Los tres cambios que ejecutó Racing al regreso del entretiempo eran una señal del disconformismo por la producción futbolística del equipo. Revertir la imagen, después de ser superado por Estudiantes, una necesidad y una búsqueda desesperada para modificar un escenario que fue adverso desde el primer minuto. La Academia, durante un corto pasaje, empujó al rival a recalibrarse, pero el León tuvo la inteligencia y el pragmatismo para reinventarse y edificar una victoria por 2-0 que lo hizo saltar a lo más alto de la tabla de posiciones del Grupo A. Un triunfo que ilusiona, después de un mercado de pases en el que la entrada de un grupo inversor alimentó un debate en el fútbol argentino, mientras sumaba a Medina, Alario, Facundo Farías, Piovi…

El uruguayo Neves, que selló la victoria de Estudiantes, presiona a Almendra, que fue reemplazado en el entretiempo por el DT Costas

Una presión incómoda de Estudiantes desarticuló a Racing, que a los cuatro minutos enseñó con la infracción y tarjeta amarilla que recibió Di Césare la dificultad. No se trató de una situación sorpresiva, fuera de libreto, pero el vértigo que impuso el León explotando el sector izquierdo del ataque con las asociaciones entre el paraguayo Arzamendia y Tobio Burgos evidenció que Martiarena tendría que ajustar más la tarea defensiva y Vietto enseñarse atento a cómo el doble cinco que componen Neves y el capitán Ascacíbar distribuían el balón. El remate de cabeza de Carrillo, un aviso del Pincha en los primeros compases, acción que resolvió el arquero Arias. El guardavalla, lentamente, empezó a mostrarse como el sostén para que Racing no sufriera en el marcador la superioridad de Estudiantes: con reacción y con el pie izquierdo le negó el festejo a Tiago Palacio, que se impuso en el mano a mano a Quirós y remató de derecha.

El intento del DT Gustavo Costas de reorganizar a Racing, que fue minimizado por la tarea que ensayó Estudiantes; la Academia jugó en La Plata uno de los peores partidos del ciclo

Los gestos y las charlas entre los jugadores eran el síntoma de que la Academia no conseguía desarmar la idea y la planificación que practicó Estudiantes. Los zagueros reclamaban a los carrileros –Martirena y Rojas– que acompañaran en el retroceso, y los volantes demandaban que la defensa trepara unos metros para formar una línea más compacta, con menos espacios, para contrarrestar el dominio del rival. Hasta Arias, desde el área, intercambiaba conceptos con el DT Costas para corregir los movimientos y emparejar el manejo del balón.

El resumen de la victoria de Estudiantes

No se caracteriza la Academia por ser un equipo que se entretiene con la pelota, porque el sello que lo convierte en un conjunto explosivo es el poder de fuego de los delanteros. Siete goles en dos partidos, con la marca de Maravilla Martínez, Vietto y Balboa –que como el lunes salta desde el banco de los suplentes–, eran las credenciales de una estructura que cambió algunos intérpretes, pero mantiene la voracidad que inculcó Costas.

Con un puñado de pases se las ingenia para ser profundo, dar el presente: de un despeje, tras un tiro libre en forma de centro, Maximiliano Salas lanzó el centro, el desvío favoreció a Martínez, que martilló con la cabeza, aunque no hizo blanco. Una rareza del artillero, que ajusta la mira siempre en el marco: la estadística refleja 33 festejos en 51 partidos, antecedentes con los que arribó al coqueto estadio Uno.

Palacios apremia a Almendra: el uruguayo aportó juego y despliegue y resultó una de las piezas para ensayar la presión alta que ejecutó Estudiantes

El tándem que compusieron el uruguayo Martín Barrios, que hizo su debut desde el inicio, y Almendra, no tuvo en su estreno la mejor versión. El charrúa ocupó la posición de Nardoni, que sufrió un traumatismo en la rodilla izquierda ante Belgrano, aunque quien se presentaba como la primera opción para esa plaza tampoco formó parte de la lista de convocados de la Academia: Zuculini arrastra una sobrecarga muscular en el bíceps femoral izquierdo y el cuerpo técnico lo desafectó de la cita. “Vamos a cambiar que estamos llegando tarde a todas”, reclamaban desde el banco de suplentes de Racing, en referencia a cómo Estudiantes anticipaba cada acción y de ese modo a Racing se le hacía imposible diseñar una secuencia de pases y equilibrar el desarrollo.

El desentendimiento era producto también de la estrategia del León, que doblaba en presencia a los futbolistas de la Academia. Estudiantes tenía una energía superior, una marcha más, y Ascacíbar era una pieza que crecía en el desdoblamiento de funciones: el volante, que recibió llamados de la Major League Soccer, del fútbol italiano y de Fernando Gago para sumarlo a Boca, hizo valer el gigantesco esfuerzo que realizó el Pincha para retenerlo. El Ruso era una bandera cuando irrumpió en el fútbol argentino, en 2016, aunque en su experiencia europea –jugó en la Bundesliga y el calcio– sumó conceptos, descubrió que a pesar de explotar como un futbolista de corte tiene panorama para desprenderse y aportar en ofensiva.

Ascacíbar recibió llamados de la MLS, Italia y Boca, pero Estudiantes hizo un esfuerzo económico para retener al capitán: ante Racing, el Ruso fue la figura del partido

La confusión que envolvía a Racing se tradujo en el error de Quirós, que intentó salir con la pelota dominada desde el área y se nubló ante la presión alta de Estudiantes: Carrillo asfixió y quitó la pelota, Palacio habilitó a Ascacíbar y el capitán definió con clase ante el achique de Arias. El León revelaba en el marcador el rendimiento en la cancha, una diferencia que Racing nunca pudo igualar en el juego ni en el resultado. De otra falta de concepto, impulsada por el apremio y el apuro, Rojas despejó hacia el centro, Neves selló el triunfo, desató una fiesta en La Plata y llenó de dudas a la Academia.

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