A pesar de ser el presidente que más rápido sufrió un paro general en la historia –tuvo el primero a los 45 días de arrancar su gestión–, Javier Milei sumó un nuevo récord: en el segundo semestre de 2024 registró, según datos oficiales, la menor conflictividad laboral de los últimos 19 años.
Justamente, ese lapso temporal es el que se caracterizó por la fuerte reducción de la inflación, el comienzo de la recuperación de los ingresos y también del empleo privado registrado. De hecho, fue el mejor rebote económico frente a las últimas cuatro devaluaciones que se registraron. Además, el Gobierno resaltó el impacto que tuvo la inclusión en la Ley Bases de sanciones ante la participación activa en bloqueos o tomas de establecimientos privados.
Sin embargo, en noviembre y diciembre, con una rentabilidad ajustada para las empresas por los altos costos en dólares la cantidad de trabajadores del sector privado registrado mostró un estancamiento, mientras que el total privado bajó el anteúltimo mes del año por el retroceso, por segundo mes consecutivo, del trabajo independiente.
Según el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), el crecimiento del empleo privado registrado fue casi nulo, de 0% en noviembre (+2400 trabajadores). El empleo privado total, que incluye a los trabajadores dependientes del sector público, autónomos y monotributistas, y a las trabajadoras de casas particulares, presentó una leve contracción de 0,1% (-16.500). La Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), en tanto, mostró que el nivel de empleo registrado en empresas de más de diez trabajadores se contrajo 02% en diciembre pasado.
Los especialistas de la Secretaría Trabajo estimaron que ni los resultados de noviembre ni de diciembre marcan una tendencia. De hecho, explicaron que, en los inicios de las fases de recuperación, siempre se producen oscilaciones en las variaciones mensuales de empleo.
En ese contexto, en la búsqueda de impulsar una “sostenibilidad” de la actividad empresaria y cuidar el empleo, la Secretaría de Trabajo que conduce Julio Cordero comenzará a trabajar en la productividad (es la más baja desde 2006, según el Ieral) en el marco de los convenios laborales, mientras sigue intentando contener los aumentos salariales por encima de la inflación. Así se pretenden paritarias básicas y convenios por empresas para aquellos que pueden pagar más por la mejora de la actividad específica.
En diciembre pasado y según los datos del SIPA, el salario medio real del empleo asalariado registrado privado creció un 1,6 % con relación al mes previo. De esta manera, se alcanzó el valor más elevado desde enero de 2020. Vale aclarar que la suba de los salarios acompaña la inflación en dólares y los gastos fijos de las familias en la Argentina.
La conflictividad laboral
Según datos de la Secretaría de Empleo en base al Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE) a partir del SIPA e Indec, se registraron 14 conflictos con paro en promedio por mes durante el segundo semestre de 2024, el menor número desde 2006. En comparación con el pico de 47 conflictos en 2014, representa una disminución del 71%.
De acuerdo a esa misma fuente, el promedio mensual de “trabajadores huelguistas” fue de 15.155, lo que representa el mínimo verificado durante el mismo periodo y una disminución “drástica” respecto de 2008, cuando el número ascendía a más de 100.000. En 2024, también se registraron 42.575 jornadas individuales no trabajadas por paros, una de las cifras más bajas de la serie histórica en contraste con las 180.000 jornadas de 2009.
“Otro aspecto destacable es la reducción en la cantidad de cortes de calle. En el segundo semestre, se registraron en promedio cinco cortes mensuales, una cifra significativamente menor en comparación con el pico de 34 en 2017″, dijeron en el Ministerio de Capital Humano –del cual depende la Secretaría de Trabajo– que conduce Sandra Pettovello.
“La reducción de la conflictividad laboral puede explicarse por diversos factores: la negociación paritaria, que permitió mantener activa la discusión salarial, y la desaceleración de la inflación, que favoreció una rápida recuperación del poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores registrados junto con la creación del empleo formal en el ámbito privado”, completaron.
“La sanción de la Ley 27.742 de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos ha sido otro factor influyente por las sanciones aplicables ante la participación activa en bloqueos o tomas de establecimientos, que pueden configurarse como una grave injuria laboral, constituyendo una causal objetiva de extinción del contrato de trabajo”, se informó.
Fuentes de Trabajo explicaron a este medio que el sindicalismo ocupó “dos sombreros”. La conflictividad gremial fue baja porque, en el marco de la baja de la inflación y la recuperación de los ingresos, el trabajo gremial con los sindicatos fue “positivo”, consideraron en el Gobierno. Claro que los gremios, ironizaron, prefirieron no mostrar esa foto con un gobierno libertario.
En cambio, los paros generales fueron calificados de “políticos”, según describieron, y tienen que ver con el posicionamiento partidario que mantuvieron algunos sindicatos y la CGT. De hecho, los paros generales se dispararon por situaciones que afectaban directamente a los gremios, como, por ejemplo, la cuota solidaria que tocaban las primeras medidas oficiales.
Altos costos en dólares
“La rentabilidad muy afectada en general”, contaron ayer en una empresa de consumo masivo cuando LA NACION consultó sobre el consumo, que mejora en los productos básicos, pero no aún en los no básicos. Lo que implica que la billetera todavía no está para los gustitos.
En ese marco, de altos costos en dólares, de apertura comercial y tipo de cambio apreciado, en los que algunas empresas (Nissan en Córdoba, por ejemplo) comenzaron a desmantelar producción y a apostar a la importación, en Trabajo esperan sentarse a debatir con los gremios sobre los convenios laborales para mejorar la productividad. La intención, como con la moderación paritaria, es que haya margen para crecer y que los ajustes empresarios no vengan de la plantilla laboral. “La idea es que no haya despido”, clarificaron en el Gobierno.
Indicaron que se sentarán a debatir los convenios en los sectores de la energía, la construcción, y las actividades industriales, como, por ejemplo, la industria textil.
LA NACION consultó, en tanto, sobre los reclamos de la Unión Industrial Argentina (UIA) sobre la litigiosidad empresaria. “La industria del juicio por accidentes laborales le cuesta al sector más de $200.000 millones al año”, señaló la entidad en un comunicado este martes luego de su junta directiva.
“Seguimos el tema de cerca y creemos en la necesidad de crear cuerpos médicos periciales objetivos”, dijeron fuentes de Trabajo. “Hoy los honorarios de los peritos dependen del monto del juicio [laboral]”, se lamentaron y dijeron que ya trabajan con inteligencia artificial para el nuevo baremo que se usa como referencia.