La historia de María Macassi es una de perseverancia, trabajo duro y visión. La actual dueña de La Casa del Chantilly, la pastelería más destacada en Lima Norte, no solo ha logrado consolidar un imperio de más de 22 locales en la región, sino que también ha sabido posicionar su marca como un referente en el sector de la repostería limeña. Su éxito no es producto de la casualidad, sino del empeño y la dedicación que ha puesto en cada paso de su trayectoria, a pesar de los numerosos obstáculos que enfrentó desde sus inicios. Hoy, su nombre es sinónimo de calidad y de un negocio que sigue creciendo y expandiéndose.
Con una educación en Ciencias Alimentarias y el respaldo de su familia, María fundó La Casa del Chantilly con la visión de crear un lugar donde la repostería fuera más que un simple negocio; buscaba ofrecer productos que representaran calidad y sabor único. En una entrevista con el portal Panadería y Pastelería Peruana (PPP), compartió cómo, a lo largo de estos 20 años, ha logrado convertir su sueño en realidad, a través de una gestión enfocada en la innovación y el empoderamiento de su equipo de trabajo.
De la calle a la pastelería: los primeros pasos de María Macassi
La vida de María Macassi estuvo marcada por el esfuerzo desde muy temprana edad. Creció en Tarma, Junín, junto a sus seis hermanos, y desde pequeños, la familia tuvo que adaptarse a la vida en Lima. Su llegada a la capital no fue fácil.
“Siempre fuimos una familia que vendía productos en el mercado para salir adelante”, contó María en la entrevista para PPP. La experiencia de vender kion, frutas, y bizcochos en las calles le permitió aprender las bases del emprendimiento, una lección que más tarde aplicaría al crear La Casa del Chantilly.
María revela que, tras completar su carrera en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV) en Ciencias Alimentarias, decidió dar el siguiente paso: emprender. “La idea de abrir una pastelería nació cuando estaba en el último ciclo de la carrera. Había trabajado en la pastelería de un pariente, y me di cuenta de que había una oportunidad de negocio en Lima Norte”, compartió. Inspirada por las pastelerías elegantes de Miraflores, decidió replicar ese concepto en su comunidad, con un enfoque que destacara por su presentación y calidad.
La Casa del Chantilly: un sueño hecho realidad
En julio de 2002, María Macassi y su familia decidieron dar el gran paso: abrir la primera sede de La Casa del Chantilly. En un principio, el plan era vender tortas exclusivas para celebraciones, con la propuesta de ser una pastelería diferente a las demás. “En ese momento, sabíamos que si queríamos destacarnos, teníamos que ser innovadores y únicos”, recordó la empresaria. El nombre de la pastelería no fue una elección al azar. Chantilly, un tipo de crema que se utiliza en repostería, simboliza lo delicado y lo refinado, dos características que María quería transmitir en sus productos.
La primera tienda se inauguró en la urbanización San Felipe, en Comas, un distrito que, por entonces, no contaba con la variedad y el estilo de pastelerías que hoy conocemos en la capital.
“Vi que en Miraflores las vitrinas de las pastelerías eran más modernas, más atractivas, y pensé que eso era lo que faltaba en Lima Norte”, comentó. Y así fue: la presentación de los productos, junto con la calidad y el servicio, fueron elementos clave que impulsaron el crecimiento de la marca.
Superación de desafíos y expansión a nuevos horizontes
A lo largo de los años, María Macassi enfrentó varios retos, desde la falta de apoyo gubernamental hasta los obstáculos burocráticos que dificultaron el proceso de expansión de su negocio. En la entrevista para PPP, ella mencionó que uno de los mayores desafíos fue la constante inestabilidad jurídica del país, lo que les obligó a adaptarse rápidamente. Sin embargo, la perseverancia y la dedicación fueron los motores que impulsaron la expansión de La Casa del Chantilly.
Hoy, la pastelería cuenta con más de 22 locales en diversos distritos de Lima, incluidos Comas, Carabayllo, Independencia, Los Olivos, San Martín de Porres, Puente Piedra, Callao y San Miguel. Para María, cada paso en la expansión fue cuidadosamente planeado, siempre con el objetivo de ofrecer un producto de alta calidad, sin perder la esencia de lo que la hizo popular desde sus inicios: la dedicación a sus clientes. “Cada sucursal que abrimos es una oportunidad para seguir creciendo y seguir ofreciendo lo mejor de nosotros”, expresó María.
Innovación y adaptación frente a la pandemia
El inicio de la pandemia representó un desafío para muchas empresas, incluida La Casa del Chantilly. En una situación tan incierta, María Macassi y su equipo tomaron decisiones clave para reinventarse y seguir adelante. “Afortunadamente, teníamos un rubro que nos permitió adaptarnos rápidamente”, explicó. La implementación del servicio de delivery, combinado con una mayor variedad de productos para el consumo semanal, fue una de las estrategias más exitosas que permitió a La Casa del Chantilly seguir en contacto con sus clientes durante los meses más difíciles de la pandemia.
María también destacó la importancia de mantener una presencia activa en redes sociales, algo que ya venían manejando, pero que se intensificó durante la crisis sanitaria. “El confinamiento nos obligó a potenciar nuestras ventas online y a ampliar nuestra cobertura de mercado”, señaló. Esta rápida adaptación, junto con la constante innovación en sus productos, les permitió no solo sobrevivir, sino también seguir creciendo en tiempos de incertidumbre.