El video dura 49 segundos y tiene un destinatario: Lionel Messi. Del otro lado de la cámara, Ricardo y Martín Franzosi le cuentan su historia al capitán de la Selección. “Somos dos hermanos que estamos cruzando el África en un Citroën 3 CV modelo 73 con dos volantes para manejar en ambos lados. En estos momentos estamos en Zambia. Ya recorrimos seis países y nos venís salvando con la policía”, dice Ricardo y le pasa la posta a Martín. “A cada policía que nos para, y que no sabe bien dónde queda Argentina, le entregamos un presente que es un sticker tuyo. Así que desde acá, entrando a Zambia, te queremos agradecer infinitamente todos los problemas que nos ahorraste”, explica el menor de la dupla. “Nos has salvado, Lionel. Una vez más”, remata Ricardo con el pulgar hacia arriba.
La secuencia, publicada el 6 de febrero pasado en la cuenta @travesiaafricana3cv, se hizo viral. Pero… ¿cuál es la historia detrás de los argentinos que van por África con la imagen de La Pulga como bandera?
Los Franzosi tienen 55 y 53 años y son de la localidad bonaerense de Vicente López. Uno es médico cirujano, el otro se dedica al rubro de la indumentaria. Sus caminos, aunque distintos en lo profesional, convergen en una misma pasión: la aventura. “Compramos ese auto hace quince años para viajar juntos y aprender mecánica. Empezamos con un viaje por Argentina y luego seguimos por toda Latinoamérica”, cuenta Ricardo desde Zambia en videollamada con Infobae.
La travesía africana comenzó el pasado 3 de enero en Luanda y culminará el próximo 28 de febrero en Ciudad del Cabo. El objetivo: conmemorar el primer cruce de África de norte a sur, realizado en 1924. No es la primera vez que los hermanos visitan ese continente. “En diciembre de 2022, cuando se cumplieron 100 años del primer cruce en Citroën del desierto del Sahara, replicamos el mítico viaje comandado por George-Marie Haardt. Del recorrido original, que llegaba hasta Malí, hicimos el 80% porque no pudimos pasar la frontera. Pero cruzamos el Sahara en Argelia: fueron 6.000 kilómetros por el desierto”, recapitula Martín. El momento coincidió con el Mundial de Fútbol de Qatar y eso le aportó un ingrediente extra al viaje de los Franzosi. “Vimos los octavos, los cuartos, la semi y la final en Argelia. Como son excolonia francesa, todos hinchaban por Argentina”, agrega Ricardo.
Durante aquella travesía, Ricardo y Martín descubrieron que el fútbol y la figura de Lionel Messi despertaban todo tipo de pasiones en los africanos. Por eso, para este segundo viaje, se fueron preparados: “Mandamos a hacer un montón de stickers con la figura de Leo. Nuestra intención era repartírselas a los chicos porque sabíamos que lo adoraban. No te imaginás cómo les cambia la expresión cuando les das el sticker de Messi. No pueden creerlo. Para ellos es una alegría y, para nosotros, una forma de devolver a África todo lo que nos está dando”.
Sin embargo, lo que comenzó como un simple obsequio terminó convirtiéndose en una inesperada herramienta de viaje. Ricardo lo explica así: “En África, son muy comunes los controles policiales: cada determinada cantidad de kilómetros te hacen detener el auto y te piden papeles. El asunto es que, en algunos lugares, no hablan inglés, sino que hablan swahili (NdR.: una lengua africana hablada sobre todo en Tanzania y en Kenia) y los interrogatorios se hacen muy difíciles. Entonces, surgió lo de la figurita de Messi. Se las mostramos y, de inmediato, nos responden con una sonrisa. Te dicen: ‘I know Messi. He is my friend’ (Yo conozco a Messi, es mi amigo). Es una manera de tener un primer approach con alguien de una cultura totalmente diferente, pero que enseguida empatizan con nosotros”.
Mucho más que dos
El Citroën en el que viajan Ricardo y Martín avanza a 70 kilómetros por hora y funciona como una especie de imán para los curiosos que, cuando lo ven llegar, se acercan a pedir una foto y a conocer la historia de los Franzosi.
