El presidente electo Ronald Reagan aplaude mientras el presidente saliente Jimmy Carter saluda a la multitud en la ceremonia inaugural de Reagan, en Washington, el 20 de enero de 1981. (Foto AP, Archivo)

En enero de 1981, Jimmy Carter asintió cortésmente hacia Ronald Reagan mientras el nuevo presidente republicano le agradecía al demócrata la ayuda de su gobierno después de que Reagan derrotara rotundamente a Carter en noviembre.

Veinte años antes, tras una contienda mucho más reñida, el republicano Richard Nixon estrechó la mano de John F. Kennedy y dio palabras de aliento al nuevo presidente demócrata.

Estados Unidos tiene una larga tradición de candidatos presidenciales derrotados que han compartido el escenario de la toma de posesión con quienes los vencieron, proyectando al mundo la transferencia ordenada del poder. Es una práctica que la vicepresidenta Kamala Harris reanudará el 20 de enero tras un paréntesis de ocho años.

Hillary Clinton sonríe ampliamente mientras ella y el expresidente Jimmy Carter, de izquierda a derecha, la exprimera dama Rosalynn Carter, el expresidente Bill Clinton, el expresidente George W. Bush y la exprimera dama Laura Bush esperan el inicio de la ceremonia de investidura para juramentar al presidente electo Donald Trump como el 45º presidente de los Estados Unidos, en el Capitolio en Washington, el 20 de enero de 2017. (Foto AP/Andrew Harnik, Archivo)

Solo una vez en la era de la televisión, con su efecto amplificador de la expresión de un candidato perdedor, un candidato derrotado ha omitido este ejercicio. Ese candidato, el expresidente Donald Trump, partió hacia Florida tras un esfuerzo fallido por revertir su derrota, basado en teorías falsas o infundadas de fraude electoral.

Mientras Harris observa, Trump estará de pie en la escalinata oeste del Capitolio y será investido para un segundo mandato.

Estos son ejemplos de episodios en los que un candidato perdedor ha participado en un rito que Reagan calificó como “nada menos que un milagro”.

2001: Al Gore y George W. Bush

El demócrata Al Gore admitió su derrota ante el republicano George W. Bush después de 36 días de batallas legales sobre los votos de Florida, que terminaron con un fallo dividido de la Corte Suprema para finalizar el recuento.

El vicepresidente Al Gore, a la derecha, que reconoció la derrota ante el republicano George W. Bush después de 36 días de batalla legal por las papeletas de votación de Florida, observa mientras Bush presta juramento como el 43º presidente de los Estados Unidos, afuera del Capitolio de los Estados Unidos en Washington, el 20 de enero de 2001. (Foto AP/Ron Edmonds, Archivo)

Pero Gore, el vicepresidente en el cargo, se uniría a Bush en la escalinata oeste del Capitolio un mes después, cuando el gobernador de Texas fue investido. Después de que Bush prestara juramento, él y Gore se dieron la mano, hablaron brevemente y sonrieron antes de que el demócrata regresara a su asiento aplaudiendo al himno presidencial, “Hail to the Chief”.

Un decepcionado Gore aceptó el resultado y su función en demostrar la continuidad del gobierno, dijo su ex portavoz de campaña, Kiki McLean.

”Él podría haber deseado, ‘Ojalá fuera yo quien estuviera ahí parado’”, dijo McLean. “Pero no creo que Gore dudara ni un minuto que debía estar allí en su función de vicepresidente”.

2017: Hillary Clinton y Donald Trump

La demócrata Hillary Clinton manifestó con franqueza su decepción al perder ante Trump en 2016, cuando, como Gore contra Bush, recibió más votos, pero no logró ganar la mayoría en el Colegio Electoral. “Obviamente, estaba destrozada”, le dijo a Howard Stern en su programa de radio en 2019.

La ex senadora Hillary Clinton y el ex presidente Bill Clinton llegan al frente oeste del Capitolio de Estados Unidos, en Washington, el 20 de enero de 2017, para la ceremonia de investidura de Donald J. Trump como el 45.º presidente de Estados Unidos. (Foto de archivo de Win McNamee/AP)

Al calificar al Día de la Investidura como “uno de los días más difíciles de mi vida”, Clinton dijo que planeaba asistir a la juramentación de Trump por un sentido del deber, habiendo sido primera dama durante la presidencia de su esposo de 1993 a 2001. “Pones la mejor cara posible”, dijo Clinton en el programa de Stern.

2021: Mike Pence (con Trump ausente) y Joe Biden

Hace cuatro años, Trump afirmó, sin pruebas, que su derrota ante el presidente Joe Biden estuvo marcada por un fraude generalizado. Dos semanas antes, los partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio, en un asedio violento destinado a detener la certificación del voto electoral.

