Netflix lanzó hoy la segunda temporada de Envidiosa, la serie argentina protagonizada por Griselda Siciliani cuya primera entrega -estrenada en septiembre pasado- causó furor entre la audiencia y lideró el ranking de la plataforma como una de las producciones más vistas. Acompañada por un gran elenco que incluye a Esteban Lamothe, Lorena Vega, Pilar Gamboa, Violeta Urtizberea y Marina Bellati, la actriz navega a la perfección las aguas de la comedia y del drama en situaciones y diálogos desopilantes que entretienen -y por momentos, emocionan- al público de principio a fin, a lo largo de once episodios.

“Creo que Vicky está mucho más heavy que antes”, dice Siciliani a LA NACIÓN sobre su personaje, que se dirime entre casarse con Dani (Martín Garabal), su pareja de hace diez años, formar una familia y tener esa vida de country con la que tanto soñó, pero que cada vez le parece menos atractiva, o permitirse explorar su amor con Matías (Esteban Lamothe), una relación en la que puede mostrarse como verdaderamente es, pero que la aleja de esa foto perfecta que ella tanto anhela.

-La segunda temporada mantiene el nivel de la primera. ¿Qué fue lo que más te gustó de hacer esta segunda parte?

-Muchas cosas, pero lo que más me gusta es que mi personaje se va extremando. Si en la primera temporada tenía esa rotura y esa vulnerabilidad, en la segunda hay una especie de dureza que tiene que sostener, porque, sin spoilear, al elegir un camino que claramente no es su deseo, tiene que sostener algo que no le es propio y que no se está dando cuenta, y eso la hace a Vicky mucho más extrema, más dura, más zarpada en todas sus condiciones. Eso me divertía porque podía pasarme un poco en muchas situaciones, para después volver y poder caer en un lugar de sensibilidad.

-Al igual que en la primera temporada, ¿te sentiste libre de aportar tu toque al personaje más allá de lo que estaba en el guion?

-Tengo esa libertad muy charlada con Carolina Aguirre, que es la guionista, con la producción y con la dirección. Es un trabajo en equipo de una manera que ya fluye, y muchas de las cosas en las que yo juego y en las que aporto lo mío, ya casi que Carolina sabe que lo voy a hacer y yo sé también por dónde va a ir ella con el guion, hacia dónde apunta, porque hemos hecho algunas otras cosas juntas. Después de los primeros capítulos de la primera temporada fuimos afinando esos bordes en donde todos, desde cada rubro, aportan lo suyo.

Las escenas de Siciliani con Lorena Vega, quien interpreta a Fernanda, su psicóloga, se convirtieron en las preferidas del público

-¿Se tientan mucho durante las grabaciones?

-Hay mucha tentadas, sobre todo porque estamos haciendo una comedia y estamos todos con la fibra del humor a flor de piel, justamente para poder producir humor, que no es algo sencillo. Y también porque todos en el elenco nos conocemos mucho, somos amigos de hace muchos años, entonces compartimos códigos y a veces es difícil sostener cuando el otro hace algo muy gracioso. Pero también se trabaja el humor con mucha seriedad, con mucho detalle para que produzca lo que después ocurre, ¿no?, que se vean las sutilezas. Con Esteban [Lamothe] nos reímos muchísimo, con Pilar [Gamboa] también, con Lorena [Vega], con todas, con Violeta [Urtizberea], con Marina [Bellati], nos pasa a todos en general.

-Vicky es una mujer muy atravesada por los mandatos sociales, quiere ser una mujer perfecta, exitosa en el trabajo, casarse, tener hijos. ¿Cómo te interpelan estos temas? ¿Hay algún mandato que te haya pesado mucho en tu vida?

-Hay algo de los mandatos con los que Vicky vive que son muy universales, sobre todo para las mujeres. Lo que pasa es que en donde me siento muy alejada de ella es en sus deseos, en su ideología y en su manera. Yo nunca tuve ese deseo de la familia perfecta como tiene ella. Pero sí las presiones sobre las mujeres, sobre la perfección, hay algo de eso, ¿no?, de no poder fallar en nada. Ese mandato creo que lo tenemos bastante metido y todo el tiempo hay que trabajarlo, hay que intentar por lo menos verlo, verlo de frente, identificarlo y poder ser felices.

