A casi seis años de un incendio que amenazó con su destrucción total, la catedral de Notre Dame se encuentra hoy atiborrada de visitantes y su renacimiento, literalmente de las cenizas, es un gigantesco éxito para la imagen internacional de Francia. París, una ciudad que recibe unos 50 millones de turistas por año, espera que no menos de 15 millones, o unas 40.000 personas por día, visiten en 2025 esta iglesia, una de las más importantes del mundo y centro neurálgico del país.
Su explanada, donde largas y serpenteantes filas de turistas esperan bajo un cielo invernal su turno para ingresar, es considerada oficialmente el centro de Francia y el lugar desde el cual se miden todas las distancias del país.
La reapertura oficial, el 7 de diciembre último, contó con la presencia de algunos de los mandatarios más importantes del planeta, miembros de las familias reales europeas y la cúpula de la iglesia católica francesa y mundial. Pese a la insistencia del presidente francés Emmanuel Macron, el Papa Francisco declinó la invitación. El Vaticano proporcionó una explicación referida a una actividad previamente agendada con un consejo de obispos. La decisión fue considerada muy polémica incluso en el seno de la Iglesia.
La restauración de Notre Dame devolvió un enorme prestigio a los distintos rubros de artesanos que trabajaron para salvar la catedral
“Posiblemente no quiso estar con tantos jefes de estado,” ensaya sin mucha convicción Jean Gautier, miembro del comité auditor que supervisó todas las grandes decisiones que se tomaron a lo largo de los 5 años de trabajos de recuperación de la catedral. “En fin. No es grave. Pero es cierto que nos hubiera gustado mucho verlo.”
Gautier es un hombre de larguísima trayectoria en el manejo de bienes culturales en Francia. Egresado del ENA (Escuela Nacional de Administración) y Science Po, dos instituciones obligadas para quienes aspiran a las altas carreras en la administración francesa. Se desempeñó como Director de Arquitectura de la ciudad de París cuando el jefe comunal era Jacques Chirac en la década de 1990. De allí pasó a la dirección de Asuntos Culturales de París y en esa función tuvo a cargo el gerenciamiento de todas las iglesias de la ciudad, algunas similares en tamaño a Notre Dame, tal como las catedrales de Saint-Sulpice y Saint-Eustache. En Asuntos Culturales tuvo también la supervisión de los teatros, los conservatorios, las bibliotecas, entre otros bienes.
“Fue por esas experiencias que me pidieron participar del comité auditor, pero en particular por mi experiencia con las iglesias,” dice Gautier. Desde el comité de auditoría, Gautier explica que se supervisaron todas las propuestas y se redactaron las recomendaciones sobre los diversos proyectos para la reconstrucción de Notre Dame.
Gautier no duda en hablar de los varios “milagros” que se sucedieron para que la catedral más emblemática de Francia haya resucitado y vuelto a su lugar central en la cultura del país
Durante una larga hora de conversación en un hotel parisino, este hombre de amabilidad y refinación fuera de toda escala, destacará los aspectos más salientes del esfuerzo que supuso reconstruir en tan sólo cinco años una catedral que unos 900 años atrás tardó casi dos siglos en edificarse.
Desde un lugar que no aparenta ser ni místico ni religioso, Gautier no duda en hablar de los varios “milagros” que se sucedieron para que la catedral más emblemática de Francia haya resucitado y vuelto a su lugar central en la cultura del país.
El órgano, que cuenta con 8000 tubos solo sufrió por el polvo y fue desarmado, limpiado y reinstalado logrando su recuperación total
El principal fue la acción de los bomberos que el 15 de abril de 2019, el día del incendio, evitaron con acciones heroicas que el campanario norte de la catedral cediera. “Si ello hubiese ocurrido, toda la fachada de Notre Dame hubiese sufrido un derrumbe irrecuperable,” dice. “Fueron los bomberos los que salvaron todo y ese fue el primer milagro.”
Pero hubo más. Por ejemplo, el hecho que la colección de 22 telas del siglo XVII y XVIII llamadas Mays, esenciales para la historia del arte francés, no se hayan quemado. Las imponentes telas fueron encontradas cubiertas de un denso polvo gris pero intactas y ya han sido restauradas a su esplendor original.
El órgano, que cuenta con 8000 tubos solo sufrió por el polvo y fue desarmado, limpiado y reinstalado logrando su recuperación total. Tal vez más sorprendente aún fue que los vitrales, construidos en el siglo XIX por el famoso arquitecto Eugene Viollet-Le-Duc, no estallaron por el calor. “Son los varios milagros de Notre Dame,” dice Gautier, dejando entrever su emoción.
La restauración de Notre Dame devolvió un enorme prestigio a los distintos rubros de artesanos que trabajaron para salvar la catedral. Bomberos, carpinteros, ebanistas, organistas, escultores, orfebres, herreros, vidrieros, restauradores de pinturas y esculturas, techistas, decoradores.
“Se han puesto en valor todos estos oficios, que atraerán a los más jóvenes para que a futuro se sigan manteniendo tantas catedrales que tiene este país y tantos bienes culturales que necesitan de estos saberes,” dice Gautier. “De hecho, Notre Dame se transformó en un gran taller-escuela.”
En los alrededores de la catedral, varias gigantografías destacan algunas estadísticas que ponen en contexto la magnitud de la tarea. En cuestión de días, se reunieron 846 millones de euros provenientes de 340.000 donantes en 150 países. La reconstrucción fue realizada enteramente con la utilización de fondos provenientes de la generosidad privada.
