IsraelHamasKidnapping and HostagesPalestinians

Es probable que los futuros intercambios sigan una fórmula similar: decenas de palestinos liberados de cárceles israelíes por cada rehén retenido en la Franja de Gaza.

A medida que el alto al fuego en Gaza se consolidaba, un aspecto del acuerdo resultaba sorprendentemente desigual: Hamás liberó el domingo a tres mujeres israelíes retenidas en Gaza, mientras que se esperaba que Israel liberara a 90 mujeres y menores palestinos retenidos en sus prisiones ese mismo día.

Es probable que los futuros intercambios sigan una fórmula similar, con decenas de palestinos liberados de cárceles israelíes por cada rehén retenido por militantes en la Franja de Gaza. Durante la primera fase de la tregua, de seis semanas de duración, se espera que Hamás libere a 33 cautivos e Israel a unos 1900 palestinos.

Un intercambio tan disparejo no es inusual. Los gobiernos israelíes llevan mucho tiempo decididos a recuperar a los civiles y soldados capturados, incluidos los muertos, incluso a un alto costo. Los términos de estos intercambios han suscitado a menudo duras críticas en el ámbito nacional, como ocurrió con un acuerdo de liberación de rehenes en noviembre de 2023 –parte de un alto al fuego anterior– dentro de la coalición gobernante de Israel.

El intercambio de rehenes civiles por prisioneros, incluidos algunos a los que Israel ha acusado de terrorismo, también ha provocado la ira de algunos israelíes. En un comunicado en el que celebraba la liberación de las tres rehenes israelíes el domingo, un portavoz militar israelí, el teniente coronel Nadav Shoshani, dejó ver parte de esa frustración subyacente, diciendo que el más reciente intercambio no era «un verdadero intercambio de igual a igual».

Dos de las mujeres fueron secuestradas en sus casas y una en un festival de música, y «luego retenidas brutalmente desde entonces», dijo. «Es una diferencia enorme si se compara con los terroristas que están siendo liberados».

Funcionarios de Hamás han dicho que uno de los objetivos del atentado del grupo del 7 de octubre de 2023 en Israel era conseguir la liberación de algunos de los miles de palestinos encarcelados en Israel, muchos de ellos acusados de violencia contra soldados y civiles israelíes. Muchos palestinos afirman que esa violencia es una resistencia legítima a la ocupación israelí de Cisjordania durante décadas y a las repetidas campañas militares en Gaza. Y muchos critican también el sistema de justicia israelí, diciendo que encarcela falsamente a algunos palestinos, incluidos mujeres y niños.

Durante la última pausa de la guerra, en noviembre de 2023, Israel liberó a 240 presos y detenidos palestinos a cambio de rehenes. La mayoría de los presos liberados no habían sido condenados por ningún delito, y casi la mitad eran menores de 18 años.

Muchos palestinos son procesados en tribunales militares israelíes, que los juzgan en Cisjordania, ocupada por Israel. Casi todos los palestinos que son juzgados en los tribunales militares son condenados. Pero muchos prisioneros palestinos ni siquiera son juzgados. En lugar de ello, Israel los detiene indefinidamente sin cargos y basándose en pruebas secretas, en lo que se denomina detención administrativa.

Yahya Sinwar, exjefe político de Hamás, quien fue uno de los artífices del atentado del 7 de octubre de 2023 que desencadenó la guerra, conocía íntimamente las fórmulas que Israel ha aceptado en intercambios anteriores. Él había pasado años en una prisión israelí, pero fue liberado en octubre de 2011 junto con otras más de 1000 personas como parte de un intercambio por Gilad Shalit, un soldado israelí capturado por Hamás en una incursión transfronteriza en 2006.

Tras su liberación en 2011, Sinwar prometió «trabajar duro para liberar a todos los presos, especialmente a quienes cumplen condenas elevadas, sea cual sea el precio». En aquel momento, el intercambio desigual suscitó dudas sobre si fomentaría más secuestros de israelíes.

Los soldados israelíes mataron a Sinwar hace tres meses en combates en Gaza.

También hubo precedentes anteriores de intercambios desiguales. En 2003, el grupo militante libanés Hizbulá intercambió a un excoronel israelí secuestrado y los cadáveres de tres soldados israelíes asesinados durante una incursión transfronteriza por más de 400 prisioneros detenidos en Israel y casi 60 cadáveres.

Casi dos décadas antes, en 1985, el gobierno israelí intercambió más de 1100 prisioneros –entre ellos algunos condenados por perpetrar o planear atentados contra israelíes– por tres soldados israelíes capturados durante la invasión israelí de Líbano. Algunos de los presos liberados acabaron convirtiéndose en altos líderes militantes.

Durante el último acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás, una tregua de una semana en noviembre de 2023, Israel liberó aproximadamente a tres prisioneros –mujeres y menores– por cada rehén devuelto a Israel. Finalmente, Hamás liberó a unos 100 rehenes –incluidos más de 20 que no eran israelíes y no se incluyeron en el acuerdo con Israel– a cambio de unos 240 prisioneros retenidos por Israel.

La proporción frustró a algunos críticos en Israel, entre ellos algunos familiares de rehenes, mientras que los familiares de otros cautivos han exigido que Israel pague cualquier precio para traerlos de vuelta. Cuando los soldados israelíes mataron accidentalmente a tres rehenes en Gaza que habían escapado de sus captores, Itzik Horn, cuyos hijos adultos fueron secuestrados en el kibutz Nir Oz, dijo que Israel debía llegar inmediatamente a un acuerdo para liberar a todos los cautivos, aunque ello supusiera liberar a palestinos recluidos en cárceles israelíes acusados de terrorismo.

«Que liberen a todos los presos palestinos que tenemos aquí, a todos los terroristas, ¿qué me importa?». dijo Horn hace más de un año. «Lo más importante no es derrotar a Hamás. La única victoria aquí es traer de vuelta a todos los rehenes». Los hijos de Horn siguen cautivos.

Las familias de los rehenes están divididas sobre esta y otras cuestiones; una pequeña minoría se ha opuesto a un acuerdo. El Foro Tikva, grupo israelí que representa a las familias de algunos cautivos, se opuso al último acuerdo de alto al fuego. El miércoles, cuando se conoció la noticia del acuerdo, el grupo dijo en un comunicado en redes sociales que se oponía a un acuerdo con Hamás, a la que calificó de «organización terrorista que debe ser destruida».

«Este acuerdo deja decenas de rehenes en Gaza», dijo el grupo. «También prepara el terreno para la próxima masacre y futuros secuestros de israelíes».