El hartazgo por la repetición de hechos de inseguridad en la provincia de Buenos Aires terminó por explotar ayer frente a la intendencia de Moreno. Allí habían llegado familiares, amigos y compañeros de Lucas Aguilar, un joven repartidor de 20 años que fue asesinado a puñaladas un día antes en un municipio que sumó cuatro muertes violentas en menos de 72 horas. La nueva ola de inseguridad que golpea el territorio bonaerense, con 11 homicidios en menos de una semana, tiene allí un punto extremo. Los vecinos reclamaron con frustración, impaciencia y enojo. El pedido era justicia por la víctima y más seguridad para los demás. La respuesta inicial fueron balas de goma y gases lacrimógenos. Entre los 15 detenidos había varios allegados al muchacho acuchillado.

Aguilar usaba su moto de baja cilindrada para hacer entregas solicitadas en una aplicación. Poco tiempo atrás había dado su testimonio en televisión como vecino que sentía el riesgo de la inseguridad en las calles de Moreno. Fue asesinado anteayer cuando intentó ayudar a un vendedor ambulante que era agredido en la calle. El homicida fue atrapado y en sus antecedentes quedó reflejado uno de los problemas básicos que se reiteran en casos de alto impacto público: el detenido tenía condenas y había sido beneficiado por la puerta giratoria judicial. Sus amigos se concentraron frente al edificio donde tiene el despacho la intendenta Mariel Fernández para exigir justicia.

Ante la falta de respuesta en la municipalidad, las tensiones comenzaron a escalar entre la policía y los manifestantes. De un lado les lanzaron piedras a los uniformados, que se defendían en formación cerrada de infantería, con sus escudos en alto. Varios patrulleros y la fachada de la intendencia terminaron con daños. Poco después del mediodía avanzaron los grupos de combate de la policía bonaerense.

Ismael Castro, secretario de Seguridad de Moreno, habló tras los disturbios. “Empezaron a destruir móviles, incendiaron cubiertas, se desmadró la situación y la policía quiso frenar la violencia”. Y en diálogo con LN+ agregó: “Se estaba poniendo muy tenso el clima y por eso la policía procedió a desactivar el conflicto. Estamos en contacto con la familia de Lucas. Su crimen no fue en ocasión de robo”.

Esa idea de que el asesinato de Aguilar no se trató de un hecho de inseguridad, sino el mortal resultado de una pelea callejera, fue el eje del relato surgido desde la administración bonaerense. Un video de una cámara de seguridad municipal muestra que Aguilar intentó ayudar a un hombre en problemas y fue apuñalado. Los antecedentes del detenido, que habría sido identificado como Benjamín Benítez, exponen su peligrosidad.

Los incidentes derivaron en un cruce entre funcionarios nacionales y provinciales (de lo que se informa por separado). En la administración de Javier Milei la posta la tomó el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona: “Kicillof reprime a los argentinos de bien que sufren la inseguridad, pero deja a los delincuentes sueltos. Este es el garantismo kirchnerista. Nosotros hacemos lo contrario: meter presos a los criminales y cuidar a los argentinos. Este año en las urnas hay una sola opción para terminar con este caos”.

Por su parte, el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, argumentó: “Si el gobierno nacional nos hubiera pagado el año pasado los $700 mil millones, ¿cuántos patrulleros se compran con eso? Diez mil patrulleros. Ese dinero el Gobierno no lo envió a la provincia, que es un fondo creado por ley para financiar la política de seguridad de la provincia”.

Como se consignó, los serios incidentes frente a la municipalidad de Moreno surgieron por la cuarta muerte violenta registrada en ese distrito en 48 horas. Aguilar fue asesinado de siete puñaladas por un delincuente que, aparentemente, intentó robarle a un vendedor de alfajores. Ante la ausencia de la policía bonaerense en la zona, Aguilar, que trabaja como repartidor en moto, persiguió al agresor con un palo.

