La Ilíada, un relato que atraviesa los siglos.

En un salón de clases de secundaria, una profesora pide a sus estudiantes que resuman La Ilíada. Una joven levanta la mano y dice con confianza: “Es una historia sobre guerra, dioses y el enojo de un hombre llamado Aquiles”. La profesora asiente, pero con una sonrisa añade: “Es mucho más que eso”. Y tiene razón.

La Ilíada comienza con la “cólera funesta” de Aquiles, el guerrero más grande de los aqueos, quien se enfrenta al rey Agamenón tras un agravio personal: el robo de Briseida, a quien él había tomado como botín de guerra. El poema, atribuido a Homero, no cuenta la guerra de Troya en su totalidad, sino los eventos de unas pocas semanas durante el décimo año del conflicto.

El contexto político refleja el choque entre la autoridad y el heroísmo individual. Agamenón simboliza el poder centralizado, mientras que Aquiles encarna la independencia y la búsqueda de gloria personal. Las tensiones entre ambos no son solo personales, sino un microcosmos de los dilemas políticos y éticos de las sociedades guerreras. La obra explora temas universales: el honor, la mortalidad, la compasión y las consecuencias de la guerra.

Aquiles aprende que la gloria tiene un costo. Cuando decide replegarse, deja que sus compañeros sufran en el campo de batalla. Solo tras la muerte de Patroclo, su amado amigo, comprende la devastación que la ira puede causar.

¿Por qué ha trascendido?

La Ilíada ha trascendido porque trata temas esenciales de la condición humana. La guerra -que ocurrió entre los siglos XIII y XII a.C- es un telón de fondo, pero el corazón del poema está en sus personajes y sus emociones. Desde el orgullo de Héctor al enfrentarse a Aquiles, hasta el duelo de Príamo al suplicar por el cuerpo de su hijo, la obra muestra a los héroes como seres humanos vulnerables.

La célebre línea de Príamo a Aquiles: “Acuérdate de tu propio padre” (Canto XXIV), resume esta humanidad compartida. Incluso en el odio, hay espacio para la compasión.

El autor italiano Alessandro Baricco escribió, en 2005, una novela titulada Homero, Ilíada, donde cuenta la historia desde el punto de vista humano, quitando la intervención de los dioses. Una mirada contemporánea sobre un tema clásico.

Su autoría y autenticidad

La cuestión de si Homero existió realmente o si sus obras son producto de una tradición oral colectiva es un debate que sigue vigente. Algunos eruditos sostienen que La Ilíada y La Odisea son el resultado de siglos de recopilación de relatos orales, mientras que otros creen en la existencia de un único autor conocido como Homero.

El argumento

La Ilíada narra un episodio del décimo y último año de la guerra de Troya, centrado en la cólera de Aquiles. La historia comienza cuando Agamenón, líder de los aqueos, se niega a devolver a Criseida, una prisionera de guerra, a su padre Crises, sacerdote de Apolo. Esto desata la furia del dios, quien envía una plaga al ejército griego. Ante la presión, Agamenón accede a liberar a Criseida, pero, en represalia, toma a Briseida, la esclava de Aquiles. Enfurecido, Aquiles se retira del combate, causando grandes pérdidas entre los aqueos.

Mientras tanto, los troyanos, liderados por Héctor, aprovechan la ausencia del héroe para tomar ventaja en la guerra. Patroclo, amigo y compañero de Aquiles, toma su armadura para inspirar a los griegos, pero es asesinado por Héctor. Esto provoca que Aquiles regrese al combate lleno de ira, vengando la muerte de Patroclo al matar a Héctor en un duelo épico. Finalmente, el poema culmina con un momento de humanidad: el anciano rey Príamo suplica a Aquiles por el cuerpo de su hijo Héctor, y Aquiles, conmovido, accede.

A pesar de que la guerra continúa, La Ilíada cierra en un tono solemne, reflexionando sobre el honor, la mortalidad y la pérdida.

