La apuesta no dio resultado. La idea de presentar una formación alternativa se derrumbó en el inicio del partido en el resultado y se hizo cuesta arriba en el plano futbolístico. El ensayo de Racing se enredó en Victoria, donde Tigre hizo de su estadio una fortaleza: el Matador ganó sus tres partidos y no recibió goles. El triunfo 1 a 0 sobre la Academia lo elaboró a partir del gol de Jabes Saralegui, a los cuatro minutos, y lo sustentó con el despliegue, el sacrificio y la concentración para desandar el plan que ideó el entrenador Diego Dabove. Un éxito que acomoda a Tigre en la tabla de posiciones del Grupo A, que por ahora tiene a Estudiantes como puntero. Una caída que le impidió a Racing treparse a la cima, aunque seguramente la preocupación puertas adentro será que el recambio no incomoda a los habituales titulares.
Tigre es un rival que últimamente se cruzó en momentos festivos de Racing. El empate 1 a 1 posibilitó ganar la Superliga 2019, con Eduardo Coudet en el banco de los suplentes, y la victoria 2 a 0, ese mismo año, para alzar el trofeo de Campeones en Mar del Plata. Una serie de ocho partidos sin derrotas ante el Matador, con seis éxitos, estadística y antecedente que alentaba a la Academia en la visita al estadio José Dellagiovanna. También el inicio auspicioso, con tres triunfos en cuatro partidos en el campeonato eran buenas señales. Pero el Matador hizo valer el empuje y la energía que descubre con el apoyo de su público y revalidó esas sensaciones en el marcador: Saralegui, con un remate desde el borde del área, sacudió la red en los primeros compases del juego.
En ocho días, Racing enfrentará al primer episodio del primer desafío del año. La Recopa Sudamericana, frente a Botafogo, es el reto y también una ilusión para la Academia, que el 20 y el 27 del actual mes dirimirá con el campeón de la Copa Libertadores una estrella internacional. Un título que representa el momento particular que desandan los dos clubes: Racing volvió a celebrar una conquista en el continente después de 35 años; los brasileños sumaron su segunda corona en torneos de Conmebol en poco más de tres décadas. No tomó riesgos el técnico Gustavo Costas con Tigre –el programa indica que el sábado jugará con Argentinos, desde las 21.30-, y alistó a una alineación sin las figuras. De los habituales titulares, Maximiliano Salas fue el único que se hizo presente; las apariciones de Santiago Quirós y de Nazareno Colombo en la defensa se repiten desde el último festejo ante Boca –el sábado pasado-, aunque se deben a las ausencias por las lesiones de Agustín García Basso y Santiago Sosa. La inclusión de Matías Zaracho –ingresó desde el banco de los suplentes en los cuatro encuentros anteriores-, un síntoma del rodaje que desea el entrenador para el volante que retornó al club, después de su paso por el fútbol brasileño.
Resumen del triunfo de Tigre sobre Racing
La Liga Profesional es el laboratorio para el entrenador Costas camino a ese mata-mata que se definirá en Río de Janeiro. El director técnico rearma la estructura con la que rompió el hechizo internacional y a la que intenta imprimirle un sello que perdure en el tiempo, aunque los episodios modifican por pasajes el espíritu: García Basso, el dueño del lateral izquierdo, sufrió en el debut con Barracas Central un traumatismo producto de un golpe en el gemelo y el sóleo derecho y todavía no volvió a practicar a la par del plantel. Su regreso es una incógnita. Santiago Sosa es la voz de mando de la zaga y padeció un esguince en la rodilla derecha en la derrota con Estudiantes y desde entonces no es parte de la convocatoria; a la lista se sumó el goleador Adrián Maravilla Martínez, con una distensión en el sóleo izquierdo, tras el éxito en el clásico con Boca.
En el corto recorrido del torneo argentino, Racing fue emparchando posiciones. La ausencia de Juan Nardoni ante Estudiantes enseñó cuál es el valor del volante en la estructura. Racing fue una sombra en La Plata, tuvo el peor partido en mucho tiempo y cayó sin atenuantes. Un llamado de atención, porque la baja producción futbolística fue colectiva y también de sus individualidades, que se enseñaron por debajo del nivel y agotados, con una marcha menos, ante un rival que fue una tromba y que se impuso desde el físico y en el marcador con dos goles de sus volantes centrales, Ascacibar y Neves. Los cinco partidos en 18 días y una agenda que se enseñará apretada –la Academia tendrá cuatro frentes, entre el torneo local, la Copa Argentina, la Copa Libertadores y la Recopa Sudamericana-, invitarán en más de una oportunidad a rotar las piezas.
Un intento de Zaracho de ser prolijo en la salida, tras un envío desde la derecha, derivó en el gol de Tigre, que en cuatro minutos desestabilizaba a Racing. Un tropiezo que invadió de dudas a una alineación sin rodaje y que precisaba de minutos para tomar confianza, pero descubrió que tendría que rearmarse y correr desde atrás en el juego y en el marcador. Un sistema que ya es conocido –el dibujo táctico 3-4-3 es el preferido por Costas-, aunque con intérpretes que buscan rodaje para incomodar las decisiones del entrenador. Movió con criterio el balón la Academia, pero careció de profundidad: el uruguayo Adrián Balboa, que lanzado desde el banco de los suplentes tenía poder de fuego, no tenía respaldo futbolístico en Zaracho, Baltasar Rodríguez ni Salas; tampoco Federico Mura o Ignacio Rodríguez rompían por las bandas y Tigre, con poco juego, era punzante: Ignacio Russo, con un remate de cabeza, provocó la reacción del arquero Cambeses; más tarde, el atacante –hijo de Miguel, actual DT de San Lorenzo- puso en apuros a la defensa.
Sin respuestas en la cancha, Racing las buscó entre algunas de sus piezas de recambio, que son los habituales titulares. Nardoni, Gastón Martirena y Luciano Vietto, el tridente al que recurrió Costas, que además completó el cupo de modificaciones con Santiago Solari y Ramiro Degregorio. Una vez logró incomodar al arquero Felipe Zenobio, con un cabezazo de Vietto; en el desarrollo no desacomodó las dos líneas de cuatro futbolistas –defensores y volantes- que propuso Tigre, que festejó porque suma, trepa y rompió una serie negativa que tenía con la Academia.