CÓRDOBA.- Después de la presión de organizaciones gremiales del campo e incluso de los gobernadores de la Región Centro -Martín Llaryora, Rogelio Frigerio y Maximiliano Pullaro- llegó el anuncio de la administración de Javier Milei de bajar de manera “temporal” las retenciones a los principales cultivos, como la soja. Especialistas consultados por LA NACION estiman habrá un impacto en el precio de la oleaginosa, aunque será más acotado en maíz y trigo. También observaron que la decisión aceleraría el ingreso de divisas.

Las alícuotas de las retenciones a la soja bajarán de 33% a 26%; las de los derivados de la soja se reducirán de 31% a 24,5%; en el caso del trigo la baja irá del 12% a 9,5%, cebada de 12% a 9,5%; sorgo de 12% a 9,5%; maíz de 12% a 9,5%; y el girasol de 7% a 5,5%.

Sin regulaciones, el aporte económico del complejo triguero en 2025 podría crecer un 26% en comparación con el año anterior

El economista David Miazzo calculó que el costo fiscal inicial de la rebaja –”luego crece la recaudación por otros impuestos”- es de US$1400 millones sobre una recaudación proyectada de US$7000 millones sobre los cultivos alcanzados. Hace el cálculo sobre la exportación de toda la campaña y no solo los cinco meses que en principio duraría la medida.

Ese costo fiscal equivale al 0,28% del PIB proyectado 2025, “lo cual no debe ser casualidad, ya que el superávit financiero 2024 fue del 0,3% del PIB”. Para los productores representaría un ingreso adicional cercano a los US$1750 millones. Miazzo aclara que la cifra es mayor que el efecto en la recaudación, ya que se recauda solo sobre lo que se exporta, pero el ingreso de los productores también sube por la proporción de la producción que queda en el mercado interno.

El economista de Data Miazzo, David Miazzo

El consultor cree que la intención del Gobierno es que la baja sea permanente, “pero se anunció como temporal para incentivar ventas antes de junio. Difícilmente el gobierno los vuelva a subir en vísperas de la elección y cuando comienza la baja en la estacionalidad de las ventas”. En ese marco, recuerda que inicialmente los diferenciales cambiarios vinieron en agosto y septiembre, que es cuando comienzan a declinar las liquidaciones.

El consultor Ramiro Farías explicó que “es probable que no toda la baja de la retención se traslade al precio final al productor”, ya que el mercado internacional “puede interpretar que va a haber mayor oferta transitoria, reaccionando a la baja”. Analizó que si todo se trasladara 100% a precio, la soja disponible debería subir cerca de un 10%, es decir, pasar de $295.000 a $323.000. En el caso del maíz es “más acotado”, se movería de $211.500 a $217.000, es decir, casi un tres por ciento y, en trigo, el resultado sería similar, de $200.000 a $206.000.

Horas antes del anuncio oficial, Farías estimó que por la falta de lluvias de diciembre y de este mes había una caída de producción de alrededor de cinco millones de toneladas entre soja y maíz por unos US$1350 millones. En términos de recaudación, la cifra implicaba US$250 millones menos, el equivalente al 11% del superávit fiscal acumulado en 2024.

La soja va a pasar de pagar el 33% al 26% hasta finales de junio

Farías y Miazzo coinciden en uno de los motivos por los que puede que no se traslade toda la baja a precio es que las fábricas estaban trabajando a contra margen. Es decir, el FAS teórico (el precio que “teóricamente” deberían pagar las fábricas y exportadores al productor) estaba por debajo de la pizarra Rosario (pagaban más de lo que supuestamente podían).

Por caso, en trigo la pizarra del miércoles fue de $200.000 y el FAS teórico era de $190.000; en maíz fue de $211.500 y el FAS teórico de $199.440 y en soja $295.000 versus $289.000. Farías precisó que, en ese último caso, las industrias que hacen aceite pueden tener un mejor poder de compra según los precios de los derivados (aceite y pellet).

“Muchas empresas, seguramente, van a aprovechar para activar ventas, lo que no significa vender todo, ya que el clima está condicionando la comercialización -evaluó Farías-. Si deben pagar arrendamientos y sigue sin llover y los precios suben, podrían quedar descalzadas”. Afirmó que la medida sí lleva “un poco de alivio” a la soja que está sembrada y se cosechará en abril/mayo, ya que los números como estaban “no cerraban en gran parte de las regiones productoras. De todas maneras, la ecuación sigue siendo ajustada”.

También cree que la baja le sirve al Gobierno “para acelerar el ingreso de divisas, en un momento que estaba empezando a tener dificultades”.