2025 será -ahora sí- el año en el que el Ejército de Tierra pueda disponer de su nuevo vehículo de combate: el 8×8 Dragón. El departamento que lidera Margarita Robles espera que las primeras unidades del tan ansiado blindado sean entregadas este febrero, según lo prometido por el propio fabricante del vehículo, Tess Defence, después de que la compañía no cumpliera con el suministro de cerca de un centenar de ejemplares comprometidos para el año pasado.
El incremento hasta el 51% de la participación de Indra en Tess, junto con la llegada de Ángel Escribano a la presidencia de la multinacional española, han acelerado la producción de los vehículos. Según fuentes del Ministerio de Defensa, ya se han llevado a cabo las pruebas cuya demora impidieron entregar los primeros 8×8 Dragón a lo largo de 2024. Para este año, de acuerdo a las mismas fuentes, los vehículos a entregar ascienden, al igual que en el fallido 2024, a 92 unidades.
La designación de Escribano al frente de Indra no es baladí, dado que su empresa familiar integra también Tess Defence, cuyo accionariado completan Santa Bárbara Sistemas y Sapa. Justamente, Robles mantendrá la próxima semana una reunión con el nuevo presidente de Indra para conocer las últimas novedades sobre uno de los proyectos tecnológicos más importante de las Fuerzas Armadas.
2.500 millones invertidos
Este proyecto, esencial para el Ejército, obtuvo luz verde del Gobierno a finales 2018 cuando el Consejo de Ministros aprobó un presupuesto de 2.100 millones de euros para adquirir un primer lote de estos tanques, pero no fue hasta agosto de 2020 cuando Defensa selló el contrato con las firmas ya mencionadas, como consecuencia de una serie de retrasos. Además, en abril de aquel año, el Gobierno destinó otros 420 millones para el desarrollo del Dragón.
La cartera de Robles, también en 2020, contrató a Tess para el desarrollo de este blindado, llamado a ser la piedra angular de la fuerza terrestre de cara a las próximas décadas. De hecho, esta compañía fue creada ad hoc para hacer realidad los vehículos. El acuerdo alcanzado establecía que, a lo largo de los siguientes cinco años, la compañía suministraría 348 dragones, pero cinco años después sólo se han recibido siete, que fueron entregados allá por 2022.
Las demoras en la entrega de los vehículos se han achacado a los riesgos tecnológicos que tanto Defensa como la industria asumieron para concretar este proyecto, que ha supuesto el desarrollo desde cero de varios elementos. Y es que si bien el 8×8 Dragón está basado en el Piraña V, exitosa plataforma desarrollada por General Dinamics European Land Systems (empresa estadounidense dueña de la española Santa Bárbara Sistemas), el resto de sus componentes son innovaciones ideadas por las otras tres compañías locales que conforman Tess Defence.
El fuego del Dragón
El acuerdo alcanzado con la industria supone la construcción de los blindados en cinco versiones distintas, siendo la más numerosa la modalidad de combate: 219 unidades estarán equipados con la torre Guardian 30 -suministrada por la compañía familiar del presidente de Indra- una estación de armas compuesta por un cañón de 30 mm y una ametralladora de 12,7 mm, ambos operados desde el interior del tanque para mayor seguridad de su tripulación.
El Dragón precisa de una tripulación de tres personas para ser operado –jefe del vehículo, conductor y tirador– y puedo transportar entre seis y ocho soldados adicionales. El tanque tiene una autonomía de 500 km, puede alcanzar velocidades de hasta 100 km y desplazar un máximo de 33 toneladas. Los futuros blindados del Ejército de Tierra presentan un largo de 8,3 metros y un ancho de 2,9 metros.