Se movilizaron 250 empresas y talleres artísticos que reunieron todos los oficios necesarios para la reconstrucción.
La armadura de madera, construida principalmente en el siglo XIII y que sucumbió a las llamas, fue reconstruida enteramente, para lo cual se necesitaron talar 2000 robles provenientes de distintas regiones de Francia.
Los andamiajes necesarios para reconstruir la flecha, que se derrumbó durante el incendio frente a los ojos del mundo, tenía más de 100 metros de altura.
Más de 2000 estatuas y elementos decorativos fueron restaurados y esculpidos. Se necesitaron 1000 metros cúbicos de piedras para reconstruir las paredes y las bóvedas de la catedral que tiene una nave de más de 100 metros de largo. Se necesitaron 4000 metros cuadrados de plomo para reconstruir la cubierta y 41.000 metros cuadrados de piedra fueron limpiadas de suciedades que llevaban más de 8 siglos de acumulación. La rearmonización del órgano, con sus 8000 tubos, duró seis meses y se realizó siempre a altas horas de la noche para evitar el bullicio urbano.
La avalancha de donaciones provinieron de todo el mundo, pero en particular de tres donantes franceses que se cuentan entre las fortunas más grandes del mundo y que aportaron el 70 por ciento de los fondos. Bernard Arnault, CEO de LVMG, Francois Pinault, dueño de un conglomerado de empresas y marcas de lujo entre las cuales Yves Saint Laurent y Gucci y la familia Bettencourt dueña de la firma L’Oréal.
“Fue realmente un momento de una generosidad increíble,” dice Gautier.
–Cómo explica tanta solidaridad con una catedral? Qué simboliza Notre Dame que pudo haber repercutido así en el mundo entero?
–Hubo una emoción en el mundo que todos sentimos. Tanta gente que sintió lo mismo. Estábamos todos tristes. No importaba si uno estaba en Buenos Aires o en París o en cualquier lado del mundo. Notre Dame es un símbolo en el mundo entero y diría que eso me resulta muy curioso y conmovedor. Sin duda, está muy reforzado por Victor Hugo y su novela El Jorobado de Notre Dame y por el musical que se popularizó en el mundo. Pero es un símbolo muy fuerte y las imágenes golpearon en el mundo entero. Fue muy particular.
–Las donaciones no tardaron en llegar.
–Así es. De hecho, desde el comienzo, toda la reconstrucción fue enteramente financiada por la generosidad privada si bien hubiese sido perfectamente normal financiarlo con el dinero del estado dado que las catedrales dependen del estado nacional.
–El impacto fue mucho más allá de lo religioso.
–Sin duda. Para los católicos es un símbolo muy fuerte. Pero también lo es para los no católicos. Es un símbolo de París y de toda la historia de Francia. Eventos tales como la liberación de París en 1944 con el general Charles De Gaulle bajando por los Campos Eliseos entre medio de la muchedumbre y yendo a Notre Dame para un tedeum. Es parte de la historia. La coronación de Napoleón Bonaparte en 1804 y las bodas de varios reyes incluyendo Francois II y Henry IV en el siglo XVI.
– ¿Se podía imaginar una recuperación tan completa en tan sólo cinco años?
– Eso fue una decisión del presidente Macron que dijo cinco años. Mucha gente estaba muy incrédula. Lo estudiamos muy en profundidad y nos dimos cuenta que era posible. Realizamos un trabajo muy estricto y muy atentos al calendario.
– ¿Francia contaba con todos los artesanos y especialistas necesarios para trabajos tan específicos y delicados?
– Si. Y lo cierto que es una obra que puso en valor todos estos oficios que aún existen en el país. Y Notre Dame se transformó en una obra-escuela que permitió mostrar a los jóvenes la importancia y belleza de estos oficios. Se han restaurado cuadros increíbles. Se ha restaurado el órgano y toda la estructura de madera. Y hubo decisiones muy fuertes, muy de fondo. Se debatió si reconstruir la estructura quemada en cemento en vez de madera, como se hizo con la catedral de Reims que fue destruida en la Primera Guerra Mundial. Hubo mucho debate. Pero finalmente los grandes arquitectos de Francia se expidieron en rehacer todo en madera, y en particular la flecha de manera idéntica a como fue realizada por Viollet-Le-Duc que era un genio absoluto. Y toda la estructura de la catedral fue reconstruida en madera porque Notre Dame es Notre Dame.
–Hubo algunos comentarios sobre la blancura que tiene el interior de la catedral, ahora que la piedra fue limpiada de tantos años de acumulación de polvo y sarro. ¿Como ve esta nueva estética más luminosa?
–Bueno, ya no es la catedral oscura y misteriosa de la novela de Victor Hugo. Pero la blancura actual me resulta muy emocionante porque refleja la gloria de la arquitectura gótica en todo su esplendor. Ahora se ve el gótico en esta blancura extraordinaria. Es una arquitectura suntuosa.
– Finalmente la cuestión del Papa Francisco que no apareció. ¿Como lo sintieron?
– Él tiene una doctrina sobre las periferias, las culturas populares, la Virgen de Lourdes. Tal vez no quería estar con tantos jefes de estado. En fin. No es grave. Pero es cierto que hubiéramos estado contentos de verlo.