En cambio, el entonces vicepresidente Mike Pence fue el rostro de la administración saliente.

El vicepresidente saliente Mike Pence observa mientras el presidente entrante Joe Biden abraza a la primera dama Jill Biden, a su hijo Hunter Biden y a su hija Ashley Biden después de que prestó juramento como el 46º presidente de los Estados Unidos, en el Capitolio de Estados Unidos en Washington, el 20 de enero de 2021. La vicepresidenta entrante Kamala Harris aplaude a la izquierda. (Foto AP/Carolyn Kaster, Archivo)

“Claro, fue incómodo”, dijo Marc Short, exjefe de despacho de Pence.

Aun así, Pence y su esposa se reunieron en privado con Biden y su esposa para felicitarlos en el Capitolio antes de la ceremonia, y escoltaron después a la recién juramentada vicepresidenta Kamala Harris y a su esposo fuera del Capitolio, como dictaba la tradición, dijo Short.

”Él expresó el reconocimiento de miembros de ambas cámaras y de ambos partidos”, dijo.

1993: George H.W. Bush y Bill Clinton

Bush estuvo en la escalinata oeste del Capitolio tres veces para su juramentación, dos veces como vicepresidente y en 1989 para ser investido como presidente. Asistiría nuevamente en 1993 tras su derrota.

El presidente saliente George Bush, a la derecha, acompañado por el presidente electo Bill Clinton, sale de la Casa Blanca rumbo al Capitolio para asistir a la ceremonia de juramentación de Clinton como el 42º presidente de la nación, en Washington, el 20 de enero de 1993. (Foto AP/Doug Mills, Archivo)

Se unió a Bill Clinton, el demócrata que lo venció, en la caminata tradicional hacia la escalinata este. Bush volvería triunfalmente a la ceremonia de investidura ocho años después como el padre del sucesor de Clinton, George W. Bush.

1961: Richard Nixon y John F. Kennedy

Nixon acababa de perder las elecciones de 1960 por menos de 120.000 votos en lo que fue la contienda presidencial más cerrada en 44 años. Pero el vicepresidente saliente se acercó a Kennedy con una amplia sonrisa, un apretón de manos y un audible “buena suerte” segundos después de la juramentación del demócrata ganador.

El ex vicepresidente Richard Nixon estrecha la mano del presidente John F. Kennedy al final de la investidura de Kennedy, en Washington, el 20 de junio de 1961. (Foto AP, Archivo)

Nixon tendría que esperar ocho años para ser juramentado como presidente, mientras su oponente demócrata perdedor, el vicepresidente saliente Hubert Humphrey, observaba. Fue investido una segunda vez tras ganar la reelección en 1972, solo para renunciar después del escándalo Watergate.

1933: Herbert Hoover y Franklin D. Roosevelt

Como Bush, Hoover asistiría solo a una ceremonia de investidura como nuevo presidente antes de perder ante un demócrata cuatro años después. Pero la juramentación de 1933 del demócrata Franklin Roosevelt no sería la última de Hoover. Éste viviría otros 31 años, vería a cuatro presidentes más asumir el cargo y ocuparía lugares de honor en las dos ceremonias de investidura del republicano Dwight D. Eisenhower.

El presidente saliente Herbert Hoover, a la derecha, mira hacia abajo mientras el presidente electo Franklin D. Roosevelt, acompañado por su hijo mayor James, toma juramento ante el presidente de la Corte Suprema Charles E. Hughes, en Washington, el 4 de marzo de 1933. (Foto AP, Archivo)

1897: Grover Cleveland y Benjamin Harrison

Cleveland, el presidente demócrata en el cargo, perdió la reelección en 1888 aunque obtuvo más votos populares que el exsenador de Indiana Benjamin Harrison. Pero Cleveland sostuvo el paraguas de Harrison mientras el republicano prestaba juramento durante una lluviosa ceremonia de investidura en 1889.

El presidente de la Corte Suprema, Melville Weston Fuller, toma juramento al presidente electo William McKinley durante su toma de posesión en Washington, el 4 de marzo de 1897, mientras el presidente saliente Grover Cleveland se encuentra detrás de McKinley. (Biblioteca del Congreso vía AP File)

Sin embargo, tras ser elegido para un segundo mandato no consecutivo en 1892, Cleveland estaría solemnemente detrás de William McKinley cuatro años después, en la ceremonia de investidura del republicano de 1897, dejando la presidencia ese día tras perder la nominación de su propio partido en 1896.

Cleveland había sido el único presidente en ganar dos mandatos no consecutivos hasta la victoria de Trump en noviembre.

(con información de AP)