El municipio de San Isidro inició el 22 de enero los trabajos de renovación de la zona aledaña al monumento a los 33 Orientales, en la costa de Beccar. Según explicaron fuentes del municipio a LA NACION, actualmente la zona, un espacio de 5000 m², no cuenta con infraestructura ni iluminación. “Hoy los vecinos acceden a un predio sin infraestructura, con poco césped y sin áreas de encuentro”, aseguraron.
La finalidad de este proyecto, que cuenta con una inversión de $900 millones, es “recuperar el espacio para que los vecinos quieran permanecer en el lugar y disfrutar la cercanía con el río”, según el municipio. La renovación de este terreno, cercano al barrio privado Boating Club, constará de la incorporación de una rambla accesible con la que buscan incentivar el uso de la costa. Además, se sumarán espacios verdes con árboles, mesas, bancos y se incorporarán bebederos y zonas para bicicletas.
Durante la primera etapa, que está previsto que finalice en abril, se restaurarán los monumentos del General Juan Antonio Lavalleja y 33 Orientales. La fecha de inauguración coincide con la conmemoración de los 200 años del desembarco de los 33 Orientales.
Según indicó el municipio, el proyecto no responde a una demanda puntual de los vecinos, sino a una oportunidad para elevar la calidad del espacio en conjunto con toda la costa de San Isidro. “Hoy no es una zona agradable, sino un lugar muy degradado a nivel infraestructura”, informaron.
La segunda etapa consistirá en la integración de un sector de juegos infantiles inspirados en el desembarco de los 33 orientales. Está previsto que las obras de esta fase finalicen a mediados de 2025.
Por su parte, el intendente de San Isidro, Ramón Lanús destacó que esta obra tiene la finalidad de crear “una costa integrada a San Isidro y accesible, con espacios para que todos los vecinos puedan disfrutarla”. Según informaron desde el municipio, el proyecto busca generar un camino costero, desde 33 Orientales hasta Malloys.
No al barrio cerrado
En octubre de 2024 se dio de baja el permiso para la construcción de un barrio cerrado en la zona de Malloys, llamado Costa Townhouse Al Río, que incluía la construcción de ocho viviendas con vista al río, elaboradas en tres pisos. Según el municipio, el proyecto “generaba una barrera urbana inconsistente con la mirada que tiene la administración actual para la costa de San Isidro”.
El terreno, que se encontraba cercado, correspondía a dos restaurantes clásicos de la zona, Fedras y la antigua sede de Malloys, que fueron demolidos a finales de 2023 para la construcción del barrio privado. “Queremos tener una costa accesible y caminable, es decir, mantener la zona ribereña pública y asegurar el acceso de los vecinos. Ese proyecto hubiera puesto un paredón y hubiera continuado con esa política de obstruir el paso de los vecinos”, dijeron fuentes municipales.
La construcción de este proyecto fue aprobada el 10 de noviembre de 2022, a través del decreto número 1974. Pero en septiembre de 2024 la gestión de Ramón Lanús firmó un decreto que dejó sin efecto al anterior, a causa de varios incumplimientos a las condiciones esenciales a las que se había sujeto la primera autorización. Entre estos requisitos se encontraba el de mostrar la factibilidad de las empresas prestando servicios de agua potable, luz y electricidad, lo que implicaba ejecutar obras como cloacas que, según la nueva resolución, no se encontraban contempladas dentro de los planes de obras de AySA.
Tras la suspensión, realizaron en enero un operativo de limpieza en el terreno. “Los restos de escombros y basura de las demoliciones realizadas en el lugar convirtieron la zona en un espacio peligroso. Lo estamos limpiando para poner en valor la zona, terminar con el estado de abandono, permitir un acceso público al río y prevenir la proliferación de plagas o enfermedades como el dengue”, informaron el 13 de enero las fuentes municipales. Los gastos del operativo de limpieza fueron cubiertos por los propietarios del terreno, según lo dispuesto por el tribunal de faltas.