La cita es a las 14.30. Luca Martin llega al café elegido de su barrio, aprovecha que refrescó –el día da respiro- para lucir jean negro y camisa oscura estampada. Se dispone con humor a sacarse fotos, saluda a la gente que pasa sin querer interrumpir la toma y luego comienza la charla.

Verborrágico y divertido, el flamante protagonista de Sex habla de todo, seguramente haber acompañado a sus padres famosos -Nancy Dupláa y Matías Martin- lo curtió y le sacó la timidez frente al grabador. En diálogo con LA NACIÓN, el conductor y actor no esquiva ningún tema: cómo fue crecer bajo el escrutinio del público, por qué decidió hablar abiertamente sobre su sexualidad y cómo ve la situación del país.

Luca Martin se sumó recientemente a Sex, la puesta de José María Muscari

—¿Cómo llegó la propuesta para hacer Sex?

—Empezó todo con (José María) Muscari; me escribió y yo dije que no. Yo estaba en pareja en ese momento y no me daba sumarme por motivos personales. Me separo una semana después y al día siguiente estoy con mi papá y, de la nada, mientras trataba de consolarme me dice: “Che, me habló Juli (Ortega), que te habló Muscari para hacer Sex, y dijiste que no». Le dije que me daba nervios y él me hizo la pregunta clave: “¿Pero te gusta?“. Le dije que sí. Su respuesta fue: ”Si lo querés hacer, hacelo, andá y disfrutalo».

—Y después del sí…

—El camino ahí fue raro, pero aquí estamos, fueron unos dos meses. Después de esa primera audición o ensayo que hicimos, José muy contento le escribió a mis padres para felicitarlos.

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—Sobre la charla con tu papá, ¿sentís que la necesitabas su aprobación o empujón?

Aprobación nunca. Era más empujón. Ver que alguien que tenés cerca, en quien confiás tanto te diga que lo hagas sin miedo está bueno, y te da una noción de que no es una locura pensarlo.

—¿Cómo fue el debut?

—La primera semana fue muy linda pero muy cansadora, y al mismo tiempo diferente a lo que me esperaba. Te esperás mucho más nervios. Pero la verdad, no, el nervio viene antes, cuando estás esperando, cuando se está llenando el lugar, cuando estás cambiándote, porque cuando estás en el escenario es, en mi experiencia, piloto automático. José siempre te impulsa a que acomodes tu diálogo a la audiencia, es muy interactivo, a mí me gusta decirle que es medio New Wave, es un show en donde tenés temáticas sexuales y para adultos, con un montón de baile, de música, luces, colores, es en serio una versión muy argentina de un drag show. Después lo demás es la gente, que es lo que más miedo da, pero cuando salís te felicitan, te tocan la espalda, muy bien te sentís.

—Muscari siempre dice que a partir de Sex mucha gente lo contactó para decirle que, gracias al show, había descubierto cosas de su propia sexualidad. ¿Te llegaron mensajes así?

—Me han llegado, pero no directamente por Sex. Por Sex me han llegado mensajes de gente caliente que me quiere invitar a salir, pero me han llegado otros mensajes antes de eso.

—¿Qué te generan ese tipo de mensajes?

—A mí no me jode si me tiran onda.

—Dijiste que antes de Sex sí hubo gente que te escribió… ¿Tiene que ver con las veces que hablaste vos?

—Sí, exacto, las veces que hablé de mi sexualidad me escribieron personas con mucho cariño. Me acuerdo muy específicamente un mensaje de una persona de 80 u 85 años, que me dice: “Yo siempre fui gay, no lo pude aceptar hasta mis últimos 30 años y me encanta ver a alguien de tu edad que pueda aceptarlo”. Casi me hizo casi llorar pensar en la idea de que estuviste más de la mitad de tu vida sin poder ser libre.

—¿Por qué decidiste hablar sobre tu sexualidad?

—Siempre fui medio abierto más que nada con las redes, uno hace chistes y comenta cosas y como que lo dejo abierto. Mi forma de declarar mi sexualidad nunca fue decirlo hasta hace poco, mi forma era con comentarios “este es atractivo, ella es atractiva”… Supongo que habré posteado citas con chicos, con chicas en Instagram hasta estos últimos dos o tres años que las preguntas se volvieron más específicas y supongo que porque lo mencioné en algún lugar. Es muy secundaria mi sexualidad, ahora estoy en Sex en donde es el tema para hablar así que por primera vez siento que puedo hablar sin que se sienta fuera de tono.

—¿Sentís que en la sociedad hay una necesidad de poner etiquetas?

—Pasa con mucha gente más de otra época, que te tachan una cosa porque no entienden en su cabeza como te puede gustar las dos cosas, la clásica frase del tipo “sos bisexual, entonces sos puto”. Me parece muy reductivo de cómo lo puede llegar a sentir una persona.

