La percepción pareciera ser que casi no hay mosquitos este verano. Pero, claro, no tantos comparado con el recuerdo de la invasión del año pasado, tras los temporales seguidos de calor extremo que afectaron distintos puntos del país durante enero y febrero.

Lo cierto es que en esta temporada, que estaría presentándose “más seca”, de acuerdo con los pronósticos, no todos los mosquitos desaparecieron: los distritos que están monitoreando la presencia del Aedes aegypti –transmisor del virus del dengue– vienen teniendo resultados positivos en sus redes de vigilancia entomológica: las ovitrampas. Y esos resultados se van extendiendo más allá de La Pampa, que es hasta donde la epidemia 2023-2024 estuvo documentada la circulación viral local con casos autóctonos.

La primera explicación de por qué pareciera haber menos mosquitos es la ausencia de las lluvias intensas e inundaciones del año pasado asociadas con un fenómeno climático distinto. Eso creó las condiciones ideales para un aumento de la población del Aedes aegypti, pero también del Aedes albifasciatus –o mosquito de inundación–, sobre todo en la zona centro del país. En esto coinciden desde hace días distintos voceros consultados, desde meteorólogos, biólogos e ingenieros agrónomos hasta profesionales especializados en el manejo de plagas. Y aun con un escenario distinto, resaltan que el mosquito que transmite los virus de dengue, chikingunya, zika y fiebre amarilla está activo.

“Estamos entrando al período de mayor actividad del Aedes aegypti a lo largo del año. Hasta mediados de marzo, la abundancia de mosquitos va a ser alta: en diciembre y enero aumenta, se mantiene estable en febrero y marzo para empezar a bajar con el frío. En esto, este año no es distinto a otros”, detalló Sylvia Fischer, investigadora del Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

Explicó a LA NACIÓN que una primavera de 2024 más cálida que la de otros años favoreció el desarrollo “muy eficientemente” de este vector.

Ya hay presencia del mosquito hasta en Chubut

“Ahora, estamos en niveles de abundancia típicos para la época -continuó-. Por esto, la percepción de que no hay mosquitos no se estaría correlacionando con la realidad en el caso del Aedes aegypti, ya que no estamos viendo una disminución de su población con respecto de otros años. La percepción que se tiene podría deberse a que el año pasado tuvimos todo el verano mosquitos de otra especie [por el Aedes albifasciatus], que se hizo notar mucho por su agresividad y altas abundancias. Recordemos que Aedes aegypti suele pasar más inadvertido, ya que tiene un comportamiento más sigiloso que otras especies: si aparecen picaduras, sobre todo en las piernas o los pies y la persona no vio mosquitos, es casi seguro que fue un Aedes aegypti.”

Por todo esto es que la investigadora del GEM insistió en la importancia de “ser constantes” con el descacharrado y la eliminación de recipientes que pueden acumular agua.

Expansión

En distintos puntos del país, en especial aquellos con eventos que atraen a una mayor cantidad de turistas, como festivales o el Carnaval, ante esa presencia del vector se están informando medidas a la comunidad. El viernes pasado, por ejemplo, la Subsecretaría de Salud de la Municipalidad de Gualeguaychú anticipó que en los accesos al corsódromo local habrá “puntos de aplicación de repelente” para los asistentes durante las 11 noches que durará el espectáculo del Carnaval del País. “Esto permitirá reforzar la prevención en una de las actividades más concurridas de la ciudad”, indicó Salud a través de un comunicado. Al día siguiente [por el sábado pasado], con el área de Ambiente fumigarían para “reducir la población de mosquitos adultos”.

Hacia el sur del país, el Aedes aegypti ya extendió su frontera más allá de la provincia de La Pampa, que es hasta donde se detectan casos autóctonos por circulación viral local. Hace tres semanas –en la última de 2024–, el Ministerio de Salud de Neuquén informó que habían dado positivo ovitrampas colocadas “en un área reducida del este” de la ciudad capital. “Es decir que por tercera temporada se hallaron huevos del mosquito”, confirmó, en ese momento, el ministerio provincial. Lo mismo señala un grupo de investigadores del Conicet que viene relevando esa información en el sur del país.

La semana pasada, equipos del Ministerio de Salud de Río Negro detectaron ovitrampas positivas en Río Colorado y en la zona del barrio El Manzanar, en Cipolletti, cerca del puente que la une con Neuquén. Las localidades de ambos márgenes del río Neuquén comparten ese resultado, según explicó Marcos Arezo, jefe del Departamento Provincial de Zoonosis de la cartera rionegrina. El funcionario también indicó en diálogo con LA NACIÓN que en Río Colorado esta presencia está “más diseminada”. En Choele-Choel y en San Antonio Oeste, no volvieron a tener detecciones positivas, según explicó.

Esas trampas atraen a las hembras del mosquito para poner los huevos. Son, por eso, un sensor de vigilancia de actividad del vector: si aparecen huevos quiere decir que están picando para alimentarse y reproducirse.

