El pescador artesanal Frank Ramírez Paiva, originario de Talara, Piura, fue asesinado en un violento ataque en altamar a 35 millas del puerto de Pucusana, en Lima. La madrugada del 14 de enero, un grupo de delincuentes armados abordó la embarcación Danna II, que había partido del puerto de Matarani, en Arequipa, con cuatro tripulantes a bordo. Sin mediar palabra, los atacantes dispararon contra Ramírez, quien perdió la vida al instante, y arrojaron su cuerpo al mar con las manos atadas.
Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas, su desaparición fue formalmente reportada el 13 de enero de este año, a las 8:00 p.m., tras el ataque a la embarcación Danna II, en las coordenadas 12°48′7710′’S. Ese día, Ramírez, conocido por sus colegas como “Pizarro”, y tres acompañantes zarparon para una jornada de pesca. Durante la travesía, un grupo de piratas armados interceptó la embarcación y disparó contra Ramírez, quien perdió la vida al instante. Su cuerpo fue arrojado al mar mientras los delincuentes sometían a los otros tripulantes.
Los sobrevivientes, entre ellos el hijo y el cuñado de Ramírez, fueron golpeados, amarrados y despojados de sus pertenencias, incluida la pesca, herramientas y combustible. Los atacantes también dañaron de forma deliberada el motor del bote para evitar que los pescadores pudieran seguirlos, antes de huir hacia la oscuridad. Horas después, los tripulantes lograron ser rescatados por otra embarcación que pasaba por la zona y fueron llevados al muelle de Pucusana. Desde ahí, ellos alertaron a las autoridades sobre el trágico hecho.
Familia clama por justicia y apoyo
Griselda Llenque, esposa de Frank Ramírez, pidió que se intensifiquen los esfuerzos para localizar el cuerpo de su esposo para poder despedirlo dignamente. Con lágrimas en los ojos, expresó en un video difundido por redes sociales su deseo de darle un entierro digno y espera que la Policía logre identificar y sancionar a los culpables de este atroz acto. Llenque, que reside en Talara, también anunció que viajará a Lima para sumarse a las labores de búsqueda junto a otros pescadores de la comunidad, quienes han mostrado su solidaridad y apoyo en este momento de profundo dolor.
La PNP ha iniciado las investigaciones para identificar a los responsables de este crimen, que ha dejado en evidencia la inseguridad en alta mar y el peligro constante al que se enfrentan los pescadores peruanos. Personal de Criminalística inspeccionó la embarcación y recolectó pruebas en el puerto de Pucusana, pero hasta el momento no se han reportado avances significativos en la búsqueda del cuerpo de Ramírez ni en la captura de los responsables.
La inseguridad persigue a los pescadores artesanales
Este no es el único caso reciente de piratería en altamar. Este fenómeno, cada vez más denunciado por los pescadores artesanales de las costas del Perú, genera un ambiente de constante peligro para quienes dependen del mar para subsistir. En Tumbes, un grupo de pescadores de las caletas de Canoas de Punta Sal, Zorritos, Acapulco y Puerto Pizarro ha acudido al Consejo Regional para reportar actividades sospechosas que, según ellos, podrían estar relacionadas con extorsiones.
Gregorio Chunga Pasos, representante de los pescadores de Canoas de Punta Sal, reveló que una embarcación desconocida fue vista en la Caleta Grau el 14 de enero, recabando información de manera sospechosa. Ante estos hechos, los pescadores han solicitado patrullajes marítimos para protegerse, pero hasta ahora no han recibido una respuesta concreta por parte de las autoridades.
Asimismo, este caso se suma a la desaparición de los cuatro tripulantes de la embarcación artesanal “Ángel de la Luz II”, quienes partieron con permiso de pesca desde el banco de Máncora y Plateros el pasado 8 de enero. Las labores de búsqueda, lideradas por la Marina de Guerra del Perú en colaboración con autoridades ecuatorianas, continúan sin descanso, ante la sospecha de que los pescadores fueron víctimas de un ataque por parte de piratas armados. Los familiares de Jorge Luis Corquencho Morán, Juan Zeus Morquencho Garavito, Tomás Carrillo Pinzón y Paul Carrillo Negrine claman por respuestas.