que viene, el faro es la Copa del Mundo. Sin embargo, para soñar con todo aquello es necesario transitar un camino de construcción de un nuevo equipo que conoce muchos nombres y se familiariza con los que recién se suman, y que también tiene otras obligaciones: cuidar el legado, honrarlo y sostener la bandera argentina en lo más alto. De ello entienden perfecto María José (29) y Victoria Granatto (33), Majo y Vicky, dos emblemas de distinta condición pero iguales ambiciones.
El nuevo ciclo es, por otro lado, el principio de la capitanía de la menor de las hermanas (la comparte con Agostina Alonso), la que hace 10 años irrumpió como un torbellino en el primer equipo de las Leonas y demostró que estaba para quedarse por mucho tiempo. Vicky, en cambio, que arribó bastante más tarde y le puso punto final a su estadía en la selección apenas concluyó el Mundial 2022, está de vuelta. Es el reencuentro con la camiseta albiceleste de las que nunca dejan de encontrarse, porque en realidad se eligen a cada momento. Viven juntas, son hermanas y amigas, una dupla esencial que puede liderar desplegando un hockey de alto vuelo pero también mirar un poco más allá: “Ser conscientes de las injusticias que nos afectan también es representar a un país”, dice Majo, la dueña de la cinta, en este mano a mano con LA NACION en el que los ejes son variados: desde lo que les implica compartir el equipo y la situación del deporte argentino hasta cómo achicar la brecha con el rival cuco de los últimos 15 años: Países Bajos. Aunque esta entrevista también son series, libros, la universidad pública y risas. Es una fusión de Granattos, las que se complementan para potenciarse. Desde aquellos primeros años cuando viajaban de Florencio Varela a Quilmes o a Gonnet para jugar al hockey a los que siguieron después con la familia ya asentada en La Plata. O en Europa, atravesando más geografías. Así lo eligen.
—Un nuevo año, un nuevo inicio con las Leonas. ¿Cómo están, cómo lo empiezan y fundamentalmente Vicky, cómo es esta vuelta tras dos años y medio?
—(Vicky) Estoy muy contenta de poder estar acá otra vez, es un honor poder estar en la selección argentina. Es un privilegio y una gran responsabilidad. Estoy disfrutándolo, poder compartirlo con mi hermana para mí es único. Siempre que estamos acá lo vivimos de una manera especial, no solamente por estar en la selección, sino también porque compartirlo es lo más hermoso, no solo adentro de la cancha sino también por toda la dinámica que implica venir desde La Plata juntas (al Cenard a entrenar) tomando unos mates, poder charlar… Es hermoso e incomparable.
—¿Cómo es el día a día?
—(Majo) Somos compañeras full time, estamos todo el tiempo juntas, vivimos también juntas en Barcelona (juegan en el Junior de la División de Honor) o cuando venimos para acá como ahora. Volver a estar juntas en el seleccionado es volver a estar juntas día a día, compartiendo todo, tenemos los gustos muy parecidos así que es entrenarase, volver, comer algo, irnos a dormir la siesta obligatoria. Después un momento de lectura, mates, ella lee mucho así que es acompañarla con unos mates, tenemos todo ese día a día en el que ya sabemos cómo es la rutina y la disfrutamos mucho. Ya venimos hace años compartiendo, a veces no por obligación.
—Sí, porque recién cuando terminó el entrenamiento también se fueron las dos juntas al banco a recuperar y no paraban de charlar.
—(M) Cuando no estamos juntas hablamos por Whatsapp (risas).
—(V) Pero sí, tenemos un vínculo muy especial. Lógicamente es tu hermana, te llevás bien… Se ve como algo lógico, pero lo nuestro va un poco más allá. Para un consejo, para cuando estamos mal, para cuando estamos bien, sabemos que la palabra de la otra es fundamental y todo el tiempo estamos recurriendo a ese espacio seguro que es súper valioso: estamos muy pendientes del bienestar de la otra.
—Encima lo hace más fácil compartir lo que hacen: en este caso, el hockey. ¿Quién no podría entender algo que le pase a la otra?