—Tu generación está cambiando un poco todo esto de “las etiquetas”. ¿Lo sentís así?

—Yo creo que es algo que pasó hace un par de años y se empezó a diluir un poco el tema de las etiquetas, y ahora estamos de vuelta en esa, la juventud acaba de dar vuelta totalmente el argumento y de repente es cool ser “un cuadrado”, el clásico del fútbol, de la camisa, tener novia. Hay gente totalmente desesperada por ponerse la etiqueta “normal”, de hetero, familia, hijos. Si vamos a volver a las etiquetas o no depende de nosotros; tenemos que desarmar esos argumentos por lo que son. Creo que va a ser muy feo cómo se va a poner en los próximos años en cuanto a pérdida de derechos. Yo no veo el futuro muy soleado, pero el futuro del futuro sí.

—Empezaste a hacer radio, pero hoy el streaming se lleva todo puesto y muchos aseguran que ese es “el futuro”. ¿Te gustaría incursionar en ese mundo?

—Ahora todos quieren meterse al streaming y el streaming es un mundo que es completamente elitista, es para aquellos que ya tienen seguidores y contenido, y aún algunos que tenemos seguidores y contenido no entramos. Me gustaría trabajar, aunque hoy todo se volvió opinión y no hay argumentos; nadie está teniendo debates reales. Veo personas que están haciendo las cosas bien, como Martín Garabal o Migue Granados, pero son 2, 10 como máximo, y después los otros 90 están todos hablando del culo de tal. Después tenés lo que hacemos en Sex, que es totalmente lo contrario: es hablar de todos estos temas con una apertura de mente y con un espacio para estar cómodo con tu sexualidad.

—Bueno, ahí podés aportar tu granito de arena.

—Sí, podés hacer que alguien piense diferente. Siento que nos olvidamos del otro y de repente somos todos protagonistas y en la era del protagonista nadie quiere compartir. Es triste eso.

—Hablando de opiniones, ¿cómo te sentiste en tu paso como panelista de Desayuno Americano?

—Al principio no me salía, era re complejo el tener que opinar de cosas que no conozco y que no me importan, pero después me di cuenta que no es opinar del tema, es opinar sobre la opinión. Conozco tantos periodistas que son muy capaces y que están en ese tipo de círculos, que se recontra preparan. Yo, la verdad, al principio no sabía cómo prepararme, pero después te das cuenta que tenés que leer un par de noticias y armarte tus opiniones. Creo que por eso no estoy más en el programa, nunca fui de ir al choque, nunca me logré acomodar 100 por ciento.

Luca junto a sus padres, Nancy Dupláa y Matías Martin

—Muchas veces también te ha tocado estar del otro lado. En este programa o en otros habrás escuchado que hablaban de vos o de tu familia…

—En uno, de hecho, mencionamos a mi viejo y comenté algo gracioso. Y cuando hablan de mis viejos en tele no me entero, o si me entero es porque me comentan algo o mi vieja lo menciona de casualidad, pero mi familia le da muy poca cabida todo eso, y yo también. Sí me acuerdo de una vez que estábamos de viaje en los Estados Unidos, en 2012 o 2011, y alguien empieza a grabar, otro argentino que nos quería hacer sentir mal porque estábamos en los Estados Unidos. Fue muy bizarro, porque empieza a grabar y al final se le caen del bolsillo todos los dólares que tenía; levantó todo y se fue.

—¿Cuándo te diste cuenta vos que tus viejos y sus parejas eran famosos? [N.de la R.: su mamá, Nancy Dupláa, está casada con Pablo Echarri, y su papá, Matías Martin, estuvo en pareja con Natalia Graciano]

—No lo sé, tal vez cuando empecé a analizar por qué les pedían fotos. Me daba risa cuando le decían a mi viejo “¿y vos de qué lado estás, chabón?“. Yo no entendía y me explicaron que era de Fugitivos, yo era bebé en ese momento. Tengo una foto, si no me equivoco, porque ahí me presentaron ante el universo.

—¿Te llegó a parecer exótico o curioso en algún momento su trabajo?

Es muy raro, porque era tan divertido como aburrido, y las dos cosas me llamaban la atención. A veces invitaba a amigos a una grabación y se aburrían. Es algo que siempre me gustó, no lo cuestioné; es como el pibe que va con el papá a la fábrica o a la carnicería y le encontró un placer porque papá lo hace y lo hiciste dos o tres veces y te gustó y ya está.

