En enero de 2025, Paul Guilbeault, residente de Arizona, se preparaba para un viaje solidario con destino a California. Su intención era llevar ropa y suministros a las víctimas de los incendios forestales que habían afectado la región en los últimos meses. Mientras conducía hacia Los Ángeles, recibió una llamada que jamás imaginó. Después de ocho años, su perro Damian, un pinscher miniatura que había desaparecido en 2017, había sido encontrado en Oklahoma City.

De Arizona a California

El hallazgo resultó ser completamente inesperado. Cuando perdió a su mascota, Guilbeault nunca dejó de buscarlo, aunque con el tiempo la esperanza se había debilitado. Sin embargo, gracias a un microchip de identificación implantado en el animal, alguien logró contactarlo con una noticia que cambiaría el rumbo de su viaje. Sin dudarlo, desvió su trayecto y manejó más de 14 horas para reencontrarse con su perro, con quien había compartido gran parte de su vida antes de la desaparición, según New York Post.

Durante una mudanza desde Massachusetts hacia Arizona, Guilbeault y su familia realizaron una parada temporal cerca de Oklahoma City. Fue entonces cuando ocurrió un incidente que marcó el inicio de una larga búsqueda. Damian, asustado por el entorno desconocido, logró soltarse de su correa y salió corriendo sin dejar rastro. De inmediato, su dueño inició una intensa búsqueda en la zona, convencido de que podría encontrarlo antes de continuar con su viaje.

La familia se quedó en la ciudad durante una semana, distribuyó volantes y publicó avisos en redes sociales con la esperanza de que alguien tuviera información sobre el paradero del animal. Sin embargo, cada día que pasaba sin respuestas reducía las probabilidades de éxito. Finalmente, después de agotar todas las opciones, su padre sugirió que debían seguir adelante. A pesar de la decisión, Guilbeault nunca dejó de preguntarse qué había sucedido con su mascota.

Cuando perdió a su mascota, Guilbeault nunca dejó de buscarlo, aunque con el tiempo la esperanza se había debilitado. Foto: @paulguilbeault.

Un hallazgo en Oklahoma City

Ocho años después de aquel episodio, Donna Bentley conducía por una carretera en Oklahoma City cuando un pequeño perro cruzó la calle repentinamente, obligándola a frenar de golpe para evitar atropellarlo. Al notar que el animal estaba desorientado y en peligro, decidió detenerse y recogerlo. Aunque el perro mostró signos de miedo e intentó morderla, Bentley no lo abandonó y buscó ayuda.

Su hermano, Rick Chambers, llevó al perro a un veterinario local con la intención de verificar si tenía dueño. Luego de una revisión general, descubrieron que, a pesar de estar algo desnutrido y con las uñas crecidas, se encontraba en buen estado de salud. El veterinario escaneó su microchip y encontró información que permitía contactar a su propietario. Fue entonces cuando Paul Guilbeault recibió la llamada que tanto había esperado durante años.

Gracias a un microchip de identificación implantado en el animal, alguien logró contactarlo con una noticia que cambiaría el rumbo de su viaje. Foto: @paulguilbeault.

El reencuentro

A pesar de los años transcurridos, el reencuentro fue inmediato y conmovedor. Damian, ahora de 13 años, reconoció a su dueño en cuanto lo vio y se mostró emocionado al acercarse. Aunque el paso del tiempo había dejado marcas en su físico, la conexión entre ambos permanecía intacta.

El dueño notó que su perro había envejecido y que sus movimientos eran más lentos, pero su expresión seguía siendo la misma. En el momento en que volvieron a verse, Damian se acercó con confianza, como si nunca hubieran estado separados. Guilbeault expresó que, a pesar de la larga ausencia, sintió que su perro siempre lo había estado esperando.

La importancia del microchip en mascotas

Este caso resalta la importancia de los microchips de identificación en los animales de compañía. Gracias a este pequeño dispositivo implantado bajo la piel, Damian pudo ser reconocido y devuelto a su dueño después de casi una década. Muchos animales se pierden cada año, y sin un método de identificación adecuado, las posibilidades de reencuentro disminuyen considerablemente.

Los especialistas en bienestar animal recomiendan que todos los dueños de mascotas consideren la implantación de un microchip y mantengan sus datos de contacto actualizados en los registros. En muchos casos, las placas con información en los collares pueden extraviarse, mientras que el microchip permanece siempre en el cuerpo del animal, facilitando su identificación incluso después de largos periodos de tiempo.