—(M) Completamente, y también nos pasa con las otras dos hermanas que tenemos (Mariquena y Delfina): las cuatro compartimos el hockey, somos muy parecidas en toda nuestra forma de pensar, valores, aprendimos todo bastante igual, así que es mucho más fácil el día a día. Por eso también nos elegimos, porque sabemos que ese es nuestro lugar seguro.
—¿Hay recomendación de series o libros, por ejemplo?
—(M) Siempre que necesitamos un libro le preguntamos a Vicky, le decimos más o menos lo que queremos. Series yo, porque ya me vi todas las plataformas (risas), me encanta.
—(V) Está bueno porque sabemos que cada una de las cuatro tiene algo para aportar. Yo por ejemplo soy un queso con la computadora y Delfi es la que más me ayuda… Maru es abogada, ahora tiene otras inquietudes… Entonces es como que también sabemos a dónde ir.
—(M) Somos muchas y de todas hacemos una (risas).
—¿Ahora con qué están?
—(V) Yo estoy leyendo “La Mujer habitada”, de Gioconda Belli, que no lo había leído. Fuerte, así que estoy ahí.
—(M) Yo de series terminé “El mejor infarto de mi vida”, muy buena. Quería algo cortito para después de comer, rápido y de no pensar mucho.
—(V) Y Majo y mi papá me recomendaron “El robo del Banco Central”, el robo del banco de Cataluña.
—Vicky, estuviste afuera por decisión propia en un punto, necesitaste un impasse. ¿Cómo fue este tiempo un poco al margen de Las Leonas?
—Fue un tiempo de mucho agotamiento, creo. Después de los Juegos Olímpicos de Tokio (realizados en 2021 por la pandemia del coronavirus) terminé sin ganas, como desequilibrada mentalmente y ese mismo año me costó volver a la selección. Hubo cambio de cuerpo técnico (se fue Carlos Retegui, llegó Fernando Ferrara), lo hablé con Fer, le dije que no estaba bien para volver y él me dijo que lo más importante era mi salud mental. Entonces me dio un mes y pico después de los Juegos Olímpicos para ver si quería volver, tenía el Mundial a seis meses así que dije “voy a hacer el esfuerzo, voy a llegar al Mundial” y eso fue así, llegué con lo último que me quedaba pero después necesité frenar. Yo ya había empezado terapia para dejar la selección, no sé si me veía otra vez acá, pero la vida me volvió a dar la oportunidad y tengo la posibilidad de volver a estar en un momento bueno desde lo mental, psicológico, en todos los sentidos. Es una nueva etapa de mucho disfrute. Me cuesta todavía hablar de todo esto que pasó en estos años. Lo bueno para mí, y más importante, es que un poco por Majo, porque es mi hermana y juega en la selección argentina, en este tiempo vine al Cenard, fui a verlas a la Pro League, a los Juegos Olímpicos (de París 2024). Ese no perder el contacto con ellas hace que hoy parezca que no hubiera pasado el tiempo entre que me fui y volví. Eso para mi es hermoso.
—Muchos deportistas están hablando de esto, fundamentalmente de Tokio 2020 para acá. También es un mensaje saber que se pueden recuperar las ganas.
—Sí, obvio. Yo directamente no tenía ganas de jugar al hockey después de Tokio, fue un proceso muy duro en lo personal. Mucha terapia, mucha familia y mucha amistad hizo que esta nueva oportunidad que no me la esperaba, me encontrara de otra manera y con muchas ganas. Ese proceso lo pude hacer, obviamente no sola, pero lo pude hacer y estoy muy contenta de estar acá otra vez, de otra manera, en otro proceso, con otras energías y otra madurez.
—Majo, vos que seguro conociste ese proceso al detalle, ¿cómo tomaste la noticia cuándo te dijo que iba a volver al seleccionado?