Choques entre policías y manifestantes

Al llegar a la esquina de Asconapé y Alem, a dos cuadras de la Municipalidad de Moreno, Lucas alcanzó al agresor y le pegó con el palo para detenerlo. Entonces, el atacante le arrebató la madera a Lucas y comenzó a asestarle puñaladas. El homicida ya tenía tres condenas entre sus antecedentes, pero seguía libre.

El homicidio de Aguilar ocurrió anteayer a las 19.45. Siete horas antes, en un reportaje realizado por un periodista de un canal de noticias, el joven repartidor había dicho: “Moreno es tierra de nadie”, en referencia al asesinato de Pablo Fernando Bártoli, de 38 años, ocurrido ese mismo día, a las 7, en el cruce de ruta 25 y Samaniego, en la localidad de Cuartel V, de Moreno. A Bártoli lo mataron de dos balazos para robarle su moto Honda Enduro. Y Aguilar, por su labor como repartidor en moto, se enfrentaba todos los días a la posibilidad de que lo asaltaran para arrebatarle su herramienta de trabajo

Aguilar, según quedó registrado en la cámara de seguridad instalada en la mencionada esquina, logró levantarse y fue ayudado por los otros repartidores que también participaban de la persecución del agresor. De acuerdo con lo denunciado por los compañeros de la víctima, la ambulancia habría demorado 45 minutos en llegar a la escena del sangriento episodio. Aunque fuentes de la Secretaría de Seguridad local afirmaron que el equipo de emergencias “demoró unos minutos en responder al llamado al 911″.

Ante la gravedad de las heridas provocadas por las puñaladas que le asestó el agresor, Aguilar se desangraba en el lugar, mientras la ambulancia no llegaba y los policías, que habían tomado la custodia de atacante, luego que los repartidores concretaron una detención ciudadana, no asumían la responsabilidad del traslado de la víctima. Los amigos de Aguilar reclamaron que lo llevaran al hospital en un móvil, pero los efectivos se negaron a transportar al herido en un patrullero por una cuestión legal y de protocolo.

Ante el reclamo de los amigos de Lucas, los policías apresaron al presunto autor del homicidio que, como se consignó, habría sido identificado como Luis Benjamín Benítez, de 36 años. El caso de ese homicida constituye un claro ejemplo de la puerta giratoria. Benítez tenía tres condenas firmes y, sin embargo, estaba libre. La primera condena en su contra fue por un intento de homicidio ocurrido en julio de 2017, en Lomas de Zamora. Después sumó más sentencias. El 10 de marzo de 2023, el Tribunal Oral N° 1, de Mercedes, le impuso una pena de un año y ocho meses de prisión de cumplimiento efectivo por el intento de robo agravado poblado y en banda.

Además, el 21 de marzo de 2024, sumó otra condena a tres meses de prisión efectiva y la declaración de reincidencia, por otro intento de robo que cometió en 2022, en Luján. El 16 de abril de 2024 recuperó la libertad. Ahora fue detenido y acusado del homicidio de Lucas y del intento de asesinato del vendedor ambulante al que el repartidor salió a defender. Con respecto a cuál fue el móvil del primer ataque, existen dos versiones.

Algunos testigos indicaron que Benítez descendió del colectivo en la plaza de Moreno, que está cerca de la estación de trenes, y comenzó a discutir con un vendedor ambulante de alfajores. Otros testigos indicaron que, en realidad, Benítez intentó asaltar al vendedor de golosinas. Debido a que el vendedor se resistió, Benítez lo apuñaló.

Lucas y sus colegas, que esperaban en la plaza los mensajes para salir a repartir pedidos, observaron el ataque a puñaladas y salieron en defensa del vendedor de alfajores. Entonces, el agresor huyó y dejó herido al vendedor ambulante. Mientras algunos de los repartidores atendían al vendedor apuñalado, Lucas se adelantó y comenzó a perseguir al atacante. Al llegar a Asconapé y Alem, Lucas alcanzó a Benítez, quien lo mató de siete puñaladas.