Hasta octubre de 2023, Victoria Saiach nunca había pensado en su casa en Santa Ana, un pueblito a 20 kilómetros de Corrientes capital, como un lugar donde vivir. Habían construido la casa en 2008, junto con su marido, Lucio, pero siempre pensándola como un lugar adonde ir los fines de semana.
Veníamos muy seguido al barrio, a lo de unos amigos, y nos encantaba. En un momento pensamos en hacer nuestra casa y cuando vimos el terreno con este árbol inmenso, nos conquistó.
Victoria Saiach, decoradora y socia de L’Épicerie y dueña de casa
El lugar era perfecto para hacerse una casa de campo bien correntina, con sus galerías alrededor y techos altos. Y esa fue su función que la interiorista y socia de L’Épicerie y su familia le dieron durante quince años: “La única vez que nos quedamos unos meses fue durante una obra en nuestra casa de Corrientes, cuando las mellizas estaban en el colegio y Santos era chiquito. ¡Nos la pasamos llevando y trayendo chicos!. Por eso, jamás pensamos que era una posibilidad real mudarnos acá de modo permanente. Pero en la vida, nunca se sabe”.
Fluir con los cambios
“Muchos de los muebles antiguos los compramos antes de construir y fueron parte del proyecto”, cuenta. La decisión de acompañarlos con pisos de cemento alisado fue fundamental para darle un aire fresco y contemporáneo.
Victoria tiene tres hijos: el menor llegó casi veinte años después que sus hermanos. Agustín y las mellizas Victoria y Paula son fruto de su primer matrimonio, mientras que Santos nació de su unión con Lucio, su marido.
“Cuando las mellizas eran chicas, la logística de Corrientes capital durante la semana y Santa Ana los fines de semana funcionaba bastante bien. Años más tarde, Agustín se fue a vivir solo y las mellizas entraron en la etapa de las salidas y las fiestas”. Pensando alternativas para esa nueva etapa, alquilaron su casa de Corrientes para mudarse a un departamento con seguridad.
“Cuando nos vinimos a vivir acá, cambié varias cosas, pero siempre manteniendo el mismo estilo cálido y acogedor. A mí no me gusta vivir entre lujos; me gustan los lugares sencillos”.
El equilibrio perfecto
En ese pasamanos andaban cuando Lucio tuvo un problema de salud. “Estaba en Buenos Aires con él internado y nuestra casa se había alquilado. No tenía manera de afrontar una obra ni una mudanza, así que di marcha atrás con el departamento y busqué un lugar chiquito para las chicas, que empezaban la facultad”, resume. Como si fuera algo temporario, mandó sus muebles a Santa Ana.
“Estando acá durante la semana, empezamos a disfrutar mucho más de la casa. Y lo que nunca hubiéramos planeado, nos hizo felices a todos”
Un lugar para cada etapa
“Nosotros somos muy tranquilos y Santa Ana en ese sentido resulta ideal: tuvimos que mudarnos para darnos cuenta de que esto era lo que necesitábamos”.
Para el proyecto y la obra, Victoria convocó a la arquitecta Agustina Garay. El interiorismo corrió por cuenta suya y de su hermana y socia en L’Épicerie, Paula Saiach.
El baño y el dormitorio principal tienen su salida directa a la galería y jardín. “El mueble del baño era de mi tatarabuela. Lo teníamos en un depósito y mamá me dejó llevarlo y adaptarlo”, cuenta Saiach. Una bañadera antigua resultó el acompañamiento ideal, con un revestimiento de chapa para generar un contraste.
Galería correntina
La clásica galería de estilo colonial con columnas de hierro y cenefas se potencia en los detalles: cielos rasos de chapa oxidada y paredes en color terracota.
En la fachada que da al jardín, las aberturas de madera clásicas se combinaron con cerramientos de vidrio repartido y hierro en el living y dormitorio principal.