Los días de calor intenso representan un verdadero desafío para mantener los alimentos frescos y seguros. Las altas temperaturas aceleran la descomposición de muchos productos, lo que incrementa el riesgo de intoxicaciones alimentarias. En este sentido, ¿cómo identificar alimentos en mal estado?, y ¿qué medidas preventivas adoptar para evitar que lleguen a esta situación? Son algunas preguntas clave que muchas personas se hacen a esta altura del año.

La descomposición de los alimentos es un fenómeno natural causado por microorganismos como bacterias, hongos y levaduras, los cuales descomponen las sustancias orgánicas. A esto se suman las reacciones químicas, como la oxidación, que también contribuyen a la pérdida de frescura, lo que genera cambios en la textura, el color y el olor de los alimentos, y afecta, en definitiva, la calidad de los productos.

Las frutas y verduras cortadas o de hojas verdes pueden perder calidad en pocas horas si no se conservan adecuadamente.

En este contexto, las altas temperaturas juegan un papel crucial. Favorecen un entorno óptimo para el crecimiento y la reproducción de estos microorganismos, especialmente dentro de la llamada “zona de peligro” para la seguridad alimentaria, que se encuentra entre los 4 °C y los 60 °C, según informa el Ministerio de Salud de la Nación. Durante los días calurosos, los alimentos pueden alcanzar rápidamente esta zona crítica, lo que aumenta considerablemente las probabilidades de deterioro.

Para contrarrestar estos efectos, la refrigeración se convierte en una herramienta indispensable. Mantener los alimentos por debajo de los 4 °C retrasa el crecimiento microbiano, lo que prolonga la duración y frescura de los productos, y reduce significativamente el riesgo de intoxicaciones alimentarias.

Sin embargo, no todos los alimentos tienen el mismo nivel de resistencia a las altas temperaturas. Algunos son particularmente vulnerables y requieren cuidados especiales. Por ejemplo, la carne puede comenzar a deteriorarse en tan solo dos horas si permanece fuera de la heladera, de acuerdo al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, tiempo que se reduce aún más cuando la temperatura supera los 30 °C. Los lácteos, como la leche, el yogur y los quesos blandos, presentan un comportamiento similar, mientras que frutas y verduras cortadas o de hojas verdes pueden perder calidad en pocas horas si no se conservan adecuadamente.

La carne puede echarse a perder con solo 2 horas fuera de la heladera

Detectar a tiempo los alimentos en mal estado es esencial para evitar problemas de salud. Entre los indicadores más comunes se encuentran un olor agrio, rancio o inusual; cambios en el color, como manchas oscuras o moho visible; y texturas anómalas, como viscosidad o blandura en productos que deberían ser firmes. Asimismo, un sabor que no sea el habitual debe considerarse una señal de alerta.

Cuando se identifican signos de descomposición, lo más seguro es desechar los alimentos sin intentar probarlos ni cocinarlos. Esto se debe a que algunos microorganismos producen toxinas que no se eliminan con el calor, lo que representa un riesgo incluso después de la cocción.

Por esto, consumir alimentos en mal estado puede tener graves consecuencias, desde síntomas leves como náuseas y diarrea hasta casos severos que requieren hospitalización, especialmente en poblaciones vulnerables como niños, personas mayores y quienes tienen sistemas inmunológicos debilitados.

Cuando se identifican signos de descomposición, lo más seguro es desechar los alimentos sin intentar probarlos ni cocinarlos

Consejos para evitar que los alimentos se pongan en mal estado

A pesar de que la comida puede ponerse en mal estado, hay algunas acciones que se pueden tener en cuenta para evitar que esto suceda. En este sentido, la Universidad de California comparte una serie de consejos a tomar para evitar que el alimento se pudra:

  1. El adecuado almacenamiento de alimentos perecederos es crucial durante los días calurosos para evitar su descomposición y prevenir intoxicaciones alimentarias. Desde el momento en que los alimentos son adquiridos, es fundamental trasladarlos a la heladera lo más pronto posible, ya que las altas temperaturas aceleran el crecimiento de microorganismos.
  2. No se deben dejar alimentos cocidos a temperatura ambiente por más de dos horas, ya que esto favorece el desarrollo de bacterias nocivas. Para garantizar una protección adicional, es importante emplear recipientes herméticos que eviten la contaminación cruzada y mantengan los alimentos frescos por más tiempo.
  3. El proceso de descongelación también requiere precaución. Siempre debe realizarse en la heladera o el microondas, nunca a temperatura ambiente, ya que esto podría situar los alimentos en la “zona de peligro” donde las bacterias proliferan rápidamente.