“Esta obra empezó en 2018, cuando me estaba subiendo a un avión para mudarme al exterior”, dice Virginia Pollak, la dueña de casa. Algunos arquitectos imaginarán como ideal este escenario liberado de un constante ida y vuelta con el cliente. “Pero no es tan así; te das cuenta lo importante que es poder tener, a veces, feedback instantáneo”, aclara el arquitecto Andrés Ferreño, quien estuvo detrás de este desafío.
El tándem superó la distancia. “Nunca pudiese haberlo hecho si no fuese porque confiaba plenamente en el criterio y en la ética de Andrés”, aclara, de inmediato, Virginia, quien aprovechó su estadía en Estados Unidos para comprar la mayoría de muebles y electrodomésticos. Pandemia mediante, el fin de obra se retrasó y al container lo abrieron un año después de haberlo traido a Buenos Aires. “Fue muy divertido; ya no recordábamos con exactitud qué teníamos ni para qué lugar lo habíamos elegido”.
El fin último de este proyecto fue que durante el día no se prendiera ninguna luz. Todos los ambientes tenían que tener iluminación natural y amplitud, y debía existir una espacialidad que integrase al conjunto.
Virginia Pollak, dueña de casa, y Andrés Ferreño, arquitecto a cargo de la obra.
Afortunadamente, todo cuadró. Es que con una hermana, un cuñado, tres sobrinos y su hijo arquitectos (este último, Luca, aún estudiante), Virginia había puesto cada pieza del diseño interior bajo la lupa de varios expertos. Eso sin contar que ella, además, se dedica al control de obras de infraestructura y es fanática de perseguir el detalle arquitectónico. Las decisiones se tomaron entre idóneos.
Elegir la pureza
Todos los materiales elegidos para las terminaciones son puros: madera y granito para los pisos, mármol para las mesadas y hierro para las aberturas. “Preferimos hacer las ventanas 100% a medida, sin las restricciones que tienen los perfiles de catálogo”.
“Entendiendo que los semicubiertos te habilitan a usar más la galería, la condición innegociable para poner una pérgola fue que no tapara las vistas desde el living hacia el cielo. Por eso, la hicimos de vidrio y hierro”.
La pileta quedó directamente revestida con el revoque de obra. “Es bárbaro porque, al ser relativamente oscuro, el agua queda tibia”, dice Virginia.
El patio interior: pulmón de la casa
“El centro del proyecto es el patio interno, hacia el que ventilan todos los ambientes. Cuando prendemos el hogar, lo usamos como espacio de reunión invernal”.
Diseñar al detalle
“Virginia no quería ver los escalones de costado, pero tampoco tener una escalera ciega, de caja cerrada. Lo resolvimos con un chapón macizo pintado con esmalte sintético, que sostiene las pedadas de madera y hace de baranda. Su vista se funde con la pared blanca”, detalla el arquitecto.
La planta alta
“A ambos nos gustaba que todos los ambientes tuvieran las mismas terminaciones y colores: el piso, la pintura de las paredes, la decoración… Hasta las mesadas de mármol son iguales en la cocina, en los baños, en el lavadero y en el cuarto de servicio”, cuentan Virginia y Andrés, el arquitecto.
En el escritorio de Virginia, una consola modular blanca y una silla de la compañía danesa Fogia que trajo en un container de Estados Unidos. La mesa de trabajo es una puerta.
Espacios continuos
El piso de roble de Eslavonia se llevó, incluso, hasta los baños. “El material es más noble de lo que la gente cree; si se moja un poco, no pasa nada, y es mucho más placentro salir de la cama y caminar al baño sobre tablas de madera que sobre un porcelánico”, dice la dueña de casa.
Para dividir el lavamanos de la zona de inodoro y bidet, se usó una cortina de lino. “Nos pareció una alternativa cálida y orgánica para sectorizar los espacios sin tener que colocar una puerta”.
Respetar los espacios
“Mi hijo Luca, que estudia arquitectura, participó activamente en las decisiones del proyecto. Una de ellas fue separar lo mayor posible nuestros dormitorios, los cuales ubicamos en los extremos opuestos, a lado y lado del patio central. Así pudimos asegurarnos de que cada cual tuviera su independencia”, cuenta Virginia.
“El esquema despejado de la casa me habilita a cambiar los muebles de lugar y redecorarla todo el tiempo. Los baúles de este dormitorio, por ejemplo, hoy hacen de mesa de luz y de refuerzo de guardado, pero han pasado (y pasarán) por otros ambientes”.
En altura
Al cruzar el portón, hay algo de la espacialidad de la casa que enseguida impacta.