Una avenida, una escuela y una plazoleta deben su nombre al dirigente Francisco Beiró en la comuna 11. Allí, en Villa Devoto, está la casa donde vivió un siglo atrás el político que fue electo vicepresidente. El centenario inmueble sobrevive abandonado y derruido. Días atrás, un incendio preocupó a los vecinos ante la posibilidad de perder definitivamente esta joya arquitectónica, mientras en la Legislatura porteña promueven la expropiación para que sea un espacio cultural del barrio.

“Salvemos la Casa Beiró”. Con este llamado, vecinos y referentes del patrimonio local se juntaron en la esquina de Marcos Paz y Cantilo poco después del incendio desatado en la antigua casona en la madrugada del 5 de enero. También estuvo el nieto de Beiró, que se llama Francisco como su abuelo. “Esta casa lleva intrínsecamente la historia política argentina”, afirmó.

La casona donde vivió hasta su muerte Francisco Beiró está emplazada en la esquina de Marcos Paz y Cantilo, Villa Devoto

La construcción, del estilo arquitectónico ecléctico, pero con una marcada influencia italianizante, perteneció a los descendientes del político radical hasta 2008, cuando fue vendida a una inmobiliaria. Desde entonces, quedó sin atención ni mantenimiento. El paso del tiempo hizo lo suyo y sumó signos de deterioro como grietas en las paredes, daños en los vitraux, caída de ornamentos, y techos colapsados por la acumulación de ramas y hojas.

“El abandono es total”, sentenció Ana Laura, una mujer que vive a media cuadra del lugar y recordó que su madre, de 97 años, fue testigo de la época de esplendor de la casa que, por entonces, ocupaba un cuarto de la manzana, con un sector de caballerizas y otro para la cría de gallinas. “Los vecinos ya hicimos todo, ahora le toca a la Legislatura”, sostuvo Mónica, otra residente del barrio.

En el parlamento porteño, desde 2009 a la fecha, fueron siete los proyectos presentados que promueven la expropiación del inmueble, su posterior restauración y la transformación en un museo o un centro cultural. Sin embargo, el tema no fue tratado ni siquiera por las comisiones legislativas, ya que la aprobación de una medida así requeriría del voto de al menos 40 de los 60 diputados, una cifra difícil de obtener para este tipo de planteos.

En su época de esplendor, la casa ocupaba un cuarto de la manzana,

Consultados por LA NACION, en la Legislatura de la ciudad señalaron que, a diferencia de las anteriores ocasiones, esta vez podrían avanzar con la ley de expropiación. La expectativa responde a que el último expediente lleva las firmas de diputados de distintos partidos políticos que van desde la UCR, el oficialismo de Vamos por Más, Confianza Pública, Unión por la Patria y hasta una legisladora de La Libertad Avanza.

Un incendio que puso el alerta

En la madrugada del domingo 5 de este mes, los vecinos alertaron a la policía por el olor a humo en la zona, que fue seguido por la aparición de las llamas que salían desde una de las ventanas de la Casa Beiró. Al lugar llegaron dos autombombas, patrulleros y ambulancias del SAME. Los bomberos lograron apagar el foco antes de que se propagara al resto de la propiedad.

Según se desprende del informe preliminar, el fuego se desarrolló “en una habitación de la planta baja sobre maderas, colchón y papeles” que estaban acumulados en un rincón. En la actualidad, el inmueble no tiene conexión de energía eléctrica, por lo que se descartó que un desperfecto haya sido la causa. “Puede estar relacionado con una llama libre”, arriesgaron los investigadores que, además, indicaron que el foco no generó “riesgo de derrumbe”.

El domingo 5 de este mes, los vecinos alertaron sobre la aparición de las llamas que salían desde una de las ventanas de la Casa Beiró

No obstante, el grupo de vecinos que apoya la conservación de la construcción centenaria expresó, a través de publicaciones en redes sociales, su preocupación por lo ocurrido ese día. “Casualidad o causalidad”, se preguntaron. Es que, según señalaron, hay una ley vigente que obliga a los dueños de la casa a mantenerla en pie debido al valor arquitectónico, histórico y cultural, pero que quedaría sin efecto si la estructura presentara peligro de derrumbe.

“No queremos que siga en este estado. Estamos unidos porque rechazamos que acá se levante un nuevo edificio. Villa Devoto tiene una identidad como barrio y hay que respetarla”, agregó otro vecino que participó de la reunión frente al inmueble.

Ante la consulta de LA NACION, desde la inmobiliaria Jakim, a la cual los vecinos le atribuyen la adquisición de la propiedad en 2008, dijeron desconocer la situación y señalaron que la gerencia de la firma es quien podría dar una respuesta, pero se disculparon porque “en estos días están de vacaciones”.

Una intimación en el frente de la propiedad por el mal de estado de conservación e higiene

Yamila Rambaldi, creadora de la cuenta Buenos Aires Perdida y vecina de Devoto, consideró que “dejarla caer roza lo ilegal y es el Estado el que nos está fallando”. “Esta bellísima casa forma parte de la identidad barrial, por eso pedimos su restauración”, expresó. Además, destacó la figura de Beiró al señalar “su enorme humanidad, su perfil sencillo, de político honesto y fiel a su barrio”.

Beiró nació en Rosario del Tala, Entre Ríos, en 1876; ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde se doctoró en 1901. Fue intendente interino de la Capital, y en Villa Devoto presidió el Consejo Escolar 17 e impulsó obras como la dotación del empedrado a las calles y la colocación de alumbrado público.

Fue ministro del Interior y en las elecciones presidenciales de 1928 integró, como candidato a vicepresidente de la Nación, la fórmula encabezada por Hipólito Yrigoyen, que resultó ganadora. Nunca llegó a asumir el cargo ya que falleció meses antes.

Según los relatos históricos, el dirigente radical, a quien se atribuye la identificación partidaria con las boinas blancas, vivió hasta su muerte en la propiedad que construyó en la década de 1920 en el barrio de Villa Devoto.

En las rejas del ingreso permanecen las letras FB, iniciales del nombre de su antiguo dueño

La casa contaba con elementos arquitectónicos de calidad como maderas de roble y nogal talladas por maestros ebanistas; mármoles y granitos en pisos y revestimientos, y delicadas mayólicas. En su fachada, aún quedan rastros de un detallado trabajo de ornamentación y en las rejas del ingreso permanecen las letras FB, iniciales del nombre de su antiguo dueño.

La iniciativa para que sea un museo

“Hace más de 20 años que se encuentra en estado de abandono absoluto. El proyecto busca, a través de la herramienta de la expropiación por parte del Estado, lograr la recuperación”, explicó a LA NACION el diputado radical Francisco Loupias, autor de la iniciativa que llegó en estos días de verano a la Legislatura.

Para Loupias, la propiedad representa “un tesoro histórico de la ciudad de Buenos Aires. Sin contar con que el inmueble además fue un importante espacio de reuniones y asilo político en épocas de la dictadura”.

Grietas en las paredes, daños en los vitraux y caída de ornamentos son algunas de las señales del deterioro de la casona

La propuesta contempla, además, la puesta en valor y la instalación de un centro cultural o museo. Sin embargo, este tipo de proyectos suelen no prosperar debido a las dificultades presupuestarias. Se estima que el valor inmobiliario supera los US$800.000.

Frente a ello, algunos vecinos recordaron la existencia del Fondo de Estímulo para la Recuperación de Edificios Catalogados, una herramienta que, justamente, contempla el auxilio económico para la ejecución de obras de rescate patrimonial, que tiene más de 30 años de existencia, pero que no fue implementado hasta el momento.