Un nuevo concepto sustentable se entremezcla con el mundo fúnebre. En efecto, la Cápsula Mundi pretende cambiar la perspectiva global y así convertir a los cementerios en bosques repletos de árboles y dejar atrás una tradición milenaria.
Para entender en profundidad, estas cápsulas biodegradables, en forma de huevo, serán las urnas para las cenizas y estarán apoyadas sobre la tierra, donde nacerán nuevos árboles y se construirá un circuito natural.
Aunque la imagen de una urna biodegradable todavía no esté concebida como tal, sus creadores, Raoul Bretzel y Anna Citelli, ambos italianos, rediseñaron este concepto fúnebre e instauraron la posible idea de enterrar estas capsulas, como si fueran una semilla, en un árbol elegido por la persona fallecida o, en su defecto, por su familia.
“La familia y los amigos seguirán cuidando del árbol a medida que crezca. Los cementerios adquirirán un nuevo aspecto y, en lugar del paisaje gris frío que vemos hoy, se convertirán en bosques vibrantes”, explicó la página oficial de este proyecto, que llegó para revolucionar este acto tan sensible para los seres humanos.
A su vez, desde el sitio oficial, indicaron que las urnas biodegradables están a la venta y las mismas cuestan 370 dólares (389 mil pesos argentinos). Esto significa que el primer paso del proyecto apunta a generar consciencia sobre los recursos naturales, como por ejemplo plantar un árbol, y que eso lleve, a la larga, a un impacto más global. Lo que sigue, aún “en desarrollo”, según sus creadores, es la cápsula para el cuerpo que aún no está a la venta.
“La urna biodegradable Capsula Mundi es solo el primer paso: plantando un árbol aún podríamos reducir el impacto de las cremaciones en el medio ambiente; pero nuestro compromiso de desarrollar la cápsula para el cuerpo también continúa”, indicaron.
A partir de este proyecto, que podrá ver la luz en un tiempo cercano, permite que los nutrientes de los restos humanos sean el alimento para la tierra, sin alterar, de manera drástica, su equilibrio químico. A su vez, expertos en el tema subrayaron que lo que se debe plantar son árboles maduros en vez de semillas, de modo tal que los nutrientes sean aprovechados antes de dispersarse por el aire.
Uno de los contrastes más imponentes que generó la cápsula biodegradable es sobre la incineración de los cuerpos: este proceso, que consiste en quemar desechos orgánicos para reducirlos a cenizas, tiene un alto consumo energético, y por ende, genera emisiones de gases que contaminan el ecosistema. Por su parte, este concepto revolucionario permite una descomposición orgánica y natural, libres de toxinas, dejando de lado la práctica tradicional del ataúd.
Otra de las cuestiones a remarcar -que subyace del tema principal- es el cambio climático que apunta a cambiar el paradigma y a generar consciencia en los recursos naturales. Es ahí donde la Cápsula Mundi, como una marca registrada, podrá aportar esta alternativa que persigue como fin la vida sustentable y en generar los recursos necesarios para que las personas puedan colaborar con la causa.