Piden descacharrear y eliminar recipientes con agua, donde se puedan asentar las larvas

Con las condiciones ambientales adecuadas para el ciclo de vida del mosquito (una combinación de temperaturas más cálidas y agua en los recipientes, objetos o lugares donde quedaron los huevos), nacen las larvas que se transforman en los adultos. Ese resultado positivo no necesariamente indica que el virus está circulando, pero sí que está disponible el vector necesario para la transmisión local (casos autóctonos).

En las provincias de la región sur, por ahora solo La Pampa habría detectado un primer caso autóctono esta temporada, Chubut y Río Negro, hasta hace dos semanas, informaron al Ministerio de Salud de la Nación cuatro casos en viajeros, entre confirmados y probables.

“El huevo del mosquito tiene una viabilidad aproximada de un año y, por lo tanto, los huevos que las hembras desovaron en abril, mayo o junio del año pasado aún están latentes, a la espera de que llueva. En cuanto al clima, se mantendrían condiciones compatibles con las de La Niña débil durante este verano, es decir, se esperan pocas precipitaciones”, dijo Lucila Valera, que integra la Comisión de Sanidad Ambiental del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA).

¿Niña o Niño?

El Centro de Predicciones Climáticas del Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos (NWS, por su sigla en inglés) y el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad actualizaron el jueves pasado el resultado de ese análisis diagnóstico a cargo de un grupo de expertos internacionales. “Las condiciones de La Niña están presentes hasta febrero-abril de 2025 (59% de probabilidad), con una probable transición a El Niño neutral durante marzo-mayo 2025 (60% de probabilidad”, resumieron a través del sitio del NWS.

“Hasta la semana pasada, definieron que estaríamos en una fase climática con tendencia a que llueva un poco menos que lo esperable –continuó Valera–. El año pasado, con muchos más mosquitos que lo habitual debido a las lluvias y a las altas temperaturas, las hembras depositaron una mayor cantidad de huevos que conforman un stock en potenciales criaderos, a la espera de que llueva. Seguramente, no será la cantidad del año pasado. No obstante, mosquitos hay y casos de dengue, también hay, con una gran cantidad de argentinos que viajaron a Brasil, donde empieza a preocupar el aumento del dengue y la fiebre amarilla, dos enfermedades que transmite el Aedes aegypti.”

La semana pasada, de hecho, 21 ciudades del estado brasileño de San Pablo se declararon en emergencia por la suba en los casos de dengue. Ayer, el Ministerio de Salud de ese país reforzó la vigilancia epidemiológica y las tareas de control de foco en ese y otros tres estados (Espíritu Santo, Acre y Paraná), además de activar un Centro de Operaciones de Emergencias en Salud Pública para Dengue y otras Arbovirosis (COE Dengue). En 2024, Brasil tuvo casi 10,2 millones de casos de dengue (tres veces más que en 2023) y prevé una suba de casos para 2025 en seis estados: San Pablo, Río de Janeiro, Espíritu Santo, Tocantins, Mato Grosso do Sul y Paraná.

Los datos nacionales, como también los regionales, lo siguen semana a semana en la comisión del CPIA. En la actualización que hizo ayer el Ministerio de Salud de la Nación del Boletín Epidemiológico, aparecen en el país casi 20.000 casos notificados desde que arrancó en agosto pasado la nueva temporada de dengue (2024-2025). Entre los 1227 considerados probables o confirmados, casi el 98% son infecciones contraídas donde la persona vive, trabaja, estudia o se desplaza habitualmente. Se están confirmando entre 14 y 20 casos por semana.

“Hace 10 días que no llueve y el pronóstico anticipa que no caería agua hasta el viernes. El mosquito tiene una fase de desarrollo obligado en el agua y, si esta no se acumula por falta de lluvias o bien se evapora por la baja humedad ambiente y las altas temperaturas, la cantidad de criaderos que habrá será menor”, planteó Valera.

Por eso insistió en que “el tema no debería ser en este momento si hay o no mosquitos, sino el riesgo de que las personas que ya tuvieron dengue -y que en el país cada vez son más-, no contraigan de nuevo la infección, y los cuidados de prevención para todos. De acuerdo con datos publicados, se estima que un cuarto de la población del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es seropositivo para dengue, es decir, ya cursó la enfermedad y está en riesgo de contraer dengue hemorrágico en caso de una segunda infección con otra variante del virus”.

En las charlas para la comunidad que viene dando la comisión de Sanidad Ambiental del CPIA, advierten un problema no menor que aún persiste, a pesar de las epidemias que se suceden desde 2009, cuando el dengue dejó de ser una enfermedad solo de las provincias del norte del país. “Corroboramos que todavía persiste la desinformación en la población sobre lo básico para reconocer el mosquito vector y saber de qué se trata la enfermedad para poder prevenirla”, finalizó la ingeniera agrónoma.