“Paciencia, creatividad y pasión por el fútbol”. Recién llegado a Venezuela, donde la selección argentina debutará este viernes ante Brasil por el Grupo B del Sudamericano Sub 20, Diego Rodolfo Placente elige esos tres atributos para definir a un buen entrenador de juveniles. “Eso es la base de todo”, aclara. Tras siete años al frente de los combinados Sub 15 y Sub 17, el exlateral de River, San Lorenzo y Bayer Leverkusen, entre otros clubes, asumió, a fines de 2024, el desafío más grande de su carrera como DT: formar jugadores para la mayor sin dejar de ser competitivo.
El 7 de febrero de 2015, en el estadio Centenario de Montevideo, la Argentina venció 2 a 1 a Uruguay con goles de Sebastián Driussi y Ángel Correa y obtuvo, conducido por Humberto Grondona, el último de sus cinco Sudamericanos Sub 20. En ese entonces, Diego Placente se encontraba sin trabajo y no sabía a ciencia cierta qué sería de su futuro. En el 2014 había sido ayudante de Claudio Borghi en aquel recordado plantel de Argentinos Juniors que, de la mano de Juan Román Riquelme, obtendría meses después el ansiado retorno a Primera. Pero los malos resultados aceleraron la salida del Bichi y tanto Placente como el resto del cuerpo técnico (entre ellos, Mariano Herrón y Lucas Pusineri) quedaron a la espera de una nueva oportunidad. A mediados de 2017, el exdefensor de 47 años se incorporó al staff de las juveniles de AFA junto a Pablo Aimar, con quien dos décadas atrás había sido campeón del mundo Sub 20 en 1997, dirigido por José Pekerman. Desde entonces, Placente se convirtió en un eslabón clave dentro del proyecto de selecciones encabezado por Lionel Scaloni, otro hijo de la casa.
El nacido en Villa Bosch el 24 de abril de 1977 aún conserva la apariencia de aquel joven marcador de punta izquierdo que dio sus primeros pasos en Argentinos (ascendió en 1996) y logró tres títulos con el conjunto millonario: Aperturas 97 y 99 con Ramón Díaz, y Clausura 2000, dirigido por el Tolo Gallego. Pelo lacio, raya al costado y casi el mismo físico que en su etapa de futbolista, Placente observa sigilosamente el entrenamiento desde un costado del campo de juego. No lleva carpeta, cronómetro ni silbato. Confía plenamente en el valor de la palabra.
“Al momento de dejar el fútbol hay jugadores que ya tienen decidido que quieren ser entrenadores. No fue mi caso. Deseaba seguir ligado al fútbol, pero aún no sabía de qué modo. Lo primero que pensé fue en colaborar en Argentinos Juniors, mi club, ya sea como técnico de inferiores o desde algún otro rol, para intentar mejorar la infraestructura del club y aportar desde el lugar que me tocara. Hasta que un día recibí el llamado del Bichi Borghi y me invitó a sumarme a su cuerpo técnico. Él no me conocía, pero confió en mí y me dio una oportunidad invaluable. Incorporé muchas herramientas y tuve la chance de aprender de un gran entrenador y también de una gran persona. Luego llegó la posibilidad de la selección y tampoco lo dudé. Hablamos con Aimar y dijimos: ‘si queremos cambiar algo, tenemos que involucrarnos desde adentro’. Y acá estamos, felices de trabajar de lo que nos gusta y en el mejor lugar de todos”, añade Placente en charla con LA NACION.
Su llegada a la AFA se dio a través de la figura de Hermes Desio, el coordinador general de selecciones nacionales, quien eligió a Placente (para la Sub 15) y Aimar (la Sub 17) por su experiencia como jugadores de la selección y su cercanía etaria con los más chicos, teniendo en cuenta que el defensor había colgado los botines en 2013 y el volante, en 2015.
#Sub20 ¡Llegamos a Venezuela! 🇻🇪
💪🏻 El plantel ya se encuentra en Valencia, donde el viernes debutará en el Sudamericano ante Brasil.
