El sábado cerca de las 15 los primeros paraguas y abanicos de colores cruzaban la Plaza del Congreso en dirección a la Casa Rosada. Pasaban a los costados de dos largas columnas militantes en la que, entre gremios y agrupaciones políticas, se acomodaban con sus banderas las principales organizaciones sociales. Para los piqueteros, como para los gremios, la convocatoria de las comunidades LGBT es el “inicio de un plan de lucha”.

De un lado, sobre la avenida Hipólito Yrigoyen, el Movimiento Evita, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la Unión de los Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), entre otras agrupaciones peronistas, aguardaban desde temprano el inicio de una manifestación que ganó expresividad y volumen solo horas más tarde, cuando la sombra comenzó a conquistar espacios; el Polo Obrero y las organizaciones que integran el Frente de Lucha Piquetero hacían lo propio al otro extremo de la plaza, sobre la avenida Rivadavia, donde también se divisaban las banderas de Libres del Sur.

La Utep en la marcha a favor de la diversidad sexual

Es tu odio genital. Al clóset no volvemos nunca más, se cantaba en el mientras tanto, desde el acoplado de un camión devenido en escenario, mientras un integrante del Polo marcaba el pulso con un bombo en negras.

Sin embargo, ni de un lado de la plaza ni del otro, se sabía a ciencia cierta el modo en que las “orgas” acompañarían la “marcha antirracista y antisfacista”, convocada, ideada y encabezada –un sábado a la tarde– por una larga lista de organizaciones ligadas a la comunidad LGBTIQ+.

Los dirigentes de los movimientos, acostumbrados a marcar la dinámica de la calle, tampoco sabían si marcharían hacia Plaza de Mayo o sí, por reclamo del calor o de una agenda impropia, se quedarían allí, donde comenzaron a concentrar desde las 14. “Veremos”, decía un miembro del Evita.

En la manifestación –que resistió el agobio del calor y pisó fuerte la avenida de Mayo pasadas las 17– no prevaleció ninguna consigna, color, rango etario o patrón, a excepción de un generalizado descontento contra la figura de Javier Milei y sus dichos en el Foro de Davos. Allí, frente a los ojos del mundo, el Presidente vinculó los casos “más extremos” de la ideología de género con la pedofilia, lo que desató una marea de repudio y puso en una encerrona al Gobierno, que luego intentó ecualizar aquel mensaje.

Debilitadas y sin los recursos de antes, las organizaciones aprovecharon para enganchar sus reclamos a ese repudio generalizado y salieron a las calles por primera vez en el año, un sábado a la tarde.

Fuera este gobierno hambreador”, coló el Polo Obrero en la convocatoria, aludiendo al freno en el reparto de alimentos, el más antiguo y permanente de sus reclamos, que, sin embargo, se fue apagando con el corre de 2024, a la par de su debilitamiento en las calles, que el protocolo antipiquetes de la ministra Patricia Bullrich terminó de apagar. Ayer, el protocolo permaneció inactivo.

“El movimiento piquetero está integrado por muches compañeres de la colectividad, de las diversidades. Y también está integrado por muchos compañeres de las colectividades migrantes”, explicaba Jeremías Cantero, referente en la capital federal del Polo Obrero, que junto a Eduardo Belliboni y otra docena de dirigentes del espacio, está procesado por haber desviados fondos destinados a la asistencia social hacia usos con fines partidarios.

“El día de hoy es una reacción contra las declaraciones, contra ese discurso de odio”, completaba Cantero en relación a los dichos de Milei en Davos.

Alejandro “Peluca” Gramajo, secretario de la UTEP, que agrupa a distintas organizaciones peronsitas, ofrecía una explicación integral de la participación. “Esta es una marcha que se convocó con eje puesto en el antifascismo, en el antirracismo. Los trabajadores más humildes se ven siempre afectados por discursos de este tipo, como los que instalan desde el poder central”, decía a LA NACION.

“Nosotros hemos tenido siempre como premisa, como eje vertebrador de lucha, la articulación con todos los sectores. Lo hemos hecho durante todo el año pasado, cada una de las expresiones que se manifestaron en la calle, la UTEP ha acompañado, los movimientos populares hemos acompañado. Así lo hicimos con el movimiento de mujeres, así lo hicimos con las diferentes convocatorias que se han expresado desde la Confederación General del Trabajo”, agregaba.

Si bien no fue la primera vez que los movimientos sociales acompañan la agenda de las minorías, sí es la primera vez que la hacen tan suya. En el Polo Obrero, por caso, la temática estuvo siempre en manos de la juventud del movimiento, que acompañaba y convocaba a las marchas del orgullo. Para esta ocasión, el movimiento organizó, junto a otras expresiones de la izquierda, la asamblea del miércoles en Parque Lezama con vistas a dar pulir los detalles para la movilización de ayer.

El Movimiento Evita también ha tenido guiños con la agenda de las minorías en el pasado, pero no convocó oficialmente a movilizar en la última marcha por el orgullo, hace apenas unos meses.

“Nuestro sector no está ajeno a este reclamo, porque los trabajadores más pobres, los trabajadores humildes, siempre se ven discriminados, perseguidos por los dispositivos de poder, que no quieren visibilizar”, explicó Gramajo, secretario de la UTEP y referente del Evita. Y agregó: “Los trabajadores más humildes se ven siempre afectados por discursos de este tipo, como los que instalan desde el poder central. Tenemos ejemplos concretos de trabajadores en la economía popular, trabajadores humildes, como en el caso de los vendedores en espacios públicos, que se ven altamente discriminados por los diferentes dispositivos de poder”.

Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista. Mayra Mendoza.

Las organizaciones sociales no fueron las únicas agrupaciones que tiñeron sus banderas de arcoíris. Referentes y exfuncionarios del kirchnerismo pasearon por una avenida de Mayo que, pasadas las 17 horas, se convirtió en una pasarela repleta de color y música, en la que, sin presencia policial significativa, no se registraron disturbios, tensiones ni incidentes.

El presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y la exministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, fueron algunas de las figuras presentes en una comvocatoria amplia. Referentes del Radicalismo y de la Coalición Cívica también hicieron su paso por la marcha.

Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista. Victoria Tolosa Paz