-Ella cumple 40 años y siente que se le termina la vida, que no va a poder cumplir ninguno de sus deseos. Vos, ¿cómo te llevás con el paso del tiempo?

-Es algo a lo que le presto atención. Hay una cosa de la juventud tan culturalmente valorada como algo único, como que después no pasa nada. En el caso de Vicky, ella se puso una meta, entonces eso ya es ir a fracasar directamente, va al fracaso de cabeza. En mi caso, creo estar atenta a lo que uno construye. Van pasando los años y lo que queda es lo que vas construyendo de vos mismo con los otros en los vínculos que generás, en tu familia, en el trabajo, con tus amores, con lo que fuera. A eso le presto mucha atención, hago terapia un montón y estoy atenta, me interesa.

A diferencia de su personaje, la actriz asegura que nunca tuvo ese ferviente deseo de la familia perfecta. La primera temporada de Envidiosa termina con Vicky en una encrucijada: aceptar la propuesta de casamiento de Dani (Martín Garabal), su expareja, o declararle su amor a Matías (Esteban Lamothe)

-¿Sos de hacer balances?

-Cuando hacés terapia, no es que hacés balances, pero te estás revisando todo el tiempo. Así que sí, estoy en una constante revisión del ayer, de la semana pasada, del año pasado, de hace diez años, de cuando era chica, y me siento bastante contenta con la vida que me toca, que armé.

-Hay una frase que dice tu personaje en esta temporada y es: “Me parece que está sobrevalorado el tema de enamorarse de alguien”. ¿Cómo vivís el amor de pareja?

-Pobre Vicky, vive como puede [se ríe]. Yo soy muy fundamentalista de la soltería, muy. Me encanta estar soltera porque creo mucho en la fatalidad del amor, como que es algo medio inevitable. Entonces no creo, y me preguntaban mucho cuando estaba soltera, no creo en buscar pareja, por ahí es una ridiculez lo que digo, pero no creo en esa cosa de búsqueda activa. Primero, porque estando soltera estaba totalmente feliz y plena. Y hay algo fatal que sucede cuando te enamorás, que es tan inevitable que no hay mucho que pensar, siempre me pasó lo mismo. Yo sabía que en algún momento me iba a enamorar, no sabía cuándo, no tenía ningún apuro y si no me volvía a pasar nunca, estaba re contenta en mi soltería, como muy divertida en eso. Después, cuando aparece un vínculo de pareja, cuando uno elige estar con alguien, ahí sí hay que construirlo y alimentar ese vínculo. De mi parte, siempre creo en construirlo desde el amor, la libertad y la diversión, pasarla bien y construir para que el otro también la pase bien.

-Mencionaste en otra oportunidad que no sos muy Susanita, que te divierte el noviazgo.

No soy tan Susanita, no necesito cerrar, construir la casita. No es que no me guste, pero no es una necesidad. Siento que mientras las dos personas que están en una pareja se diviertan, se amen y se elijan es una maravilla, es un lujo total estar con otro y amarse.

Muy enamorada de Luciano Castro, con quien se reencontró después de la relación que tuvieron casi dos décadas atrás, Siciliani asegura que le divierte el noviazgo y no está en sus planes ensamblar sus familias (ella es madre de Margarita, fruto de su relación con Adrián Suar, y el actor tuvo a Mateo, y luego, con Sabrina Rojas, a Esperanza y Fausto)

-¿Cómo fue reencontrarte con Luciano Castro como pareja después de casi veinte años de su primer noviazgo y después de mucho tiempo de estar soltera?

-¡Somos adultos mayores! [se ríe] Se vive distinto, éramos otras personas, muy jovencitos. Sí, pasaron casi veinte años. Es medio mágico, a mí a veces me cuesta explicarlo porque en realidad no sé cómo explicarlo. Pasó algo que ninguno de los dos esperaba. O sea, no estaba en los planes para nada, ni en la cabeza de ninguno de los dos, y ocurrió, ocurrió algo. Y somos nosotros mismos, pero a su vez somos otros. Es muy loco y es muy divertido también haber tenido ese noviazgo a los veinte y pico y ahora a los cuarenta y pico.

