Donald Trump, condenado por graves delitos penales, absuelto de otros solo por su poder, anuncia que indultará a golpistas y los porristas aplauden. Dice que la ciencia es una farsa y los porristas vuelven a aplaudir. Que invadirá países y siguen aplaudiendo. Podrá decir lo que quiera. El aplauso está garantizado. Entre los porristas, están los hombres más ricos del planeta. Porque Trump es otra vez presidente del país más poderoso de la Tierra. Entre ellos, imposible no verlo, alto y calvo, está Gianni Infantino. El presidente de la FIFA se ríe incluso cuando Trump ataca a México. Ni qué decir de Canadá. Además de vecinos, México y Canadá son los dos grandes socios de Estados Unidos para el próximo Mundial de 2026, la Copa que Infantino le prometió a Trump una década atrás, apenas después de su asunción como presidente de la FIFA. Ahora será la Copa de MAGA.

Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Sundar Pichai y Elon Musk, entre los empresario que acudieron a la asunción de Donald Trump en Washington DC

Primero, en junio próximo, estará el Mundial de Clubes. Estados Unidos fue un fiasco como organizador de la última Copa América, jugada en campos deficientes y seguridad precaria, la postal de hinchas colombianos colándose por el conducto del ventilador del Hard Rock Stadium, en medio del caos que retrasó ochenta minutos la final de Miami. Fue una Copa América de 16 equipos, contra 24 que tendrá el Mundial de Clubes y 48 el de selecciones. Tras el escándalo del FIFAGate, la FIFA se entregó a la Casa Blanca, como lo hacen hoy los millonarios donantes que compraron mansiones en Washington para estar más cerca de Trump. Como Jeff Bezos, que pagó a través de Amazon 40 millones de dólares por un documental de la esposa Melania y que cuida al magnate ahora como patrón del Washington Post. Como Mark Zuckerberg que designó en el directorio de Meta a Dana White, el promotor deportivo favorito de Trump. Como Elon Musk, que auspicia la vuelta de neonazis en Alemania y se le escapa un saludo con el brazo erguido (los diarios franceses Le Monde y Liberation se sumaron a quienes abandonan X). Es la “nueva oligarquía”, como la describió Joe Biden en su discurso de triste despedida.

El presidente de la FIFA Gianni Infantino lleva el Mundial de Clubes a Estados Unidos este año; el torneo se jugará entre junio y julio próximos

Infantino fue ubicado en el acto de asunción mejor incluso que miembros del gabinete de trece multimillonarios cada vez más ricos, en un país en el que el 1 por ciento más rico ahora tiene más riqueza que el 90 por ciento más pobre (y el 0,1 más rico posee casi seis veces más riqueza total que el cincuenta por ciento más pobre). El nuevo gobierno promete igualmente que combatirá a las élites, aunque las primeras batallas sean contra los inmigrantes y las minorías. Duro contra los vulnerables. El miedo como método. Una de esas minorías, la de los atletas trans, inicia tiempos difíciles. Es otro de los anuncios de Trump. El presidente con historial de acosos y abusos (como algún miembro de su gabinete) afirmó que protegerá a las mujeres. Y que su gobierno reconocerá en las competencias solamente hombre y mujer. No más. Una pena que un debate complejo y sensible quede reducido al fanatismo de la secta.

Un letrero de Los Ángeles 2028 se aprecia frente al pebetero en el Memorial Coliseum de la ciudad que recibirá los próximos Juegos Olímpicos y sufrió incendios devastadores

Será un debate que crecerá porque el nuevo Estados Unidos de Trump recargado será también sede en 2028 de los próximos Juegos Olímpicos, en Los Angeles, hoy golpeada por el fuego. Como hizo con Infantino, Trump recibió la semana pasada a Casey Wesserman, el CEO de los Juegos, que está en problemas desde hace meses, tras un informe que desnudó una vida privada agitada, que incluye a una secretaría amante que ganaba 350 mil dólares anuales y renunció a su cargo. El Comité Olímpico Internacional (COI) decidió que cada Federación adopte su propio criterio respecto de los atletas trans, porque no todos los deportes son lo mismo, ni todas las categorías. ¿Se arrodillará también ahora el COI al presidente en modo emperador? Al primer Trump, los deportistas se le arrodillaron, pero en señal de protesta, y ayudaron a su partida. Ahora, en cambio, los deportistas celebran en el campo bailando la Trump Dance, al ritmo de Village People, el grupo que votó a Kamala Harris pero que ahora también se hizo trumpista. Como todos.

La final de la Copa América entre Argentina y Colombia en el Hard Rock Stadium debió retrasarse por incidentes más de una hora; se jugó en campos deficientes y con seguridad precaria

Tampoco será fácil la protesta si alguien quisiera resistir como lo hicieron con el primer Trump Colin Kaepernick, LeBron James y Megan Rapinoe, entre otros. Para insultar y odiar por las redes, Trump cuenta con Musk (hasta que se vaya a Marte) y compañía. En el Pentágono (presupuesto de 2 mil millones de dólares, casi tres millones de empleados), Trump designó a un animador de Fox, cero competencia, pero de lealtad garantizada, y también él con pasado de violencia contra las mujeres. Y en la calle estarán los Proud Boys, el grupo de ultraderecha que lideró el asalto al Capitolio, todos sus líderes indultados por Trump, incluso quienes tenían penas de hasta veinte años de prisión. La Corte Suprema dictaminó ya que puede hacer lo que quiere. No son tiempos fáciles, porque tampoco bastará con la sobrevivencia individual, como la que propone la lucha enjaulada, el deporte hermano de Trump. Todo esto puede suceder “Only in America”, diría Don King, que siempre tenía una pata en cada lado. Ahora no. Ahora todos van al besamanos. Son todos porristas.

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