CÓRDOBA.– “Nunca pensé en algo tan siniestro como esto. Empezamos el duelo pensando que había sido una fatalidad que nos había tocado a nosotros. Me fui agradecida incluso. Fui una tonta”. La que habla es Vanessa Cáceres, madre de Francisco, el primer bebé que murió en la serie de cinco asesinatos en el Hospital Materno Neonatal que se juzgan en esta ciudad. Falleció el 18 de marzo de 2022. En agosto de ese año se enteraron de que los decesos investigados habían comenzado ese día. “Vamos a salir a pelear –les dijeron Cáceres y su pareja a sus otros dos hijos–. Vamos a luchar”.
Cáceres declara esta mañana en el juicio por jurados que tiene 11 imputados. La principal es Brenda Agüero, la enfermera acusada como autora material de cinco homicidios más otros ocho en grado de tentativa; también enfrentan cargos diez exfuncionarios y profesionales.
Al contar la muerte de su hijo, enfatizó: “Faltó humanidad, nos dejaron desamparadas, nos tomaron de estúpidas, de ignorantes, pensaron que en un hospital público nunca iba a salir a la luz. Y salió a luz, no lo pudieron controlar (…). Les pido que tengan humanidad, muchos son padres acá. No puede ser que se olviden de la parte humana”
Precisó que cuando nació Francisco le dijeron: “‘Acá está tu hijo, está todo bien, todo perfecto’. Me lo acercan, lo escucho llorar. Le doy un beso. Me arrepiento de no haber pedido que me lo pongan sobre el pecho porque hubiera sido el único momento de contacto”.
Cáceres es la tercera madre que declara en el proceso oral y lo hizo con la enfermera imputada presente en la sala. Las anteriores fueron Yoselin Rojas, madre de Angeline (murió el 6 de junio de 2022), y Damaris Bustamante, la de Benjamín (falleció el 23 de abril de ese año). Estas dos en sus testimonios identificaron a Agüero como la enfermera que tuvo contacto con sus bebés antes de que se descompensaran. Todas vistieron remeras blancas con la imagen de sus hijos y el pedido de “justicia por los bebés del Neonatal”.
Cáceres pidió que se transmitiera un video de su hijo recién nacido que había grabado una amiga de la familia que trabajaba en el Neonatal. El defensor de la enfermera se opuso y ella insistió en que quería que se viera. Fue pasado. Aguero puso su mirada sobre la pantalla. “Quiero que se haga justicia. Entramos a este juicio cinco mamás y cinco papás con una pérdida sin solución, merecemos saber la historia. Parece algo menor, pero es importante saber la historia. Quiero saber todo (…). Es lo único que será un poco más justo, injusto ya es todo”.
“Es muy duro esto -agregó- Que a partir de algo tan trágico tengan que poner los ojos en un Estado que desampara.
En su relato, detalló que cuando Francisco se descompensó le daban “el pésame antes de que mi hijo muriera. Hasta me ofrecieron hacer una autopsia con mi hijo vivo. Me pareció una locura. Buscaban la causa, no entendían. Me preguntaban si yo tenía adicciones, si tenía enfermedades, y era no y no (…). Los partes eran desalentadores, aunque uno siempre tiene esperanzas”.
Recordó que volvió a su habitación y, al rato –sin recordar cuánto tiempo pasó– fue un médico y le anunció: “Tuvo otro paro”. Le ofrecieron otra autopsia, que demoraría siete días. “Les dijimos que no. Tenía que volver a mi casa, contarle a mi hijo más chico que no sabía. Solo quería irme de ese hospital, pero me quedé hasta el domingo”, detalló.
En medio del llanto, relató que había una cuna vacía en la sala donde estaba y que escuchaba a los otros bebés llorar. “Una amiga mía les pidió que la sacaran la cuna”, recordó. Su marido hizo los trámites para retirar el cuerpo de Francisco, a quien enterraron ese domingo.
En agosto, por los medios, se enteró de la investigación por las muertes en el Neonatal. Llamaron al Ministerio de Salud de la provincia e iban a ir al día siguiente con todos los estudios, cuando empezaron a salir publicaciones con las precisiones de la investigación. Fueron directamente al estudio de Carlos Nayi, quien es hoy su abogado.
Francisco nació con 3,260 kilos al nacer y con un Apgar 9/9; es decir que estaba bien. Cáceres llegó hoy a tribunales con su familia, incluidos sus otros dos hijos que son mayores al bebé fallecido, y con Soledad Laciar, la madre de Blas, el adolescente asesinado por la policía el 6 de agosto de 2020.
“Alegría al enterarnos”
Cáceres relató, entre sollozos, que habían vivido “con mucha alegría, con mucha esperanza” la noticia del embarazo. “Era un bebé esperado”. También mencionó que se hizo varias ecografías, incluso una “morfológica” que se realizó de manera privada, “y estaba todo bien. Controlaron todas las ecografías y estaba todo perfecto, por lo que no requería ningún otro estudio”. Se hizo cinco ecografías.
Los otros dos partos de Cáceres habían sido en clínicas por cesárea. En el Neonatal programaron una cesárea para el 18 de marzo de 2022 y ella tenía que internarse el día anterior. Quedó ingresada en una sala compartida con otra mujer, que ya había tenido a su bebé.
En otro tramo de su declaración describió que el mismo día de la detención de Agüero tenían la reunión con el gobernador Juan Schiaretti. “Supuestamente no sabía nada, se sorprendía de muchas cosas que le contábamos. Yo, sinceramente, no creo que no hayan sabido nada. Pero esas fueron sus palabras”, sostuvo. “De todos lados nos dejaron solas. Desde el Ministerio, desde el hospital”, enfatizó.
Sobre la ropa que le entregaron de Francisco, indicó que el buzo nunca lo recibieron y que la ranita tenía una mancha de sangre. “¿Quién la sacó la ropa a mi hijo? ¿Quién no vio la mancha de sangre? Esto quiero que me esclarezcan. Necesito respuestas. No creo en que esta gente no se haya enterado. ¿Nadie conoce a Brenda Agüero en un lugar donde trabajaban todos? Necesito respuestas para armar mi vida”, expresó.
En la audiencia se leyeron los peritajes que determinaron que hubo “detección de sangre de especie humana en la ranita, no en la bata, no en el enterito” y que no se determinó que agujas hipodérmicas hayan atravesado los tejidos de las prendas.