-Pese al perfil bajo que los caracteriza, se están animando a compartir algunas cosas juntos en las redes sociales.

-Sí, la pasamos bien y estamos muy, muy enamorados.

-¿Piensan en familias ensambladas o todavía no?

-Eh, yo no, nunca pienso en ese plan, pero porque el noviazgo para mí es un regalo.

Pese al bajo perfil que los caracteriza, Griselda Siciliani y Luciano Castro muestran algo de su amor a través de las redes sociales

-¿Y cómo sos en la amistad?

-Amo mucho a mis amigas, la amistad me parece el vínculo más noble, más sublime que hay. Creo que era Borges que decía que la amistad es un vínculo de amor que no necesita de la asiduidad. Él lo decía mejor que yo [se ríe]. Pero hay algo tan hermoso, tan noble de ese vínculo que uno ni siquiera necesita ver al otro todo el tiempo para que sea un gran amigo. Igual, yo sí necesito tener cerca a mis amigas, aunque hay muchas a las que no puedo porque viven en otro país, o lo que fuera, pero son vínculos que se mantienen y cuando te encontrás, parece como si el tiempo no hubiera pasado. Después, tengo mi grupo de amigos cercanos, muchos con los que trabajo, también un grupito de amigas bailarinas con quienes nos conocimos en algún trabajo de más chicas y son mis más íntimas. Con ellas hablamos de todo, somos crueles si lo tenemos que ser, nuestra amistad es un lugar de mucha paz y de mucha confianza.

-¿Qué tipo de planes disfrutás con amigos?

-Depende del grupo, pero igual, con casi todos mis grupos de amigos somos de el mate y la parla, el vino y la parla. Más de conversar, de estar, de contarse, de ayudarse y acompañarse en la vida.

-Dijiste que la envidia no te interpela tanto en tu vida personal, que la tenés bastante trabajada. ¿Hay otro pecado capital que te represente?

-La gula, de acá a la China. Y también, aunque no es un pecado capital, me gusta mucho hacer fiaca. Me gusta mediar entre épocas de mucho trabajo, que es lo que me toca, gracias a Dios, y otras épocas de no hacer nada. Me encanta no hacer nada, pero nada de nada, o sea, mirar el horizonte o leer un libro durante horas con la puerta cerrada sin mirar el teléfono ni contestarle a nadie. Como desinteresarme por el mundo para después meterme de lleno.

-En diciembre, contaste en tus redes sociales que te tomaste vacaciones después de mucho tiempo.

-Hacía años que no me tomaba vacaciones, pero no me había dado cuenta, ¿sabés? Hacía muchos años que un rodaje se empalmaba con otro, y el final del rodaje con los ensayos de una obra, y el estreno de la obra con el principio de otro rodaje, y así sucesivamente. Como obviamente hago lo que me gusta y soy muy obsesiva y muy apasionada de mi trabajo, en un momento no me di cuenta que no había tenido un espacio para estar el pedo, para el ocio total y para lo creativo, que lo necesito porque siempre estoy con mi tribu armando cosas.

-O sea que aprovechaste esas vacaciones.

-Las sigo aprovechando, bueno, salvo por hoy [dice entre risas en relación al día de entrevistas por el estreno de la segunda temporada de Envidiosa]. Mi hija me burla porque yo, en general, el tiempo que no estoy trabajando estoy con ella, estamos mucho juntas. Y por ahí digo “me voy a tomar dos días libres” y ella me responde, irónica, “ay, mamá, no te zarpes, dos días”, y se ríe.

-¿Margarita ya vio la serie?

-Sí, ya vio la segunda temporada entera. Le encanta Envidiosa, es un proyecto que vio nacer porque Adrián [Suar] también está involucrado en la idea original junto con Carolina Aguirre. A Margarita le pregunto y opina de todo, tiene una mirada muy minuciosa.

-¿Qué consejo le das como mamá?

-Ninguno porque ella es una genia, solo la observo a ver si aprendo algo, es muy genial.

-¿Va a haber tercera temporada de Envidiosa?

-No sabemos, lo único que te puedo decir es ojalá, a mí me encantaría porque me parece que hay mucho para contar.