ROSARIO.-Primero secuestraron 15 paquetes de marihuana enterrados en el patio de un pabellón de la cárcel de Las Flores en Santa Fe. El hallazgo disparó que el fiscal federal Gustavo Onel pidiera que se allanara toda la penitenciaria que aloja a 1800 internos. Esta medida arrojó varias sorpresas: incautaron más drogas, celulares, chips y 1200 facas, lo que marca la falta de controles que había en esa cárcel, donde la mitad de los internos son “ofensores sexuales”. El gobierno de Santa Fe decidió intervenir este penal y desplazar a la cúpula de agentes penitenciarios que conducían el edificio. Se sospecha de una fuerte connivencia porque los cinco kilos de marihuana secuestrada se vendían dentro de la cárcel.

La saga comenzó, según informaron fuentes del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, cuando a fines de diciembre y a mediados de enero agentes del Servicio Penitenciario encontraron dos balanzas de precisión en el pabellón Nº6 de la cárcel de Las Flores, en Santa Fe.

El hallazgo aportó como sospecha que dentro de la cárcel se fraccionaba droga. No se habían equivocado. El jueves pasado, agentes del SP encontraron en el patio de ese pabellón, al que se lo conoce como el de “Los hermanitos”, porque los internos son evangélicos, cuatro kilos de marihuana, que estaban enterrados en el patio. Eran 15 paquetes de cannabis que estaban escondidos bajo tierra. Los agentes penitenciarios se dieron cuenta porque la tierra estaba removida en ese patio. Cuando escarbaron hallaron la droga.

La droga fue encontrada en uno de los pabellones de la cárcel de Las Flores

Ese fue el primer capítulo. Lucía Masneri, secretaria de Asuntos Penales, explicó en diálogo con LA NACION que hicieron la denuncia en la Fiscalía provincial de Santa Fe, aunque el caso, por la cantidad de droga secuestrada, quedó en manos del fiscal federal Gustavo Onel, que ordenó ese mismo jueves a la noche a efectivos de Gendarmería un allanamiento de toda la cárcel.

Esa medida recién va a terminar este miércoles a la tarde. La estrategia que usó el funcionario judicial fue que los allanamientos no entorpecieran demasiado el funcionamiento de la cárcel, por lo que la inspección de unos 100 gendarmes se hace durante la tarde y la noche.

A medida que los efectivos federales empezaron a requisar esa cárcel, en la que actualmente están alojados 1800 presos, empezaron a “aparecer” más cosas extrañas, que –casualmente- fueron encontrados por los agentes penitenciarios, como otros cuatro panes de marihuana que fueron secuestrados este martes en mismo patio donde habían sido encontrados el jueves pasado 15 paquetes de marihuana. “Creemos que ante la presencia de los gendarmes, los agentes del SP empezaron a hacer aparecer cosas prohibidas para blanquearlas”, apuntaron fuentes de la investigación.

La sospecha que comparten tanto los investigadores judiciales como en el Ministerio de Seguridad de Santa Fe es que dentro de la cárcel se acopiaba y se vendían estupefacientes. Aún no se logró determinar en la pesquisa qué internos estarían al frente de este negocio y si este esquema cuenta, como se sospecha, con la complicidad de los guardiacárceles.

El pabellón donde se secuestró la marihuana está coordinado por el pastor Juan Carlos López, que carga con fuertes acusaciones de familiares de los presos, que advirtieron que este religioso cobra una tarifa por recibir a determinados internos en ese lugar, donde está garantizada no sólo la seguridad y la tranquilidad de los reclusos, sino también, como se desprende de esta saga, del acceso a drogas. López desempeña una tarea pastoral desde hace tiempo en este penal santafesino, pero las autoridades y otros religiosos pentecostales lo miran de reojo, por cierta “permisividad” con el manejo de los internos.

Investigan el origen de la droga hallada dentro de un penal santafesino

El trabajo de los gendarmes y de los agentes del SP dieron resultados sorprendentes durante los últimos días, que da indicios de cierto descontrol dentro del penal, que el viernes pasado fue intervenido por el Ministerio de Seguridad de Santa Fe. Desde ese día, Gastón Brun, secretario de seguridad del SP, quedó como interventor del penal de Las Flores, donde el perfil de los presos es diferente a otras cárceles más grandes de la provincia, como Piñero y Coronda, en el que los pabellones de alto perfil están repletos de cuadros medios de las bandas narco. En Las Flores la mitad de la población carcelaria son los llamados “ofensores sexuales” y el resto, en su mayoría, son reclusos que ingresaron por delitos comunes.

Durante las requisas que se iniciaron el jueves a la noche, los gendarmes secuestraron 66 celulares, 16 chips de telefonía móvil, 15 pen drive, 101 gramos de cocaína, seis plantas de marihuana, 121 gramos en envoltorios y lo que más llamó la atención fue la cantidad de “objetos cortopunzantes”, conocidos en la jerga como chuzas o facas: 1205. En una población de 1800 internos sorprende la cantidad de este tipo de armas. En el SP de Santa Fe señalaron que muchas de esos elementos eran tenedores. Pero fuentes de la investigación en el fuero federal advirtieron que se trataba de tenedores afilados, con punta.

Según fuentes de la investigación federal, en una oficina de personal del Servicio Penitenciario se secuestraron 60 gramos de cocaína, distribuida en varios envoltorios. También este martes se identificó que alguien desde fuera del penal había arrojado un revólver hacia el patio del pabellón 10, que es uno de los más cercanos al cerco perimetral. El arma estaba en mal estado y sin municiones.

En otra requisa que se realizó el año pasado, también se secuestró marihuana en el pabellón de “Los hermanitos”, donde se incautaron 443 gramos distribuidos en tres paquetes envueltos con bolsas de nylon negras y cinta de embalar transparente.

Incautaron cuatro kilos de marihuana dentro del penal de Las Flores

La compleja situación que emergió en el penal de Las Flores derivó en que el gobierno provincial ordenara la intervención del penal, con un funcionario político. Fueron desplazados cuatro jefes que conformaban la cúpula de la administración de la penitenciaria. La investigación federal apunta a identificar cómo y quiénes lograron ingresar la droga a la cárcel y qué hacían con ella. Fuentes de la Justicia Federal no descartan que se realice una imputación por incumplimiento de funcionario público.

Los allanamientos en la cárcel que se llevan adelante desde el jueves pasado provocaron el malestar de familiares de los internos, que este martes protestaron en la puerta de la cárcel, donde incendiaron cubiertas. La bronca de los parientes de los internos creció durante las últimas horas porque no pueden ingresar al penal los llamados “bagayos”, los bultos que están dirigidos a los reclusos, que contienen comida y víveres y muchas veces elementos prohibidos.

“Nosotros vinimos de forma pasiva, pero nadie nos da respuesta, nadie se acerca a entendernos. Ni siquiera sabemos hasta cuando va a seguir esto y estamos desesperados”, sostuvo una mujer, pareja de un preso, que advirtió: “Muchos pabellones no tienen agua, y hay tres personas por celda. Queremos ingresarles comida y un bidón de agua”.