MALLÍN AHOGADO, Río Negro (De una enviada especial).– En Mallín Ahogado, muchas de las más de 150 familias que perdieron sus casas, sus huertas y sus animales se pasan el día intentando volver a empezar. La tierra es ceniza y los árboles lucen negros y grises. Cuesta ubicarse porque se han perdido las referencias. Entre mates y machetazos para cortar ramas, la sensación de quietud desaparece al levantar la mirada. “Ahí se está activando otro foco”, dice alguno. Del otro lado del río Azul, una columna gruesa de humo resulta un imán para los aviones y helicópteros que operan en el incendio que se desató hace una semana.

Uno de los que colaboran con el combate del fuego es Alfonso Naish, piloto de un Bell 429 bimotor de la empresa Helipatagonia, que fue convocado para sumarse al trabajo de los brigadistas el fin de semana pasado. A bordo del helicóptero, LA NACION acompañó a Alfonso y su copiloto Julián para ser testigos desde el aire de una tarea que es, a la vez, bella y terrible. En pleno vuelo, nos cruzamos con otros medios aéreos asignados a realizar lanzamientos de agua en diversos flancos.

Alfonso participa también desde principios de enero del operativo de combate a las llamas en el incendio que se desató el 25 de diciembre en la zona del lago Los Manzanos, en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Y hace unos días, desde la Administración de Parques Nacionales le pidieron apoyo para el de Mallín Ahogado y Cajón del Azul.

Columnas gruesas de humo en los alrededores de Mallín Ahogado

Desde el helicóptero, la magnitud del fuego parece inabarcable. De todos modos, lo cierto es que más de 300 brigadistas se brindan por completo cada día para apagar las llamas y a eso se suma lo que aportan los medios aéreos. En un día, por ejemplo, el helicóptero que lleva Alfonso hace unos 20 lanzamientos de agua en Mallín: eso le demanda unas dos horas. Luego, aterriza y vuelve a salir para realizar otros tantos lanzamientos en la zona del Manso medio. Este helicóptero, fabricado en 2014, cuenta con una moderna tecnología y en cada tiro arroja unos 900 litros de agua. Lleva un Bambi Bucket, una suerte de bolsa naranja que el piloto carga en los ríos cercanos o en un tanque australiano destinado a ello.

A través del auricular, Alfonso cuenta que este tipo de helicóptero tiene varias ventajas en relación con la maniobrabilidad y con la información a bordo con la que cuenta el piloto (sobre vientos, por ejemplo) en comparación con otras aeronaves más largas. El Bambi Bucket que tiene este helicóptero debe sumergirse por completo para cargar agua, aunque hay unos más nuevos que tienen una bomba para succionar agua. De todos modos, el momento crítico de la carga depende de la pericia del piloto, que debe hacer frente a la correntada del río, por ejemplo, a las piedras y al peso al volver a elevarse, además del viento. Alfonso tiene 51 años e integró parte de la Fuerza Aérea. Recuerda que a fines de la década de 1990 venía a la Patagonia a apagar incendios con las Fuerzas Armadas. “Antes se iniciaban por descuidos, pero ahora hay cada vez más incendios y más grandes. Es muy triste”, dice.

Después de algunas horas de lanzamientos, la sensación de “trabajo cumplido” parece escabullirse rápido cuando la vista advierte tantas columnas de humo. En tierra, vecinos y brigadistas autoconvocados permanecen alertas. La jornadas transcurren entre limpieza de terrenos, acompañamiento, solidaridad y los primeros pasos hacia la reconstrucción.

La tierra está cubierta de ceniza y los árboles lucen negros y grises; cuesta ubicarse porque se han perdido las referencias

Mientras tanto, también crece la preocupación por los detenidos. Muchos vecinos de la Comarca Andina advierten sobre una “caza de brujas” y subrayan que los tres hombres detenidos ayer en Mallín son brigadistas voluntarios autoconvocados que llevan días combatiendo las llamas y dando apoyo al Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales (Splif).

Dos de ellos ya fueron liberados hoy, en tanto fuerzas policiales realizaron un allanamiento en la zona lindera al río Quemquemtreu y aprehendieron a otro hombre. Fuentes oficiales informaron luego que se encuentra “demorado por averiguación de antecedentes”.

La gobernación de Río Negro indicó además que la detención de dos mujeres como parte de un allanamiento en un lugar denominado “Rincón de Lobos”, camino a Puerto Patriada, y en calle Los Duraznos, en El Hoyo. “Como consecuencia del mismo, resultaron detenidas dos mujeres mayores de edad, quienes quedaron a disposición de la Fiscalía interviniente. En el lugar fueron secuestrados distintos elementos que serán peritados en el marco de la investigación, entre ellos, cuatro bidones con combustible. Se secuestró además una camioneta, una motosierra, notebooks, teléfonos celulares, y pendrives”, sumaron las autoridades. En los procedimientos participaron agentes de la Policía de Río Negro en calidad de veedores, por tratarse de jurisdicción de la provincia de Chubut, en una causa que lleva adelante la Fiscalía Descentralizada.

Vecinos de Mallín Ahogado mostraron su preocupación por la detención de personas que llevan combustible: advirtieron que muchas personas, entre brigadistas autoconvocados y pobladores, utilizan combustible diariamente para hacer funcionar motosierras y otras máquinas.

En este contexto, ayer decenas de vecinos se presentaron en la Comisaría 12 de El Bolsón para exigir la liberación de los tres primeros hombres detenidos en el marco de las investigaciones por el incendio en Mallín. Al rato, irrumpieron algunos hombres a caballo que les pegaron a los manifestantes con rebenques. “Me dieron un rebencazo en la cabeza. La policía no los detiene, cada vez vienen más. Acaban de entrar con los caballos y nos acaban de pegar a todos. La policía no nos está cuidando, no sabemos adónde meternos, adónde correr”, narró una mujer desde la puerta de la comisaría.

A la vez, desde el Ministerio Público Fiscal informaron que mañana se formularán cargos contra una de las personas aprehendidas ayer. Subrayaron que esos tres hombres no estaban detenidos, sino que fueron demorados para tenerlos a resguardo y ver a cuáles se les formulaban cargos en función de las pruebas.

Aunque preocupados por las detenciones, las más de 150 familias que perdieron todo en el incendio saben que la red de solidaridad entre los vecinos es salvadora. En ese sentido, y desde que pudieron volver a sus lugares, trabajan incansablemente en devolverles la magia que para ellos representa su lugar. También aplauden y agradecen eternamente a quienes por tierra y por aire siguen combatiendo las llamas; ese esfuerzo logró incluso salvar muchas casas y una escuela. Los damnificados están muy golpeados pero también enteros, reconstruyendo desde las cenizas.