—Cuando ella tomó la decisión después del Mundial para mí estaba en su mejor momento porque lo vivió así, se la veía al 100%, 120%, pero bueno, cada uno con sus cosas internas, sus peleas y las cosas que tiene que superar… Al principio me dio bronca, enojo, obviamente, no solo como hermana, sino también como compañera, ¿viste? Una como compañera quiere tener a las mejores y para mí ese momento fue su mejor momento. Igual, respeté la decisión y la acompañé en todo lo que pude, pero siempre intentando convencerla, día a día, nunca bajé los brazos en ese sentido. También fui cuidadosa, porque la conozco mucho, respetando sus tiempos, siempre sabiendo de que a ella realmente le quedaba una cuotita y unos años más. Pero bueno, es necesario hacer ese proceso, lo hizo y hoy la veo disfrutándolo, la veo en otro momento, más tranquila y aprovechando y valorando mucho más lo que es estar acá, porque cuando una está lejos quiere estará acá. Y es así: cuando una es más grande también le da mucho más valor al seleccionado, a la camiseta, al estar día a día. Esto nos encuentra en eso: dándole el valor que se merece.
—Vicky, también te encuentra con tu hermana capitana. ¿Qué simboliza?
—Para mí es un honor que mi hermana sea la capitana de las Leonas, que es una entidad súper importante para nosotras. Me pasa algo muy loco, porque para mí ella siempre fue mi capitana. En Santa (Santa Bárbara) jugué toda la vida y siempre fue mi capitana. Cuando era más chica, con el ejemplo, cuando tuvo la edad fue con la cinta. Para mí es eso, siempre fue una referente y cuando empecé a estar en la selección, muchos años después de que Majo empezó a estar, yo estaba acá y era mi capitana. Por más que la cinta era de otras compañeras y ese respeto estaba, yo siempre acudí a ella como una referente, siempre tenía la palabra justa, un consejo, a veces una puteada. Es un honor verla con la cinta, no lo puedo creer pero a la vez sí porque para mí es súper orgánico todo. Mi capitana de mi club, mi capitana de la selección. Es el lugar que para mí siempre tuvo.
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—Majo, ¿vos cómo tomás ese lugar?
—Cuando lo pensás un poco más y lo decís… “La capitanía de las Leonas”. Una siempre admiró y miró a nuestras capitanas, las respetó, las capitanas que tuve siempre me marcaron mucho y hoy que me toque ese rol con Agos Alonso, que encima también es de mi edad y compartimos un millón de cosas, es muy lindo. Estar en ese lugar es una responsabilidad enorme y ya pasa a ser no solo de la boca para afuera sino el ejemplo absoluto, más que nunca, pero disfrutándolo, es algo muy hermoso, me llena de orgullo. A veces no lo puedo creer y cuando lo pienso dos veces más, un poquito más, es muy grande. Porque este equipo es muy grande, no es un equipo más. El club es importante sí, pero el seleccionado argentino es muy grande. Entonces, cuando una realmente toma dimensión y lo pone en palabras: “Wow, a dónde llegué, ¿no?”.
—El año pasado el equipo consiguió la sexta medalla olímpica en 25 años; parece natural aunque no lo es…
—(M) Totalmente, y como decía antes, una de más grande empieza a dar más valor a esas cosas. Porque primero te sumás a un equipo ganador, que fue ganando un montón de cosas, pero cuando perdés y no estás… Realmente hay que darle valor a eso. Sí, las Leonas están siempre en un podio, bueno, es mantenerlo, es de una importancia muy grande, son un emblema en el país. Entonces, es una responsabilidad y hay que estar a la altura. Es importante el valor de la medalla en los Juegos Olímpicos, fue muy importante porque fue una de las pocas que se consiguieron (apenas tres). Ahora con el tiempo, siendo más grande, le vas dando mucho valor. Que para estar ahí hay que hacer muchas cosas.
—Este año no tiene Juegos Olímpicos ni Mundial. ¿Cómo se mantiene la motivación y para qué sirve especialmente?
