Con la llegada del verano y las altas temperaturas, muchas personas aprovechan el buen clima para realizar ejercicios o actividades físicas al aire libre. Sin embargo, el calor puede traer riesgos para la salud si no se toman las precauciones necesarias. El Dr. Luis del Águila, subgerente de gestión de la salud de Pacífico Salud, ofrece recomendaciones clave para disfrutar del ejercicio al aire libre sin comprometer el bienestar.
Según el Dr. del Águila, “el ejercicio al aire libre tiene muchos beneficios, pero las altas temperaturas pueden aumentar el riesgo de deshidratación, golpes de calor y otros problemas de salud. Es importante tomar medidas preventivas para mantener el cuerpo protegido y evitar complicaciones”.
Cómo cuidar tu salud cuando realizas ejercicios al aire libre
El especialista de Pacífico Salud comparte algunos consejos esenciales al realizar ejercicios al aire libre en verano:
- Evitar las horas de mayor calor: es preferible hacer ejercicio temprano en la mañana o al atardecer, cuando la temperatura es más fresca y el riesgo de insolación es menor.
- Hidratación constante: beber agua antes, durante y después del ejercicio es fundamental. Las bebidas con electrolitos también pueden ser útiles para reponer los minerales perdidos por el sudor, teniendo cuidado de que no sean bebidas extremadamente azucaradas.
- Ropa adecuada: optar por ropa ligera, de colores claros y fabricada con materiales transpirables ayuda a mantener el cuerpo fresco.
- Usar protector solar: aplicar un protector solar de amplio espectro con un factor de protección (SPF) de al menos 50 es esencial para proteger la piel de los daños solares.
- Escuchar al cuerpo: si se sienten mareos, fatiga extrema o signos de deshidratación, es importante detener la actividad y buscar sombra o un lugar fresco.
El Dr. del Águila también advierte sobre los síntomas del golpe de calor, que incluyen piel caliente y seca, dolor de cabeza intenso, confusión y náuseas: “ante cualquier signo de golpe de calor, es vital detener la actividad, hidratarse y buscar atención médica inmediata”, enfatiza.
El verano es una excelente oportunidad para mantenerse activo, disfrutar del aire libre y aprovechar los días soleados. Siguiendo estos consejos, es posible cuidar la salud mientras se disfruta plenamente de la temporada.
Enfermedades más comunes en verano
Durante la temporada de verano, existen diversas enfermedades comunes que afectan a las personas debido a las altas temperaturas y a las condiciones propias de la estación. Entre las más frecuentes, se encuentran las siguientes:
- Golpe de calor: este trastorno se produce por la exposición prolongada al sol o a temperaturas extremas. Puede ocasionar fiebre alta, confusión, mareos y, en casos graves, ser fatal. El golpe de calor es especialmente peligroso porque el cuerpo pierde la capacidad de regular su temperatura interna de manera efectiva.
- Deshidratación: la pérdida excesiva de líquidos y electrolitos debido al calor intenso afecta el equilibrio del cuerpo, lo que provoca fatiga, sequedad en la piel y, en casos graves, choque hipovolémico. Mantener una adecuada hidratación es crucial para evitar este problema.
- Insolación: se trata de una forma severa de golpe de calor que se caracteriza por piel seca, dolor de cabeza, náuseas y pérdida de la conciencia. Esta condición puede ser peligrosa y requiere atención médica inmediata para evitar complicaciones graves.
- Diarreas y enfermedades gastrointestinales: son causadas por el consumo de alimentos o agua contaminados, y suelen ser comunes durante el verano debido a la mayor proliferación bacteriana en altas temperaturas. Los alimentos mal conservados pueden ser una fuente de infección, lo que aumenta el riesgo de estas enfermedades.
- Infecciones urinarias: la deshidratación y la retención de orina en climas cálidos incrementan el riesgo de infecciones urinarias. Es importante mantener un consumo adecuado de agua para evitar esta condición.
- Erupciones cutáneas o sarpullido: las altas temperaturas y la humedad favorecen la irritación y obstrucción de los poros, lo que provoca inflamación y picazón en la piel. Este tipo de erupciones es común durante los días más calurosos de la temporada.
- Quemaduras solares: la exposición prolongada a los rayos UV sin protección adecuada puede causar enrojecimiento, ampollas e incluso aumentar el riesgo de cáncer de piel. El uso de protector solar es fundamental para prevenir estos daños.
- Alergias e infecciones oculares: el polvo, el polen y la exposición al cloro en las piscinas pueden irritar los ojos, causando conjuntivitis o alergias. Las personas sensibles a estos factores deben tomar precauciones para evitar molestias o infecciones.
- Intoxicaciones alimentarias: en verano, los alimentos mal conservados o en mal estado son más comunes, lo que favorece el crecimiento de bacterias como la Salmonella. Es importante asegurarse de que los alimentos estén correctamente almacenados y cocidos.
- Infecciones respiratorias: el uso excesivo de aire acondicionado y los cambios bruscos de temperatura entre ambientes cálidos y fríos pueden causar resfriados y faringitis. Mantener una temperatura ambiental constante ayuda a prevenir estas infecciones.