CÓRDOBA.- Una nueva baja sufrió el gobierno de Javier Milei: renunció Fernando Sibilla, presidente de la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea). Había asumido hace un año. En sus redes sociales, compartió anoche su decisión, a la que calificó de “personal, difícil pero meditada”.

“En un contexto adverso, nos propusimos metas claras y, con orgullo, puedo decir que hemos cumplido los objetivos, generando transformaciones que marcan un antes y un después para esta empresa estratégica del país. Hoy Fadea está en mejores condiciones competitivas que hace un año”, afirmó.

Hasta que llegó a la fábrica, Sibilla era presidente de la Agencia de Competitividad de Córdoba, cargo en el que había sido ratificado por Martín Llaryora (lo había designado Juan Schiaretti); antes fue secretario de Industria provincial. Tanto él como Antonio Beltramone, asesor del directorio, estuvieron en la conducción de la fábrica durante la presidencia de Mauricio Macri.

La empresa quedó afuera de la lista original de empresas que Nación pretendía privatizar. Achicó su plantel en 150 personas (de 920 a 770), se puso en marcha un nuevo convenio colectivo de trabajo y los costos operativos cayeron alrededor del 35%. La búsqueda de negocios privados sigue siendo el gran desafío.

Hace un año, la asamblea en que Sibilla fue nombrado presidente.

En su comunicación, Sibilla menciona: “La reorganización integral con nueva estructura por unidades de negocios; productividad y ahorro de costos superiores a US$8 millones en un año; fortalecimiento operativo mejorando sus capacidades; modernización laboral con un nuevo convenio colectivo de trabajo; restablecimiento de proveedores externos; desarrollo industrial local con un plan de outsourcing de más de 4000 horas de trabajo especializado; recuperación de certificaciones internacionales que nos permiten intervenir aviones extranjeros y fortalecimiento de alianzas estratégicas consolidando relaciones con actores globales como Etihad Engineering, Embraer y Akaer”.

Sin ninguna mención al gobierno nacional, plantea que el “desafío exige que todos los actores asuman la responsabilidad de tomar decisiones para profundizar esta transformación. El tiempo que toca requiere foco, visión y compromiso para consolidar los avances”.

En los últimos meses del año pasado, trascendió que la administración provincial tenía interés en hacerse cargo de la empresa. Podría incluírsela en el acuerdo de consolidación de deudas con Nación. Implica hacerse cargo de un establecimiento que, hoy por hoy, constituye un pasivo. Los principales clientes siguen siendo del Estado. El plan del directorio para este año era facturar al menos la mitad con clientes privados.

La empresa fue orgullo del país en los ‘50. Después, perdió peso en la producción. En los 90, fue privatizada y reestatizada en 2009. La gran apuesta histórica es el Pampa IA-100, que está pensado para el mercado de las fuerzas armadas de los países de ingresos medios y bajos. Dos de sus focos principales son América Latina y África. El precio de la unidad es de unos US$1,2 millones. Siempre hay conversaciones pero no se cierran los acuerdos.

“Me despido con la tranquilidad de haber mantenido firme mis convicciones, de haber entendido la necesidad de cambio hacia un nuevo modelo de negocio y de haber trabajado incansablemente hasta quedarme sin aliento, como esta fábrica se lo merece. Estoy seguro que el Directorio que continua en gestión podrá profundizar los logros conseguidos”, finalizó Sibilla su posteo.