Cuando se trata del gran clásico del fútbol uruguayo, no hay amistoso que valga. Nacional y Peñarol es sinónimo de dientes apretados, de batalla, de lucha más allá de los límites. Fútbol sudamericano en estado puro, rivalidad siempre exacerbada. No fue la excepción el encuentro disputado en la noche del lunes en el estadio Centenario de Montevideo, donde el final dejó postales de todos los colores y calentó el verano de la Serie Río de la Plata. Hasta cumplido el tiempo reglamentario el encuentro estaba 1 a 1 y todo parecía encaminado hacia los penales. Sin embargo, en el tiempo agregado Nacional sacó ventaja con dos goles que además de darle la victoria por 3 a 1 encendieron los ánimos: un festejo desmedido de un futbolista juvenil del Bolso desató empujones, corridas, tumultos y varios expulsados. Un final acorde con la historia de este clásico.
Un zurdazo cruzado de Eduardo Darias, que pescó una pelota en el área, le dio la rápida ventaja a Peñarol, a los 6 minutos. A los 38, el Ojito Nicolás Rodríguez empalmó magistralmente la pelota en la medialuna para vencer la estirada de Guillermo de Amores. Todo igualado. La paridad continuó hasta el final del tiempo regular, con un par de intentos del equipo carbonero bien conjurados por el arquero panameño Mejía, que con dos voladas espectaculares evitó la caída de su valla.
Sin embargo, en el segundo minuto agregado, el colombiano Diego Herazo, que había ingresado poco antes, dejó pagando en el área a Coelho y de zurda anotó el 2-1 que hizo estallar a los hinchas de Nacional. Pura desesperación, Peñarol fue con todo a tratar de empatar. Con pelotazos, con empuje, metió a todos sus futbolistas contra el arco rival para forzar los penales. Hasta el arquero De Amores apareció en el área oponente. Fue en ese momento que un despeje de Herazo encontró a Lucas Villalba con campo para correr y la valla de enfrente vacía. En una imagen que rememoró a aquel gol de Pity Martínez en el River-Boca de Madrid, en 2018, Villalba corrió en soledad y hasta gritó el gol antes de empujarla a la red.
El caso de Lucas Villalba es de destacar: con 23 años, fue figura de Torque en 2024 y firmó su contrato con Nacional… ¡4 horas antes de este partido! Fue citado a último momento y en 30 minutos demostró por qué llegó a uno de los dos grandes de Uruguay.
¡¡¡LOCURA TOTAL DEL LUKAKU COLOMBIANO!!! ¡¡GOLAZO DE HERAZO PARA EL 2-1 AGÓNICO DE NACIONAL A PEÑAROL!!
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Y el clásico, que había transitado por carriles normales, subió abruptamente la temperatura dentro del campo de juego. Villalba anotó el gol y quedó sepultado por sus compañeros en el festejo. Pero hubo un suplente de Nacional que se separó de ese grupo y empezó a hacer gestos a la tribuna de Peñarol. Era el juvenil Alexander Dos Santos, de 16 años. Cuando el temperamental zaguero carbonero Javier Méndez lo divisó, comenzó el problema. El defensor tomó desde atrás por el cuello al juvenil y lo tiró al piso para luego volver a empujarlo mientras le recriminaba su acción. Hasta allí llegaron todos para calmar al Méndez, que, por supuesto, fue expulsado.
Y LUEGO DEL TERCERO DE NACIONAL, SE VOLVIÓ A PICAR EL CLÁSICO.
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Los dos clubes más grande del fútbol uruguayo volverán a cruzarse el domingo 26 de enero, pero esta vez el encuentro será de carácter oficial y con un título en juego: la Supercopa Uruguaya. Peñarol accedió a esta final por ser el campeón de su país, mientras que Nacional lo hizo gracias a haber conquistado el Torneo Intermedio 2024.