El papel de los dioses

La intervención divina en La Ilíada ha sido objeto de controversia. Mientras que algunos críticos ven a los dioses como una representación simbólica de las emociones y dilemas humanos, otros los interpretan como una forma de justificar las acciones de los personajes. Además, la relación entre la voluntad divina y el libre albedrío humano sigue siendo un tema de discusión filosófica.

Una cabeza de Zeus.

Glorificación de la guerra

Aunque el poema no escatima en mostrar los horrores de la guerra, también glorifica la valentía y el heroísmo en el combate. Esto ha llevado a interpretaciones opuestas: algunos ven a La Ilíada como una crítica implícita a la guerra, mientras que otros la consideran una obra que exalta los valores bélicos.

El papel de las mujeres

El tratamiento de personajes femeninos como Briseida, Andrómaca y Helena ha sido motivo de análisis crítico. Muchas veces vistas como piezas de intercambio entre hombres, su papel ha sido interpretado como reflejo de una sociedad patriarcal que relegaba a las mujeres a un segundo plano. Sin embargo, también se ha destacado la profundidad emocional de personajes como Andrómaca y la influencia de Helena en el desarrollo del conflicto.

Perspectiva cultural y política

La Ilíada ha sido utilizada para justificar ideas nacionalistas o expansionistas en diferentes épocas. Por ejemplo, el mito de Troya fue reinterpretado en la Edad Media como símbolo de grandeza por diversas culturas, cada una intentando apropiarse de su legado. En la Ilustración, algunos intelectuales criticaron lo que percibían como la “barbarie” de los héroes homéricos, mientras que en el Romanticismo se exaltó su carácter épico y trágico.

Los restos de la ciudad antigua de Troya, en Turquía (Turismo de Turquía).

Traducciones e interpretaciones

La manera en que La Ilíada ha sido traducida a lo largo de los siglos también ha causado polémicas. Las traducciones suelen reflejar las sensibilidades culturales y políticas de cada época, alterando a veces el sentido original del texto. Un ejemplo es la interpretación de la “cólera” de Aquiles: ¿es un acto de justicia, egoísmo o rebelión contra la autoridad?

Estas polémicas demuestran que La Ilíada no solo es un texto literario, sino también un espejo en el que distintas culturas y épocas han visto reflejados sus valores, conflictos y aspiraciones.

¿Cómo acercarse a este texto clásico?

La Ilíada puede intimidar por su antigüedad y su lenguaje elevado. Sin embargo, se puede empezar con traducciones accesibles que mantengan el espíritu del original. Leer con un enfoque temático también ayuda: por ejemplo, centrarse en cómo se describe el heroísmo o en los roles de los dioses.

Brad Pitt es Aquiles en

Un ejemplo brillante de los dioses en acción es cuando Atenea detiene a Aquiles de matar a Agamenón: “Vengo del cielo para apaciguar tu cólera […] Domínate y obedécenos” (Canto I). Esta intervención divina subraya cómo los dioses son extensiones de los conflictos humanos.

Un momento emocionante

Hay, en La Ilíada, muchos momentos emocionantes. El combate entre Aquiles y Héctor es uno de ellos. Aquí, el fragmento:

Ya los dioses me llaman a la muerte. Creía que el héroe Deífobo se hallaba conmigo, pero está dentro del muro, y fue Atenea quien me engañó. Cercana tengo la perniciosa muerte, que ni tardará, ni puedo evitarla. Así les habrá placido que sea, desde hace tiempo, a Zeus y a su hijo, el que hiere de lejos; los cuales, benévolos para conmigo, me salvaban de los peligros. Ya la Parca me ha cogido. Pero no quisiera morir cobardemente y sin gloria, sino realizando algo grande que llegara a conocimiento de los venideros.

Esto dicho, desenvainó la aguda espada, grande y fuerte, que llevaba en el costado. Y encogiéndose, se arrojó como el águila de alto vuelo se lanza a la llanura, atravesando las pardas nubes, para arrebatar la tierna corderilla o la tímida liebre; de igual manera arremetió Héctor, blandiendo la aguda espada. Aquiles embistióle, a su vez, con el corazón rebosante de feroz cólera”