Las vitrinas de las panaderías en Punta del Este reflejan la tradición y la calidad de una gastronomía que mezcla propuestas clásicas con toques modernos para los amantes del té de la tarde.
(Imagen Ilustrativa Infobae)

En Punta del Este, el verano es mucho más que sol, arena y mar. Las tardes tienen un protagonismo especial, un momento que no solo marca el fin de las actividades en la playa, sino también el inicio de un ritual gastronómico que nadie está dispuesto a dejar pasar: la hora del té. Locales y turistas se reúnen en torno a medialunas, tortas y cafés, en espacios que combinan tradición, sabor y experiencias únicas.

La variedad de propuestas es tan diversa como los visitantes que llegan cada verano. Desde opciones clásicas que evocan nostalgia, hasta meriendas sofisticadas pensadas para quienes buscan nuevas combinaciones de sabores, la gastronomía esteña se convierte en el centro de encuentros que celebran el placer de compartir.

Cada rincón tiene su propio encanto, desde las bulliciosas calles de La Barra hasta la serenidad de José Ignacio, y en cada mesa se respira el espíritu relajado del verano. Este ritual, que mezcla indulgencia y calidez, ha consolidado la hora del té como una tradición infaltable de la temporada esteña.

Las tardes en Punta del Este se convierten en una pausa especial, donde locales y turistas disfrutan de momentos únicos con café y pastelería, acompañados por la tranquilidad del entorno.
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El ritual playero: disfrutar sin interrupciones

En las playas de Punta del Este, el día comienza temprano, especialmente para quienes quieren aprovecharlo al máximo. Las familias, en su mayoría con hijos pequeños, llegan con todo planeado. Instalados sobre un mantel extendido en la arena, con bloques estratégicamente colocados para que el viento no lo levante, despliegan un auténtico festín pensado para pasar horas sin interrupciones.

El menú es tan variado como práctico. Los más pequeños disfrutan de leche chocolatada, acompañada de galletitas, frutas frescas, cereales y frutos secos. Para los adultos, el ritual incluye docenas de medialunas, cuidadosamente empacadas, sándwiches de miga y porciones de chocotorta en tamaño ideal para la playa. La comida, más allá de su funcionalidad, se convierte en un punto de encuentro donde la convivencia y la relajación son protagonistas.

El día playero en Punta del Este culmina con atardeceres que invitan a compartir meriendas en compañía, reforzando la conexión entre gastronomía y paisajes naturales.
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La escena es tan típica como entrañable. Mientras unos juegan en la arena y otros se zambullen en el mar, quienes permanecen cerca del mantel comparten risas, anécdotas y, por supuesto, bocados que parecen saber mejor con el sonido de las olas como fondo. Este ritual playero, cargado de simpleza y calidez, es una parte esencial del día de playa en Punta del Este, con el paisaje marino como telón de fondo.

Tras abandonar la playa: un momento para compartir

Al caer la tarde, cuando el día en la playa llega a su fin, la gastronomía toma el protagonismo en Punta del Este. La hora del té es una tradición consolidada, un momento en el que locales y turistas se reúnen para disfrutar de preparaciones dulces y saladas, acompañadas por bebidas que complementan una jornada veraniega.

Los cafés y restaurantes en Punta del Este ofrecen espacios al aire libre que se convierten en puntos de encuentro para disfrutar de la hora del té con opciones que satisfacen a todos los gustos.
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Medialunas Calentitas es un punto de referencia que se ha ganado su lugar en el paisaje gastronómico esteño desde hace años. Ubicado en La Barra, su fama está ligada a sus medialunas recién horneadas, un ícono que atrae tanto a jóvenes como a familias. Por su local pasan cientos de personas a diario, ya sea para recargar energías después de una noche de fiesta o para buscar una docena de medialunas para compartir durante la tarde.

Además, en el menú se destacan los alfajores artesanales, los sándwiches y las tortas enteras, opciones pensadas para complementar el momento del té. La propuesta se completa con espectáculos de música en vivo, que convierten a este local en un punto de encuentro. El precio de la docena de medialunas, que ronda los 27 mil pesos, y lo posiciona como uno de los locales más exclusivos de la zona.

Los rincones gastronómicos en José Ignacio destacan por su ambiente relajado, donde la hora del té combina calma y delicias pensadas para quienes buscan experiencias exclusivas
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En José Ignacio, La Colmena se presenta como una opción ideal para los amantes del café de especialidad. Este espacio combina un ambiente relajado con una propuesta gastronómica que incluye meriendas bien servidas, ideales para quienes buscan opciones equilibradas entre lo dulce y lo salado. En el apartado de bebidas, los licuados de frutas frescas, como el de frutilla y naranja o el de banana con veteado de dulce de leche, son un acompañamiento perfecto.

Su oferta salada incluye sándwiches de pan ciabatta como el Cheese Lovers, preparado con manteca, miel, queso crema, Dambo, Masdam y mozzarella, o alternativas de pan de masa madre, como el Tostón Colmena. Para quienes prefieren lo dulce, los croissants recién horneados son un destacado. Se pueden disfrutar simples, rellenos con Nutella y frutas, o en versiones clásicas de jamón y queso.

La tradición de la hora del té en Punta del Este es un ritual que reúne a familias y amigos en lugares acogedores, convirtiendo cada tarde en una experiencia que combina sabor y encuentro.
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En pleno centro de Punta del Este, Les Delices es protagonista de la calle 20. Esta confitería, conocida por ser una de las más visitadas por turistas, tiene vitrinas que exhiben una gran variedad de opciones, desde scons y masas secas hasta coquitos, cañoncitos y pinitos. Su tradicional strudel de manzana, que puede acompañarse con helado o crema, es una de las especialidades más solicitadas.

Para quienes prefieren opciones más clásicas, ofrece medialunas de manteca o saladas, que pueden pedirse solas o rellenas con jamón y queso. Otros preferidos incluyen traviatas y pebetes con diferentes combinaciones, además de tostadas con mozzarella y omelettes, tanto dulces como salados. Este lugar representa el espíritu de las meriendas tradicionales, con una propuesta que equilibra calidad y variedad.

Con vistas al mar y un ambiente único, los cafés en Punta del Este ofrecen opciones gastronómicas que oscilan entre lo clásico y lo innovador, pensadas para disfrutar sin apuro.
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En La Barra, Flo se ha posicionado como una parada destacada para los amantes de la repostería. Sus tortas, entre las que se encuentran el cheesecake con salsa de frutilla, el pastel de manzana tibio con helado y el carrot cake sin gluten, se han convertido en un referente de la zona. También destacan opciones como el mousse de chocolate belga, disponible tanto frío como caliente, y el Merengue del Ronco, que combina merengue seco, helado de crema, duraznos y dulce de leche.

Para acompañar un café rápido, cuenta con una oferta de budines de naranja húmedos, preparados con gajos de fruta, que se han convertido en una alternativa simple pero deliciosa. Esta combinación de opciones dulces y saladas lo convierte en un lugar versátil, ideal para disfrutar la hora del té en un entorno relajado.