—(M) Estos años son clave para entrenarsw y sumar jugadoras nuevas, que es lo que está haciendo el cuerpo técnico con un montón de chicas que ahora se suman a la Pro League (vs. Bélgica y Australia, hasta este 24 de febrero) que es clave para probar jugadoras, para tener una base y que pueda jugar cualquiera, eso está buenísimo. La mayoría de las jugadoras grandes se van a Europa y quedan acá chicas, se suman más en marzo, eso va a dar la calidad y la cantidad de jugadoras que puedan sumar el día de mañana.
—¿Cómo se achica la brecha con Países Bajos, el gran rival a vencer en los últimos años, el que parece estar un escalón por encima de todos?
—(V) Considero que una de las principales diferencias que hay tiene que ver con lo estructural. Hay clubes en Países Bajos que tienen siete canchas o mismo en Bélgica, jugué ahí dos años y es un poco la misma historia, ¿no? Hay mucho privado y mucho del Estado haciendo canchas. Acá en Argentina por ahí la mitad del equipo todavía está jugando en arena, eso es una diferencia estructural. Porque pienso que Argentina le puede ganar a Países Bajos, estoy convencida, porque tenemos algo que no tiene nadie, realmente no lo tiene nadie. Hay un amor por la camiseta, una garra, un montón de cosas que… De haberla peleado tanto, ¿no? No sé, pienso en nuestra carrera deportiva: jugamos en pasto hasta no sé qué edad y después jugamos en arena y justo venimos de un club que hizo la cancha de agua hace varios años… Lo hablábamos un poco el año pasado después de los Juegos Olímpicos, con Majo, por qué, por qué pasaba esto de que sabés que jugás contra Países Bajos y es difícil. Sabés que jugás ocho y le vas a ganar alguna vez, pero cuántas. Lo debatíamos porque queríamos encontrar respuestas, porque ya venimos de perder un montón de partidos importantes con ellas y no queremos perderlos más. Y pensábamos que como las Leonas en el 2000, que empezaron a ganar todo, Holanda también empezó a ganar un montón y en el mismo momento. Bueno, qué hizo Países Bajos, un montón de canchas por ejemplo. Después, allá es semiprofesional, la mayoría de las jugadoras son pagas, hasta las de club. Bueno, qué se puede hacer acá para acercar esas distancias, ¿no? Hoy en día capaz que jugás cuatro partidos y creo que le ganás dos, la idea es ganarle tres y la próxima es acercarte y ganarle los importantes. No sé si meterme en esa, pero es algo más estructural porque la calidad de las jugadoras las tenemos, el volumen, la garra y la pasión también.
—(M) Los días de entrenamiento, la preparación… Te puedo asegurar que entrenamos el doble. No es una cuestión de entrenarse más. No, viene desde otro lado y es más profundo. Cuando estuve en Países Bajos (jugó en Bloemendaal), las de selección se juntaban dos semanas antes, se entrenaban tres días y nosotras estamos acá de lunes a viernes. Claramente es otra cosa, no son más horas de entrenamiento, viene desde la estructura, como decía Vicky. La verdad es que ellas tienen todo más organizado, todo más fácil, mucho más fácil.
—¿Ese plus que caracteriza a las Leonas acorta un poco la brecha?
—(M) 100%. Y es eso, lamentablemente, porque estaría bueno también tener la igualdad de condiciones con Países Bajos, pero sí, eso es lo que nos saca lo de adentro que es inexplicable: de batallar, de pelearla, de apretar los dientes y seguir, porque muchas veces se trata de eso y poner la camiseta del país por sobre todo. Muchas veces es por sobre todo. Te acostumbrás y cuando tiene que salir, sale.
—¿Cómo ven la situación del deporte argentino?
—(M) El deporte hoy en día está muy poco valorado. Para mí, la importancia que tiene el deporte en la sociedad es infinita, inigualable. Llega a todas las personas y llega a todas las personas por igual. Es una de las pocas cosas que tenemos que realmente pueden marcar la diferencia, puede sacar a una nena o un nene de la calle. La escuela también, obviamente, pero creo que en el deporte podemos hacer un montón de cosas más. Reamente estaría bueno darle la importancia que se merece y amerita. Porque después las medallas, los triunfos los festejamos todos, pero en el proceso la verdad es que se pueden hacer muchas cosas más y hoy está bastante poco valorado, no tiene la importancia que debería tener en la sociedad.
