Ubicación, ubicación y ubicación, dice el mantra hotelero. Es que, cuando uno viaja por poco tiempo, es una decisión estratégica que hace rendir cada minuto. (No se pierden horas en traslados, ahí podemos hacer mini paradas para dejar bolsas de compras, cambiar zapatos, abrigarse o desabrigarse). Como para muchos argentinos Barcelona es un hito de referencia, no es casual que Level tenga un vuelo directo que llega al amanecer, antes de la marcha intensa del tránsito, para velozmente dejar el equipaje y salir a pasear.

A las 8:00 o 9:00

Temprano, cuando los locales todavía están cerrados (todo abre 10 AM) y las hordas de turistas no empezaron a hacer cola, es un buen momento para admirar las fachadas de Casa Batlló y La Pedrera, hitos de Gaudí sobre el Paseo de Gracia, a pocas cuadras uno de otro.

Si no hubo tiempo de agendar una visita a La Pedrera y nos contentamos con admirarla desde la calle, hay que buscar la perspectiva adecuada para ver sus famosas chimeneas.

A las 10:00

Para cuando terminamos de admirar esas y otras tantas fachadas, bajamos la vista y la enfocamos en las infinitas vidrieras, una fuente de inspiración absoluta para los que amamos la decoración. Atención entonces a las ideas y detalles que vuelcan los creativos de todas las grandes marcas con sucursales en el Paseo de Gracia.

La vidriera de Loewe, una de las tantas marcas de lujo de la zona.

12:30

Después de un breve descanso en el NH Collection Gran Hotel Calderón, vuelta a salir con energías renovadas hacia el Barrio Gótico (15 minutos a pie), verdadera joya de la arquitectura medieval. Allí, nadie se pierde el Pont del Bisbe, lleno de curiosidades. (Tiene una calavera con una daga y la leyenda dice que, si alguien la saca, caerán los edificios a cada extremo del puente; otra, menos trágica, dice que si lo pasamos de espaldas pidiendo un deseo, se cumple). Más allá del interés histórico, es un gran lugar para sentir la vibra de la ciudad.

Lobby del NH Collection Gran Hotel Calderón.Pont del Bisbe en el Barrio Gótico.

17:00 o 18:00

A la hora de ir volviendo, empiezan a cerrar los locales de ropa, pero también a encenderse las luces de los infinitos barcitos de la zona. Lo lindo de la ubicación es eso: siempre hay vida. Ritmo barcelonés asegurado, día y noche.

18:00/19:00

Al atardecer, el rooftop Eleven del NH es la gloria para tener una panorámica de la ciudad y admirar sus techos, sus cúpulas y el mar. Con lo cual, no hay remordimiento de no haber llegado hasta la playa.

21:00

Cierre completo con la paella de Tablafina, sin tener que volver a salir, pero sin perderse el ambiente de la ciudad, ya que el restó del NH tiene mesas sobre Rambla de Catalunya. Al día siguiente, opíparo desayuno con jamón ibérico incluido. Se cumplen 24 horas muy bien aprovechadas con estilo, buena gastronomía y vistas inolvidables.

El restó del NH tiene mesas sobre Rambla de Catalunya, una pasarela maravillosa de locales y turistas.

Vista aérea de la Rambla.