El sacerdote español Jordi Bertomeu, enviado por el Papa Francisco a Perú para investigar los abusos cometidos por el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) y comisario designado para ejecutar la disolución de este grupo apostólico, comunicó públicamente este domingo que el pontífice ha decidido suprimir “todo lo que fundó” el pederasta Luis Fernando Figari.
Durante una homilía realizada en la parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación, encomendada al SVC, Bertomeu explicó que Francisco le delegó la “delicada misión” de asistir en este proceso, que implica la supresión del Movimiento de Vida Cristiana, la Asociación de María Inmaculada, la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y las Siervas del Plan de Dios, los cuales conforman la denominada familia sodálite.
“El 20 de diciembre de 2024, el Papa me llamó a su despacho en el Vaticano para pedirme, después de una misión especial, muy difícil y complicada, que recogiera los hechos y escuchara a las víctimas”, relató al inicio del rito.
Precisó que, tras una “profunda reflexión”, el pontífice llegó a la conclusión de que el SVC no había tenido un carisma genuino desde su fundación. “Después de ocho meses (…) el Santo Padre me dio el regalo de Navidad y me pidió que lo acompañara en este proceso del Sodalicio y de todo lo que fundó Figari, porque ha llegado a la conclusión, después de un largo discernimiento, de que no había carisma inicial”, comentó.
Bertomeu también señaló que el Papa le aseguró que la disolución no tenía la intención de castigar a nadie, sino de purificar la institución para conducirla hacia algo mejor. “Me dijo: ‘No es un castigo, es todo lo contrario. Quiero lo mejor de esa gente de buena voluntad que durante muchos años ha hecho un buen camino’”, indicó.
Explicó que, para Francisco, era momento de “recoger esos pedazos” y salvar lo que fuera posible. “Empecemos algo mucho mejor, habiendo purificado aquellos elementos que debían ser purificados (…) No vengo aquí como sociólogo, político ni economista, sino como un sacerdote que intenta hacer su trabajo mirando al Señor y a los seres humanos con esa mirada de misericordia que solo Dios da para nosotros”, agregó.
Bertomeu también abordó las preocupaciones de los feligreses sobre el futuro de la parroquia, ubicada en La Molina y presidida por el párroco Juan Carlos Rivva. “Continuará, evidentemente (…) Al final de este proceso, tenemos que encontrarnos radicales en Cristo”, afirmó mientras los presentes aplaudían.
Finalmente, pidió oración por todos aquellos “sacerdotes, laicos y religiosas” que formaron parte del SVC, así como por el clero diocesano, al cual se incorporarán a partir de ahora, “para que su aporte sea significativo”.
El SVC aceptó la semana pasada su disolución por el Papa Francisco y pidió perdón a las víctimas de abusos denunciados en los últimos años contra varios de sus principales miembros, incluido su fundador. Los miembros del grupo, que estuvieron reunidos en la ciudad brasileña de Aparecida, agregaron que el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica les informaron la decisión papal.
Investigación
El caso fue investigado por el Vaticano y, en julio de 2023, el papa envió a Perú, como investigadores especiales, al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y al sacerdote español Jordi Bertomeu, ambos expertos en delitos de abusos.
El pasado agosto la Santa Sede expulsó a Figari debido a las investigaciones que lo señalan como culpable de abusos, y desde entonces también se expulsó a hasta 15 miembros de la organización por abusos sexuales, algunos contra menores.
Nacido en Lima en 1947, el pederasta fundador ha sido acusado por miembros que pertenecían a la misma organización e investigaciones fiscales y periodísticas de haber cometido abusos físicos, psicológicos y sexuales.
En 2015, a los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz publicaron el libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’, en el que revelaron los testimonios de víctimas de abusos físicos, psicológicos y sexuales cometidos por el SVC, fundado en 1971.