“El auto tiene 51 años y es muy vistoso porque está ploteado con paisajes de Argentina: de un lado se ven las Cataratas del Iguazú; del otro, el glaciar Perito Moreno. En el capó está la bandera argentina junto con las banderas de los países de África que hemos visitado. Además, le sumamos a la Selección levantando la Copa del Mundo en Qatar. De un lado está Messi, del otro Maradona y, en la cajuela, el equipo entero”, explica Ricardo sobre el vehículo al que bautizaron “El Principito”.
Por dentro, también tiene una particularidad: cuenta con dos volantes. “Pusimos el doble comando para adaptarnos a las normas de los países que fueron colonias inglesas y que manejan del lado derecho. A veces costaba que lo entendieran en Argentina, imaginate acá. Una vez un niño me preguntó si el auto volaba”, dice Ricardo.
—¿El fanatismo es solo por Lionel Messi o conocen a otros jugadores de la selección Argentina?
Ricardo Franzosi: Messi es la figura predominante entre el personal policial y los niños. Pero también conocen a Maradona y se habla de (Ángel) Di María, Julián Álvarez, Enzo Pérez y Alexis “el colorado” MacAllister.
Martín Franzosi: En todos los países, excepto en Botsuana, el deporte nacional es el fútbol. El domingo hubo un partido de la Champions y, en la ciudad donde estábamos, todos andaban con camisetas: uno con la remera del Arsenal, otro con la del Tottenham y yo con la de Messi.
—Llevan viajando casi un mes y medio. ¿Pueden compartir alguna anécdota?
RF: Cuando arrancamos la travesía éramos cuatro e íbamos en dos autos: “El Principito”, que es el nuestro, y “Mafalda”, donde viajaban José Izquierdo (64) y su hijo, Agustín (35). Entrando a Zambia, a uno de ellos le robaron la mochila con el pasaporte, lo que generó un problema enorme. Como tenía doble ciudadanía, tuvo que ir hasta Zimbabue, a la embajada española, a conseguir un pasaporte transitorio. Ahora nos están esperando en Sudáfrica para terminar la travesía juntos.
MF: A mí me gustaría decir que, en este tiempo, rompí con el mito de que a los argentinos no nos quieren. Donde llegamos, ya sea por el auto o por el tipo de viaje que estamos haciendo, nos abren las puertas y se interesan por nuestra historia. Hay un montón de valores que Argentina transmite con el deporte, no solo en África, sino también en América Latina.
—¿Dónde se hospedan?
MF: En general le escapamos a las capitales: preferimos dormir en pueblitos o en ciudades pequeñas. Ahí paramos en hoteles o en casas de familia. En Namibia, por ejemplo, estuvimos en un campamento, en el Parque Nacional Etosha, y dormimos en carpa. Más allá de la conmemoración del centenario del primer cruce de África, nosotros viajamos para conocer otras culturas. Entonces, el hecho de convivir con las personas que habitan los distintos países nos dio la posibilidad de entablar un vínculo. Y eso es maravilloso.
RF: Cuando viajamos a Argelia, la escasez de hoteles nos llevó a alojarnos en casas de familia. Allí, las viviendas suelen contar con una sala especial para recibir a los huéspedes, con colchones en el suelo y un pequeño baño. Primero te invitan a compartir un té, como parte de su tradición, y luego te ofrecen quedarte a dormir. En algunas ciudades, incluso cuando teníamos hotel reservado, al llegar nos esperaba algún familiar de quienes nos habían alojado antes, listo para llevarnos a su casa. Rechazar la invitación no era una opción. Si no íbamos era visto como una ofensa.
—¿Les gustaría que Messi les contestara algo?
RF: La verdad ese video lo hicimos sin ninguna intención, si lo veía Messi o le llegaba, fantástico. Pero no tenemos la expectativa de que nos conteste algo porque nunca fue nuestro objetivo.
MF: El video fue algo que grabamos de manera espontánea después de haber entregado una figurita en un control policial. Estábamos los dos contentos, luego de haber cruzado la frontera entre Tanzania y Zambia, que fue una frontera difícil.
El 1° de marzo, Ricardo volverá a su trabajo en el hospital y Martín a su empresa. “Tengo dos frentes”, dice el menor de los Franzosi. “Mi socio y mi mujer. ¡Y mis hijos ni te digo!”. “Viajar con un Citroën abre muchas puertas. Y si eso no alcanza, siempre queda Messi”.