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— 🇦🇷 Selección Argentina ⭐⭐⭐ (@Argentina) January 19, 2025
Placente tuvo más de 20 entrenadores en su carrera y tres de ellos que lo marcaron a fuego. El primero fue el histórico Ramón Maddoni, que a los 9 años lo rescató del club Victoria de Villa Bosch y lo llevó a probarse a las infantiles de Argentinos Juniors, donde sería parte de la gloriosa categoría 77, también integrada por Diego Markic, capitán argentino en Malasia 97, y Nico Diez, excolaborador de Jorge Sampaoli y actual entrenador del Bicho. De Maddoni heredó la convicción por el buen trato de pelota y la simpleza para dar indicaciones, algo que Placente intenta emular en la sub 20.
El exdefensor jugó tres temporadas en Argentinos, cuatro en River, cinco en el Leverkusen y luego pasó por San Lorenzo (llevado por Marcelo Tinelli), Girondins Bordeaux de Francia y Nacional de Uruguay, en 2011, durante la primera etapa del Gallardo entrenador.
“De todos los técnicos vas sacando cosas buenas y cosas malas. En mi etapa profesional los que más me marcaron fueron José Pekerman, Marcelo Bielsa y Ramón Díaz. José fue un maestro para muchos chicos de mi camada, nos inculcó valores y conceptos futbolísticos muy claros, con una simpleza absoluta. Mucho de lo que somos en el fútbol y en la vida es gracias a José. Tal vez mi personalidad es más parecida a la de él, en eso de transmitir desde la tranquilidad y no alzar tanto el tono de la voz”. Bielsa, en cambio, tenía otros modos, pero fue igual de importante para su carrera: “Fue un adelantado. Entrenaba de una manera que no era habitual para la época. Veía muchos videos y tenía un enorme poder de convencimiento. Uno volvía al entrenamiento de su club y notaba errores en sus compañeros que antes no percibía”. A Ramón lo tuvo en River y en San Lorenzo: “Es un tipo ganador, que todo el tiempo te obliga a competir y a ir siempre en busca de lo máximo”.
A Placente, por ahora, no lo desvela dirigir en Primera. Vive el hoy, que no es poco, y con todo lo que eso significa. Desde hace años, el DT de la Sub 20 observa cada sábado la tira completa de inferiores en diferentes clubes de Capital y Gran Buenos Aires. Otras dos personas de su equipo se encargan de Córdoba, Rosario y Santa Fe, mientras que Juan Martín Tassi, radicado en Europa, busca talentos con sangre argentina en diferentes puntos del Viejo Continente. Su contratación fue uno de los grandes aciertos de Bernardo Romeo, otro pekermanboy devenido en coordinador de selecciones juveniles. El caso más conocido es el de Alejandro Garnacho, aunque también Alexander Woiski (nació en España, pero su madre es marplatense), uno de los 23 citados al Sudamericano, fue descubierto por el jefe de scouting de la AFA.
Placente realiza un seguimiento pormenorizado de cada jugador y mantiene un trato “periódico” con coordinadores y directores técnicos de los clubes. Si bien no es algo habitual, el mismo DT ha detectado alguna vez algún aspecto individual a mejorar que fue trabajado en la semana de cara a futuras convocatorias. Al ser pocos los días de entrenamientos con el grupo, Placente basa gran parte de su metodología en el videoanálisis, una herramienta fundamental a la hora de fundamentar el rendimiento de un futbolista.
Otro factor clave para Placente es la personalidad que muestra el jugador, sobre en momentos determinantes. Desde pedir ejecutar un penal hasta correr a buscar la pelota tras empatar un partido sobre el final. Y el modo en que cada jugador asume tanto las victorias como las derrotas de su equipo, su amor propio y su tolerancia a la frustración, aspectos que muchas veces son tratados con el cuerpo de psicólogos.