—Ustedes contaron varias veces que en los inicios tenían que compartir entre las cuatro hermanas a veces el palo, a veces las zapatillas… ¿Hoy el hockey lo puede practicar cualquiera?
—(V) Hablando de lo que decíamos antes, de cuando surgieron las Leonas y un poco del proceso de ganarlo todo y de masificación del hockey… Yo creo que hoy vas a cualquier lado, a cualquier barrio popular, a cualquier colegio bilingüe, a dónde sea y las pibas están jugando al hockey y eso me parece espectacular, es algo que pocas veces dimensionamos, porque esto tiene poco más de 20 años. A veces no dimensionamos, como decía Maji, el potencial que tiene el deporte. A nosotras como mujeres nos dio un lugar espectacular, porque me acuerdo, cuando yo empecé no había deportes de mujeres, las mujeres hacíamos gimnasia… No estaba bien visto, vivíamos en otra sociedad, mucha más conservadora y las Leonas rompieron con eso y para mí por eso, más allá del hockey, esto es darnos un lugar en el deporte, al aire libre, copar los potreros. Porque no es que solamente jugamos en cancha de agua, jugamos en los potreros, en el barro, seguimos jugando en pasto, donde se pueda armar una canchita, en una canchita de fútbol cinco, nos juntamos entre amigas… Veo el proceso de lo que es Mami Hockey, mujeres que por primera vez en su vida están haciendo deporte colectivo, es como sacarnos de casa. Y me parece espectacular. Y es el hockey porque es el deporte que más mujeres practican en Argentina y también es porque las chicas hicieron un camino donde no había nada a pulmón. Las Leonas lograron todo lo que lograron por amor a la camiseta y por heroínas, porque lo hicieron todo desde la nada. Se bordaron la Leona en la camiseta, a ese nivel, ¿no? Y por eso veo nuestro devenir como jugadoras de potrero, como chicas que hacíamos deporte en Florencio Varela y cómo el hockey nos fue abriendo un montón de puertas y nos cambió la vida. Literal, cosas que no pensábamos que íbamos a poder hacer nunca nos la dio el deporte, obviamente nuestros padres que nos llevaban a todos lados también. Por eso siempre estaré muy agradecida a toda esa generación de mujeres que hizo ese camino.
—Majo hace un rato mencionaba la educación como otro aspecto clave y vos, Vicky, hace poco hiciste un posteo agradeciendo haber sido el mejor promedio de tu carrera en la Universidad Nacional de la Plata.
—(V) Sí, es algo que mamamos mucho en nuestra casa también. Son nuestro papá y mamá que siempre nos inculcaron que teníamos que estudiar (ella, profesora de geografía; él, de historia), nos decíamos “agarrá los brolis” cuando éramos chiquitas porque sabíamos que teníamos que estudiar, que el deporte nos iba a abrir un montón de puertas pero que también teníamos que llegar a esos lugares con un montón de herramientas que nos da el estudio, ¿no? Somos unos privilegiados de tener una universidad pública, de poder estudiar ahí, obviamente con la selección es muy difícil, yo tardé 10 años en recibirme, no es fácil con esta vida, pero estudiar es para nosotras lo más importante.
—(M) Es importantísimo estudiar no solo por la carrera universitaria, como decía Vicky, las herramientas que te da para la vida, leer un libro, estar formada, una puede formarse sus propias ideas, te forma como persona, te forja como ciudadana.
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—¿Y doblemente valioso si se tiene en cuenta que el deportista es una persona que se jubila joven?
—(M) Es súper importante. Y la verdad que hoy en día acá todas las chicas tienen su carrera, la hacen como pueden pero la tienen, eso es muy importante. En las giras, en las concentraciones, cuando tenemos libre siempre que no se duerme la siesta, bueno, nos quedamos todas estudiando y eso está buenísimo. La virtualidad hoy en día cambió mucho y abrió muchas más posibilidades porque antes hacerlo presencial era imposible, pero hoy tenemos la oportunidad de hacerlo y hay que aprovecharla.
