Lucas Geya, arquitecto y fundador de Estudio Geya, ya había trabajado varias veces con los dueños de esta casa cuando llegaron a él para encomendarle este nuevo proyecto. Amantes del diseño y padres de tres hijos, el pedido que traían esta vez exigía correrse del molde.
Aunque sus demandas eran razonables, había ciertas exigencias o limitaciones que venían con el combo que lo complejizaban. La primera, querían resolver todo en única planta, dentro de un terreno que -aunque era muy amplio- ya contaba con dos construcciones vecinas. La segunda, la normativa del club los obligaba a dejar un retiro de cuatro metros sin construir en los laterales; un pedido que en, por las dimensiones del lote, terminaba siendo el equivalente a un terreno entero libre.
Nuestra intención fue entonces explotar esos espacios laterales “residuales”. Lejos de ser forzada o caprichosa, la forma en X nos permitió retirarnos mucho más en determinados puntos, generando expansiones más protegidas con escalas acorde a los ambientes.
Arq. Lucas Geya, fundador de Estudio Geya y responsable del proyecto
Dupla creativa
El programa de la casa se organizó así en las diagonales y espacios de las patas de una X. En una se alojan los dormitorios, en otra el living-comedor y la cocina. La tercera es la más social, con un quincho conectado a un cine, y en la restante está el área de cochera cubierta y los servicios.
Para darle a cada espacio un espíritu clásico, contemporáneo y único, se convocó a Mariana Cantero -cabeza del Estudio de diseño Muc y pareja de Lucas. Dupla perfecta para el trabajo, juntos llevaron adelante el diseño, creación del mobiliario e interiorismo.
La calidez, el común denominador
“La cocina tiene una especie de expansión intermedia, sin ser descontrolada”, cuenta Lucas. Está pensada para que sus dueños puedan salir mientras cocinan a tomar algo o a cuidar de una pequeña huerta.
Sus muebles son de incienso. La gran isla tiene ocho metros de largo, por lo que se usa como espacio de trabajo y de reunión familiar.
Este gran mueble está suelto en el ambiente. “Su función principal es la de equipar la cocina -señala Lucas-, pero también la de organizar la circulación con el patio interno y darle privacidad a este espacio, que suele ser el más desorganizado de las viviendas”.
Clásico y contemporáneo
El living y el quincho contiguo son los espacios de mayor apertura: “dan al jardín, conectado directamente al golf, donde el vecino más próximo está a unos 400 metros, por lo que se expanden a la inmensidad. Ese fue un logro muy importante”, recuerda Lucas.
En el living trabajamos una estantería de diseño clásico y contemporáneo, en madera de incienso, que oculta el aire acondicionado detrás de una rejilla. Es una grilla en la que está la tele con artefactos de iluminación de bronce
Lic. Mariana Cantero
Sectorizar espacios
“Para dividir el quincho de la cocina y el living, hicimos un mueble curvo de petiribí en el que se embuten dos puertas grandes con vidrio fantasía. Estas permiten darles intimidad o integración a los amientes, según la necesidad del día a día”
El corazón de la casa
El patio central está totalmente vidriado. Tiene dos paños de cada lado que se abren y permiten el acceso, principalmente para su mantenimiento, pero también para sumar un refugio protegido del viento donde disfrutar de las plantas y ver nadar a las carpas en su estanque.
Todos el recorrido de la casa y sus ambientes están siempre ligados al exterior, a una planta, al aire, al cielo. Son elementos con los que los miembros de la familia conviven
Arq. Lucas Geya
Para vivir el afuera
Galerías amobladas coronan la parte final de dos de las patas. Una se conecta con el living y es especial para para estar, leer o escuchar música. La otra acompaña al quincho, por lo que es el espacio elegido para las charlas y juntadas con amigos.
El estudio buscó que la pileta en L tuviera el efecto visual de estar por debajo de la casa, por eso toma el ángulo de una de las patas de la X.
“Cuando llenamos la primera losa, los dueños vieron las vistas que se generan hacia el golf y nos pidieron agregar una especie de estudio, con una construcción distinta al resto para que no se destaque. La idea es que acompañe la arquitectura de abajo, pero no se vea como parte de esa forma tan clara que tiene la planta baja”.
Área de descanso
Los cuatro dormitorios están ubicados en la misma pata que la cocina, alejados del espacio más social, y de cara a un bosque íntimo que los protege. Nada mejor para relajarse y dormir bien.
La familia tiene 3 hijos, un adolescente y dos más chicos. Para ellos, “hicimos un mueble en melamina verde safari (seco) y lo combinamos con una madera muy natural de guatambú, a la que le sumamos un trabajo de microperforado, simulando ser una esterilla. Además de ofrecer espacio de guardado, continúa y arma un escritorio”, explica Mariana.
Todos los dormitorios tienen un baño, a excepción de la suite principal, que tiene dos y, sueño cumplido, también dos vestidores.
“Nuestro temor fue que sucediera algo bastante frecuente en casas de una planta: la pérdida de la privacidad o la unión de espacios con ambientes que no deberían estar juntos. Nuestra búsqueda fue darle a cada uno la expansión y la privacidad necesarias”.
“Lo que más me gusta del proyecto es que, a pesar de ser una casa de una superficie muy importante y toda desarrollada en planta baja, cada espacio contiene su proporción y relación con el exterior, que tan importante es en un lugar como este”, finaliza Lucas.