La vida de Paloma Abigail Gallardo y Josué Salvatierra estuvo marcada por una amistad inquebrantable que, con el tiempo, se convirtió en un joven amor. Se conocieron en la Escuela Secundaria N°63 de Bosques y, a pesar de la diferencia de edad, se volvieron inseparables. Paloma, de 16 años, cursaba el quinto año, mientras que Josué, de 14, estaba en segundo.
Compartían largas caminatas, tardes de charla y entrenaban juntos en un gimnasio. El jueves 30 de enero, ambos salieron de sus casas, pero nunca regresaron. Dos días después, sus cuerpos fueron hallados en un descampado en Bosques, en Florencio Varela.
Paloma nació el 7 de mayo de 2008 y creció en una familia cristiana. Sus padres, Alicia Pita y Omar Gallardo, transmitían mensajes de fe a través de un programa en YouTube. Era una joven creativa que disfrutaba la costura y tenía un hermano mayor, Santiago.
Según familiares y allegados, su padre, pastor evangélico, tenía una actitud estricta respecto a su vida sentimental, pero eso no impidió que ella y Josué comenzaran una relación de pareja dos meses antes de su muerte.
Josué, nacido el 31 de diciembre de 2010, también pertenecía a una familia trabajadora y era conocido por su simpatía y carisma. Compartía con Paloma el deseo de pasar tiempo juntos, sin importar las circunstancias.
El jueves pasado, Paloma le dijo a su padre que iba al gimnasio y salió con lo indispensable: ropa de entrenamiento y una botella de agua. No llevaba nada más porque planeaba volver pronto. Esa misma tarde, Josué también salió de su casa y juntos caminaron por un descampado en Avenida Calchaquí y Capdevila, un área con terrenos vacíos, una antena telefónica y el Puente de Bosques, pero también conocida por la presencia de personas en situación de calle y delincuentes. La investigación señala que fueron atacados para robarles lo poco que tenían.
La desaparición generó preocupación inmediata en sus familias. A las 21 horas, cuando Paloma no regresó a casa como solía hacerlo a las 20:00, su padre intentó contactarla sin éxito y realizó la denuncia a través de la línea 145. Paralelamente, los padres de Josué alertaron al 911.
Dos días después, el hallazgo de los cuerpos en el descampado conmocionó a la comunidad.
La noticia generó indignación entre los vecinos, que cortaron la Ruta 36, quemaron gomas y pastizales en reclamo de mayor seguridad, mientras efectivos policiales desplegaban un operativo en la zona.
“Ellos no se fueron de sus casas, no fue una aventura juvenil. Fueron víctimas de la delincuencia inmunda”, expresó Alicia Pita, la madre de Paloma, en un mensaje de dolor transmitido en redes sociales. A pesar del profundo sufrimiento, sostuvo: “Estamos con el corazón roto, pero enteros y firmes en Cristo”.
En otro momento del programa, que duró dos horas, contó cómo fueron los minutos previos a su desaparición: “Se quedaron en la plaza como cualquier parejita de adolescentes, estaban contentos, no había ninguna pelea. Ellos se querían mucho, primero fueron amigos y hace dos meses empezaron a noviar”, relató.
Omar Gallardo, por su parte, declaró: “Se regalaban caramelos, chocolates, mi hija nunca tuvo una relación con nadie”. La aclaración llegó a partir de falsos rumores que indicaban que la joven podría estar embarazada.
“Estamos atravesando por el valle de sombra y de muerte, inesperadamente. Jamás pensamos que íbamos a pasar por una situación como esta”, completó Alicia Pita.
Fuentes de la investigación confirmaron a Infobae que los adolescentes “tenían encuentros” en el descampado en que fueron asesinados. “En ese lugar donde por las noches hay personas en situación de calle. En la escena del crimen se podía notar una especie de cocinas improvisadas y algunas carpitas”, dijeron.
La hipótesis es que los chicos estaban allí, pasando su tiempo juntos, cuando los atacaron. El doble crimen fue para robarles una mochila, los celulares y algo de plata que llevaba la chica.
Según el parte preliminar de la autopsia, que ya está en manos del fiscal Hernán Bustos Rivas, titular de la UFI N°5 de Florencio Varela, a Paloma y a Josué los golpearon en la cabeza con un objeto contundente hasta matarlos.
“Tenían entre dos y tres traumatismos de cráneo cada uno, no había señales de que los hubieran atado ni tampoco de un ataque sexual a Paloma”, confirmaron.