CÓRDOBA.- La crisis que atraviesa SanCor, que ayer se presentó en concurso de acreedores, no tiene un impacto directo en el mercado de los lácteos porque la empresa hace ya tiempo que perdió participación: sí continúa siendo una “marca muy fuerte” en la percepción de los consumidores. “Conserva el nombre, no el peso que tenía”, define ante LA NACION un especialista en el sector. En la Argentina hay registradas unas 600 compañías lácteas, pero una docena controla el 60% del mercado.

Los despidos totales en SanCor alcanzarían los 500; ya envió unos 350 telegramas a los trabajadores de sus plantas de Córdoba, donde tiene tres (La Carlota, Balnearia y Devoto), y a las dos de Santa Fe (Villa Gobernador Gálvez y Sunchales). La empresa en 2017 elaboraba unos 4.000.000 de litros de leche diarios; hoy está en 200.000 litros. Según el balance de 2024 la deuda financiera que acumula es de US$250 millones.

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Los problemas financieros que tiene son acuciantes y aunque hace meses el consejo directivo busca inversores, no los consigue. Hasta 2005 la firma fue la primera exportadora láctea del país.

El año pasado no fue bueno para el consumo de lácteos en el país. Medido en promedios ponderados por litro de leche, cayó casi nueve por ciento interanual

El año pasado no fue bueno para el consumo de lácteos en el país. Medido en promedios ponderados por litro de leche, cayó casi nueve por ciento interanual. Por productos, a la cabeza con una pérdida de alrededor del 20% respecto al 2023 quedó la familia de postres y yogures, seguidos por los quesos (todos bajaron excepto el cremoso). En los últimos meses del 2024 repuntó “algo” la venta de leches larga vida y en polvo.

Las empresas lácteas líderes en el país son Saputo, Mastellone Hnos., Savencia Argentina, Punta del Agua y Noal, según el último ranking elaborado el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) en función de la cantidad de leche que cada una recibe y procesa diariamente.

En productos frescos (yogures, flanes y postres) SanCor redujo fuerte su participación cuando en 2016 vendió el 90% del negocio a Vicentín Family Group; la operación fue a través de Alimentos Refrigerados SA (ARSA). Ese año la compañía empezó un proceso de reestructuración que incluyó casi 3500 retiros voluntarios y despidos entre los 5100 empleados que tenía. ARSA, en diciembre del 2023, se presentó en concurso preventivo de acreedores y atraviesa problemas desde entonces.

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La láctea continúa produciendo quesos y dulce de leche pero en niveles muy bajos porque recibe poca leche fresca. Las plantas cordobesas están trabajando uno o dos días a la semana; mientras que la de Gálvez es un depósito. “La cuota de mercado que ocupó se fue distribuyendo entre el resto de las marcas; no hay una que se haya quedado con más”, explica un experto, quien insiste en que el “nombre” mantiene el “reconocimiento” de los consumidores “porque tiene más de 90 años, más allá de que hace bastante que no tiene presencia significativa”.

En julio del año pasado, según OCLA, representaba 1,4% de la leche producida pero desde entonces la caída se pronunció. En estas semanas no hay casi actividad en ninguna de las instalaciones. “Es una crisis estructural de difícil salida”, define un empresario del sector. La referencia es a que, desde el inicio del nuevo siglo, la láctea tiene problemas. Ya en 2006 había firmado un preacuerdo con Adecoagro para vender 62% de la empresa, pero una propuesta del gobierno de Néstor Kirchner la llevó a cerrar un contrato con Venezuela para proveerle productos lácteos a cambio de recibir unos US$80 millones. Terminó peor de lo que estaba.