—Majo, en algún momento comentaste que había temas que no se hablaban en el seno del equipo, sobre todo vinculados a cuestiones sociales. ¿Hoy esa situación cambió o una elige con quién hablar ciertas cosas?
—(M) Sí, más o menos vas viendo la afinidad de cada una (risas). Yo en estos 12 años que estoy acá aprendí mucho que hay temas que a veces no se hablan y hay temas que sí y según con quién, ¿no? Pero hoy en día los tiempos están cambiando mucho y hay cosas que nos atraviesan 100%, hacer la vista gorda es muy raro porque son cosas que nos afectan y muchas veces tienen que ver con las políticas. Hoy todo es político, no podés decir que no. Entonces, es importante ser conscientes de esas cosas, de las injusticias que nos afectan como sociedad y tenerlas claras. No quiere decir que seas partidaria ni nada, sino que realmente te influyen las injusticias, te dan bronca, te molestan, te angustian. También eso es representar a un país para mí. Es importante hablar esos temas y tenerlos claros.
—¿Hoy hay algo que te dé bronca o te preocupe más?
—(M) La verdad es que a mí me preocupa hace años la realidad del país, hay mucha pobreza, cada vez más y la ves día a día. Y lo más reciente es esto de que la mitad del país haya tenido que salir a la calle a defender derechos que ya se habían conquistado. Todo el día a día preocupa. Nosotras estamos muy inmersas, no somos ajenas a nada y por más que estés o no de ese lado, lo que le pasa al otro te pasa a vos también. Desde chica nos inculcaron eso. Hay que ser conscientes.
—(V) Para sumar a Maji, que creo que lo que dijo es súper certero es que no podemos dejar los valores, nuestras creencias y nuestro pensamiento crítico en la puerta del Cenard (la casa de entrenamiento de las Leonas y del deporte argentino). Eso es algo que es propio de nosotras, realmente lo creemos y lo sentimos de esa manera, no para imponer ningún tipo de posicionamiento sino para poder debatir algunas cosas. Hoy está todo mucho más abierto, por ahí de un tema todas podemos opinar y lo hacemos, todas sabemos lo que pensamos y todo se da en el marco de mucho respeto. Como dice Majo, es muy importante la empatía, porque a veces hay cosas que a una no le toca en lo más íntimo, pero ser empáticos es una característica que no podemos perder nunca y que en definitiva nos hace seres humanos. Particularmente pienso en esas dos manifestaciones, en la marcha en la que salió la mitad del país más o menos revalorizando derechos que ya habíamos conquistado y un poco lo que pasó con la Universidad. A mí me toca fibras muy sensibles, soy muy de la Universidad Pública y para mí es muy importante que cuidemos cosas que son bastiones de nuestro país, que nos hacen distintos a nivel mundial y es la única forma que tenemos de seguir creciendo.
—(M) Sí, y que van más allá de todo, son derechos de las personas: el estudio, el poder vivir libremente, en igualdad, son cosas que no se pueden ni discutir.
—Cómo les gustaría cerrar el año en lo deportivo. ¿Qué cosas las dejarían conformes si esta nota fuese en diciembre?
—(M) La verdad es que tenemos muchos objetivos este año, porque ahora volvemos y son los últimos meses con el club, con el Junior ahí en Barcelona, que es la parte definitiva en la que tenemos Copa de la Reina y también la chance de jugar un Final Four, así que estaría buenísimo por lo menos volver con un campeonato ahí, sería un sueño, nos encantaría. Y a nivel selección obviamente ganar la Copa América (entre julio y agosto, en Montevideo, Uruguay) para clasificarnos al Mundial del año que viene, pero también sabiendo que tenemos primero estos partidos hermosos en Santiago del Estero que los vamos a disfrutar: volver a jugar juntas, volver a jugar acá en el país, a full. Ojalá si nos volvemos a ver en diciembre y charlamos que sea con alguna de estas cosas conseguidas, que serían muy lindas.