“Somos muchos los que andamos rotos”. Andrés Parra, el actor colombiano reconocido por producciones como Pablo Escobar: el patrón del mal, en la que personificó al narcotraficante, tiene los pies en la tierra y ningún reparo a la hora de desidealizar su éxito. Cosechó fama internacional con sus notables interpretaciones, pero se muestra vulnerable. En 2023, Parra se divorció y ese proceso lo invitó a “mirar hacia adentro”. Sin filtros, decidió apropiarse de su fragilidad y montar el unipersonal Venga que si es pa’ eso que se presentará en el Teatro Broadway, desde mañana, 4 de febrero.

En una conversación con LA NACIÓN, Parra dejó ver su lado más sensible y se sinceró sobre los altibajos de su vida, su vocación y su camino de autoconocimiento.

El unipersonal de Andrés Parra recorre anécdotas, reflexiones y observaciones sobre la soledad y las angustias de la vida cotidiana

—Es la primera vez que vas a presentarte en Buenos Aires con una obra de teatro…

—¡Sí! Estamos muy entusiasmados. Muy emocionados. El show lleva andando ya un año y, sin embargo, le sigo metiendo cosas nuevas. Es un revuelto: monólogo, teatro, stand-up, de todo un poco. Con este show me propuse compartir con la gente mi viaje a través de la angustia, la ansiedad, la depresión, las heridas de infancia, las inseguridades y los complejos. Contar con humor cómo fue que en un momento tuve que hacerme responsable de mi camino, quise compartir con la gente todo lo que me venía pasando. Es un espectáculo enmarcado en el humor, entretenido y divertido, pero también confrontador y emocional. Es algo que salió muy de mis entrañas. Un ejercicio íntimo en que me muestro lo más honesto y vulnerable posible.

—El espectáculo se basa en tu propia historia, ¿no hay nada ficcionado?

—Hablo de experiencias muy personales. Me parece importante porque hay una tendencia en la que veo que la gente que goza de cierto éxito solo comparte ese éxito: sus viajes, sus cenas. Es muy poca la gente que está dispuesta a compartir su miseria. Hay una parte oscura de la que pareciera que es mejor no hablar. Yo aposté a compartir mi miseria.

Venga que si es pa’ eso marca un nuevo capítulo en la carrera de Andrés Parra: se siente cómodo tanto el mundo del stand-up comedy como en cada uno de sus papeles dramáticos

—Mucha gente te ve como alguien superexitoso, pero no le tenés miedo a exponer el lado B de tu vida.

El éxito es un gran fracaso en realidad. Sé que no soy el único que ha pasado por esto. Tener todo y darte cuenta de que en realidad no tienes nada es de las cosas más duras que pueden pasar, ¿no? Va por ahí. Se trata de cuestionar el concepto que tenemos del éxito. Pareciera ser que la desdicha se convirtió en nuestra segunda naturaleza. Es muy difícil encontrar a una persona que te pueda decir que ha estado totalmente dichosa las últimas 3 horas. Es muy difícil. Entonces, me hago esa pregunta: ¿por qué es tan difícil para el ser humano estar satisfecho? ¿Por qué dependemos tanto de tantas cosas para estar tranquilos? Creo que es hora de empezar a hacernos ese tipo de preguntas. Hay mucha gente insatisfecha, triste, angustiada y ansiosa.

—¿Tu momento de mayor “éxito” se sentía internamente como un fracaso?

—Era directamente proporcional. Era muy extraño: entre mejor me iba peor me sentía. Con el éxito de El patrón del mal miraba adentro y pensaba: “Y sigo igual.” Entonces, me preguntaba: “¿Cómo es esto? ¿Nos engañaron o qué pasó? ¿Por qué por aquí no es?”. ¿Era cambiar el carro? Lo cambié y no. Entonces, era cambiar de esposa, y tampoco. Ajá. ¿Será cambiar de trabajo? Nada. Seguimos por la vida dándonos como contra un vidrio. Tenemos muchas heridas internas, traumas, miedo al rechazo, vergüenza. Nadie abre el corazón. Cuesta ser honesto y decir lo que uno siente. Vivimos llenos de miedo. ¿Cuánto tiempo más vamos a seguir disimulando? Hace 3 años, a raíz de una profunda frustración, tomé la decisión de emprender una búsqueda para lograr saber quién soy.

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—Cuando pensás en todo eso, ¿te arrepentís, por ejemplo, de haber aceptado los papeles que te lanzaron a la fama? ¿Preferirías la vida que tenías antes de El patrón del mal?

—No me arrepiento de absolutamente nada en la vida porque afortunadamente entendí que todo lo que viví era necesario para llegar a este punto en el que estoy. Si no hubiera fracasado como fracasé, si no me hubiera equivocado, como me equivoqué… no estaría acá. Ni siquiera le llamo equivocación, creo que hay un plan perfecto y tienes que estar muy atento porque la vida te lo dice todo el tiempo. El dolor tiene la gran misión de que un día tú te levantes y digas: “No, es que yo no puedo seguir viviendo así”. Entonces, no me arrepiento de absolutamente nada, pero si cambiaron muchas cosas en mi vida. Mi relación con la profesión cambió. Cambió mi relación con el prestigio, con el dinero, con la fama. Logré darme cuenta de que eso no es realmente importante. No puede ser que mi felicidad dependa de un trabajo, eso no puede ser. Mi felicidad no puede depender de una pareja o de que no haya tráfico, o de que llueva o no llueva.

—¿Sentís que hay muchos estereotipos sobre los colombianos impregnados en la industria cinematográfica?

—Los estereotipos son ilusiones. Es el mundo de las etiquetas. Yo soy actor y punto. No es un tema que me preocupe. Lo que usted piense de mi país es problema suyo, o sea, ¿yo qué quiere que haga?

—Antes de alcanzar la fama, perdiste tu visa estadounidense por trabajar ilegalmente en ese país. ¿Qué opinión te merece la actual situación de los migrantes en los Estados Unidos?

—Mirando las noticias del agarrón entre [Donald] Trump y [Gustavo] Petro por las deportaciones, yo solo veo dos personas queriendo tener la razón. Ese es el origen de todas las guerras en el mundo. Piensan: “Yo tengo razón. Y para demostrártelo tengo un ejército. Usted tiene que pensar como yo pienso. Usted tiene que actuar como yo digo que se tiene que actuar”. Esa es la tragedia: tener en el poder esta gente que lo que quiere es tener la razón. Allá no está la gente a la que le importa el ser humano ni quién eres tú. Solo les importa tener la razón. Eso lo han hecho los políticos y también las religiones que quieren imponer su verdad a las buenas o a las malas. Es una novela muy macabra. Los países no cambian, el que tiene que cambiar es uno.

Para agendar

El unipersonal de Andrés Parra, Venga que si es pa´ eso, se presentará el 4 de febrero en el Teatro Broadway (Av. Corrientes 1155), a las 20.30. Entradas a la venta por Plateanet.