Con los licuados ya pasamos por varias modas, más aún si sumamos los jugos verdes, esos que, aunque se hacen en juguera, muchas veces caen en la misma categoría.

Extrañamente, en la Argentina no pegaron los locales de smoothies que vemos en otros lugares, quizás porque nuestro consumo de fruta es menor, pero en muchos países vecinos se multiplican locales de licuados y jugos en distintos barrios de cada ciudad: en gimnasios, estaciones de tren, shoppings… Varía el marketing o los ingredientes, pero el concepto es el mismo: licuar frutas, vegetales y algún que otro ingrediente, desde cúrcuma o proteínas hasta simplemente azúcar.

En distintas partes del mundo encontramos que, a fuerza de mortero y después licuadora eléctrica, se hacen preparaciones frescas y bebibles. A base de yogur dulce en la India (lassi); la versión salada en los Balcanes (ayran); en Turquía y otros países el sharbat, que a veces lleva también pétalos de flores, y entre los norteamericanos el popular milkshake, con su base de helado.

Personalmente, solo me dan ganas de tomar licuado en verano, con sol, calor y tiempo libre. Es una preparación extremadamente simple, pero con cierta información de cantidades, medidas y combinaciones podemos evitar que quede soso o muy espeso.

Para empezar, algunos consejos al sacar la licuadora del estante. Antes que nada, chequear que esté bien lavada si hace mucho que no se usa porque un problema común es la licuadora mal lavada que, al estar guardada, toma feo olor, y nos hace desistir de hacer el licuado antes de haber empezado. Entonces, paso uno: licuadora limpia y fresquita.

Luego, se compra la fruta, se lava y se pela de ser necesario. Cortamos en cubos no muy grandes. Ponemos la fruta ya cortada en un plato o bandeja, y al freezer. A los 15 minutos ya va a estar bien dura, así que la pasamos a una bolsa y la guardamos ahí para el próximo licuado. La ventaja de usar fruta congelada es que, al estar helada, le da consistencia al licuado y evita que pongamos hielo, algo que no todas las licuadoras resisten. Además, si probamos el resultado con el hielo y nos gusta, al derretirse va a aguachentar el licuado cambiando el sabor en solo minutos.

El licuado de banana y avena tiene múltiples beneficios para el organismo

Otro consejo: podemos ir agregando frutas a esa misma bolsa que ya guardamos. ¿Ejemplos? Media banana, tres frutillas que nadie comió y ya están maduras, el ananá que no se terminó la noche anterior, gajos de mandarina, ese trozo de melón triste y mal envuelto en film, uvas, lo que sea: todo en cubos, al freezer.

Así, al tener el ingrediente principal (y que más trabajo da) ya listo, es probable que lo hagamos más seguido.Entonces, en lugar de pensar en recetas, familiarizarnos con proporciones puede ayudarnos a improvisar. Mi recomendación es:

◗ Dos partes de fruta congelada.

◗ Una parte de líquido.

◗ Una parte de “lo cremoso”.

◗ Un toque para endulzar o darle personalidad.

◗ Un mínimo toque de sal, siempre.

El líquido puede ser agua, leche, jugo de naranja, té, café, leche de almendras, de arroz, agua de coco. Uno de los errores más comunes es poner poco líquido, porque entonces queda una pasta muy espesa que obliga a sacudir el vaso para que baje…

En cuanto a “lo cremoso” puede ser banana, palta, frutos secos, dátiles (que también endulzan), yogur, kéfir, manteca de maní, dulce de leche, leche de coco, leche condensada o tahini.

Para endulzar, si usamos melón, uvas o bananas, lo más probable es que no necesitemos nada extra, ya que estas frutas tienen mucho azúcar. En cambio, si usamos algunas frutas mas ácidas o suaves, quizás sí conviene sumar un cubito de banana, miel, azúcar, dátiles, ciruelas, pasas de uva, dulce de leche (ojo, ponemos poco, solo para balancear).

Los extras pueden ser: especias, canela, nuez moscada, cacao en polvo, agua de azahar, cúrcuma, pimienta negra, jengibre rallado, menta, albahaca, extracto de vainilla, semillas de chía, de lino, cardamomo, spirulina, lemon grass, jugo o ralladura de limón. Y luego está el mundo de los polvos proteícos, que tiene sus fans, al igual que las hojas verdes como espinaca, kale, etcétera.

Obviamente podemos combinar frutas y vegetales, pero para el éxito de ese licuado necesitaremos una licuadora con potencia porque la zanahoria y el apio, por ejemplo, son más fibrosos, y si el aparato no es fuerte no va a quedar un resultado “liso”. Distinto es el caso del tomate, los pimientos (recomiendo verdes) o el pepino, que podemos congelar al igual que la fruta.

Hay frutas que rara vez pensamos en agregar, como la pera, pero lo cierto es que tiene mucha pectina y fibra, así que si la combinamos con algo cremoso y otra fruta con textura menos arenosa, ayuda a generar una linda consistencia y brinda sensación de saciedad. Algo similar ocurre con la manzana.

Por último, si las frutas que elegimos tienen mucha agua, como sandía, mandarina o melón, reforzamos el toque cremoso para darle cuerpo.