—Aún así, vos supiste armar tu propio camino…

—Una persona alguna vez me dijo “sos artista, pero no tenés que decir nunca que sos artista porque la gente no te va a tomar en serio”. Le pregunté qué significaba y me dijo: “Que hacés un poco de todo… Estás teatro, hacés radio, tele”. Me gusta eso, pero el término “artista” no. Lo más artístico que hago es escribir, dibujar, pintar, pero eso es algo mío; la música que hago es para mí, todavía no me animé a presentarlo. Por ahora sí creo que agarré un poco de lo que vi en mis viejos, en mi padrastro y en toda la gente que en algún momento tuve cerca.

—¿En algún momento pesa ser el hijo de…?

—Yo creo que pesa más cuando te juzgan por cosas que no hiciste. En un punto, la capacidad que tenés para comunicarte se vuelve a veces más corta porque hay gente que no te va a escuchar solo porque saben quiénes son tus viejos. Pero ya fue, el que no me quiere escuchar por una boludez así, no vale la pena que me escuche.

Luca Martin:

—¿Y con tus hermanos? ¿Cómo te llevás?

—Me llevo bien y con todos tengo una relación diferente. Me llevo mejor con mi hermana Morena (de 21 años, hija de Dupláa y Echarri) y con mi hermano Alejo (de 17, de Martin y Graciano); ella es la que más cercana en edad está y él es extremadamente sociable y buena onda, carismático, amigable. Con mis otros dos hermanos también me llevo bien, aunque tal vez no hable tanto como con ellos.

—Sos muy fanático del cine, ¿pensaste en dirigir?

—Hice suficientes trabajos prácticos en la escuela técnica a la que fui como para saber que ser director no es lo mío. Es mucho estrés, mucho malabar, mucha presión; yo siempre tuve un ojo más directo hacia los escritores, quiero escribir. Estoy armando un par de guiones, hace mucho estoy escribiendo una película, tengo muchos borradores de cosas todavía que tengo que hacer y quiero entregárselas a gente más talentosa y decir: “¿Te interesa dirigir esta idea de loca?“.

—¿Tomás clases?

—Ahora no, me vendría bien para que alguien me diga cómo acomodarme porque soy muy desordenado y la última clase de escritura que tomé fue cuando tenía 17, 18 años, en la secundaria. No hice más porque uno es vago, salí de la escuela y me enfoqué mucho en el trabajo y todo lo que no era laboral lo tomé como que era medio inútil, así que era ganar plata, trabajar, mostrar que sos capaz en este mundo. ¡Total descuido de mi parte no enfocarme en eso! Creo que es mi pecado; tengo varios pecados encima pero uno puede ser la pereza en ese tipo de circunstancias. Soy autodidacta en ciertas cosas pero, por ejemplo, salir de casa, me cuesta mucho.

—¿Para salir con amigos también?

—Un 80-20 que me cuesta y cuando estoy en ese 20 por ciento me quedo, veo una película, me encierro en mi cubito.

—¿Y el celular ayuda a que te quieras quedar? ¿Cómo es tu relación con el teléfono?

—Para cuando ya elegiste quedarte en casa el celular es un veneno, voy a ver una película y no, estás 40 minutos con el teléfono, no lo puedo creer. Estuve viendo un montón de tiempo Twitter, que es venenoso, o Instagram, que es una boludez, no salí con mis amigos, no miré la peli, no leí el libro, no descansé nada. Yo nunca tuve TikTok, por suerte… Voy a decir algo muy de viejo, pero es un problema, y más para los más chicos que ya ni consumen contenido; están 30 segundos, 15 segundos, 20 segundos y no pueden sostener la atención.

—¿Cómo sigue tu año por fuera de Sex?

—Estoy armando un pequeño proyecto en formato podcast, que medio que juega con todos estos tópicos que estuvimos hablando, sobre el fin del mundo un poco y sobre la era actual en la que estamos viviendo. Pero Sex es el trabajo en el que mejor la estuve pasando y lo seguiría haciendo todo el año; no me imaginé que me iba a enamorar del escenario tan rápidamente. Pensé que nunca iba a poder hacer algo así. De chico era un theater kid en mi cuarto, solo, cantando temas de musical y pensando: ‘No, sos muy gordo. No, sos muy feo. No, sos muy bajo o sos muy alto». Pero me doy cuenta que no todo es así.

—Entonces, terminamos esta charla como empezamos, con la palabra de tu papá cuando te dijo: “Si te gusta, hacelo y disfrutalo”…

—Sí, y ya sé que en esta época es re difícil decir eso porque probar algo cuesta plata, y a veces tenés que trabajar y estudiar y es complicado mantener una familia. Es muy complicado en esta época dar el consejo de ‘hacé lo que quieras’ porque no, no hagas lo que quieras, hacé lo que tengas que hacer para sobrevivir. Y si podés hacer algo más que sobrevivir, que es vivir, probá: no tengas miedo.

Sex tiene funciones de jueves a domingo en Gorriti Art Center, Juan B. Justo 1617, CABA.