Hace poco, en una charla con entrenadores, Placente resumió con un simple ejemplo las diferencias que existen entre los juveniles de su época y los de ahora: mientras sus compañeros y él llegaban en colectivo a la sede de Viamonte y desde allí se trasladaban en micro hacia el lugar de entrenamiento, hoy la mayoría de los chicos acuden a los entrenamientos en Ezeiza en sus autos particulares. “Disfruten de estar acá porque no saben cuándo puede ser la última”, suele repetirles el técnico a sus dirigidos. Es la enseñanza que le dejó a Placente su ausencia en el Mundial 2006, tras formar parte de casi todo el proceso de Pekerman y quedarse afuera de la lista de 23.
Placente no tuvo la posibilidad de consagrarse con la mayor: integró el plantel argentino en Corea-Japón 2002 y fue subcampeón de la Copa América 2004 y la Copa Confederaciones de 2005, las dos veces ante Brasil, el rival en el estreno de este viernes. Como DT se desquitó en la final del Sudamericano Sub 15 de 2017, cuando derrotó 3-2 a la Verdeamarela con un plantel de grandes jugadores como Cristian Medina y Exequiel Zeballos.
La línea de juego suele ser la misma en todas las categorías de la AFA -desde la Sub 15 a la mayor-, aunque Placente busca imprimirles a su equipos un estilo que los identifique: “Más que atarme a cualquier esquema o sistema en particular, yo soy un enamorado de los jugadores. Uno busca ser intenso, pero más que nada para tener la pelota. Que los jugadores jueguen, eso es lo que quiero de mis equipos”, detalla el entrenador que en 2024 obtuvo el segundo puesto en el torneo de L’Alcudia en su primera experiencia al mando de la Sub 20.
En los tres amistosos que jugó la selección (3-0 a la Reserva de Huracán, en Ezeiza, y 3-2 y 3-1 sobre Chile, las dos veces en Santiago), Placente planteó un 4-2-3-1 versátil como punto de partida. Rotó jugadores, pero el concepto de la idea no varió: protagonismo, posesión de pelota y mucha libertad para crear. Una particularidad de sus equipos es el rol que tienen los laterales, el puesto en el que él se desempeñó. “Primero marquen y después jueguen”, es la línea que baja el DT.
Amante del fútbol, el rock y la vida al aire libre, egresado de la Asociación Técnicos de Fútbol Argentino (ATFA) de Vicente López, Placente mantiene un trato cercano con los jugadores sin perder de vista su rigor profesional. Sabe bien lo que quiere y lo que no. Le quedó grabada la vez que Daniel Passarella ordenó que los jugadores de la selección argentina debían tener el pelo corto, cuando él amaba tenerlo largo. Sin llegar a ese extremo (Fernando Redondo, figura del Real Madrid, llegó a rechazar una convocatoria del DT a la mayor por no aceptar ese requisito), Placente intenta mantener una línea de conducta, que va desde el uso del celular hasta el trato con los mozos y colaboradores del predio.
Durante las concentraciones, los chicos tienen prohibido usar el teléfono en las comidas; la ropa sucia debe ser depositada en los canastos apenas finaliza el entrenamiento y cuando una persona se dirige a ellos, sea el técnico, un compañero o cualquier empleado, es deber mirarlo a los ojos. El colegio también es prioridad: Placente finalizó sus estudios secundarios y aprobó las dos primeras materias de la carrera de contador público. Intentó seguir pero no pudo. Entre los compromisos con Argentinos y las citaciones a la juvenil se le hizo imposible cursar y jugar al mismo tiempo. Aun así, el DT busca que todos sus futbolistas (en especial de la Sub 15 y Sub 17) culminen al menos la escuela secundaria. Y si algún chico tiene problemas en el colegio, es el mismo cuerpo técnico el que define con los clubes los pasos a seguir. La formación va mucho más allá de lo que sucede en el terreno. Placente, que las vivió todas, no necesita que se lo cuenten.