En medio de la ola de calor que atravesó la Ciudad de Buenos Aires la semana pasada y de la que enfrenta actualmente, donde las temperaturas superaron los 30 °C y llegaron con facilidad a los 35 °C, en las redes sociales, el Archivo General de la Nación compartió un video que muestra cómo se refrescaban los porteños hace de 73 años, época en la que disponían de otros espacios verdes y piscinas públicas.

El video invitó a la melancolía de los vecinos más longevos y ayudó a los jóvenes a imaginar cómo lucía la capital en la segunda mitad del siglo XX.

Así era el balneario público de Núñez en 1952

Por aquel entonces, la costa del Río de la Plata era accesible y, junto a otros complejos deportivos y dependencias estatales, las personas acudían en masa a mojarse y disfrutar del aire, en particular aquellos que no tenían la posibilidad de viajar de vacaciones a la Costa Atlántica y debían permanecer en la jungla de asfalto.

“Buenos Aires soporta una ola de fuego. El llamado del agua encuentra eco propicio en los niños y también en los mayores, ante el inusitado ascenso de la columna mercurial. En Núñez, en el balneario municipal y en todos los lugares que ofrezcan garantías para combatir el calor. Allí se dan cita multitudes confiadas a la frescura de las aguas del río”, indica el informe de aquellos años. “No es necesario viajar mucho para combatir la ola de fuego. Aquí nomás, a pocos minutos, tenemos aire fresco, hermosos balnearios y bañistas más hermosas del mundo”, agregaba el relato descriptivo.

Hasta 1973 estuvo permitido bañarse en la ribera del Río de la Plata. Luego de ello se prohibió, inclusive hasta la actualidad

La relación entre el calor y los bañistas en la Ciudad se remonta a la época en que fue diseñada para la modernidad, con un ascenso poblacional poco visto en otros países debido a la llegada de inmigrantes europeos y a la prosperidad de las familias argentinas. En ese contexto, se planeó una capital con playas en la Costanera Sur destinadas a la temporada de verano.

Hace 73 años existían piletas públicas y las costas del río estaban limpias

Por ese entonces, los vecinos acudían a mojarse en la costa del río y a disfrutar de la sombra de la arboleda circundante. Asimismo, el gobierno había erigido una escalinata, rampas y balcones que daban a lo que actualmente es la Reserva Ecológica.

Mucho antes de que existiera Puerto Madero, una parte de esa zona estaba destinada a la carga y descarga de los barcos, mientras que en otra, la gente podía nadar libremente y sin miedo a sufrir heridas o padecer un síntoma de intoxicación.

Según la información proporcionada por el Gobierno de la Ciudad en su sitio web, en 1923, bajo la Intendencia de Carlos Noel, se reglamentó que el traje de baño debía ser completo y estar en buen estado. Incluso, los bañistas no podían ingresar a los baños en calzoncillos y tenían que proveerse de sus propias toallas. Para que cada uno tuviese tiempo para recrearse, nadie podía pasar más de 30 minutos en el agua de los balnearios.

Ya para 1970, la “Bristol porteña” se encontraba en deterioro absoluto. Con la competencia de piletas privadas, ofertas sindicales y otros atractivos, el espacio quedó en el olvido. Más tarde se iniciaron planes de urbanización y los escombros se depositaron allí, lo que daría origen a la Reserva Ecológica.

A las playas públicas acudía todo el mundo y era un acceso refrescante frente al calor del verano

Debido a ello, en 1973 se promulgaron diferentes prohibiciones tanto en la Ciudad como en la provincia de Buenos Aires con el objetivo de evitar que las personas naden en la ribera del río. La justificación fue el alto nivel de contaminación por la descarga de afluentes, pesticidas y desechos cloacales, así como la presencia de cianobacterias y basura.

Recién en 2008 se habilitó en Núñez, en el Parque de los Niños e Indoamericano, una serie de juegos de agua y playas artificiales con arena, todo de acceso municipal. Sin embargo, el esplendor que el Río de la Plata supo tener hace 70 años, nunca más volvió.