PINAMAR.– Pinamar, afamada por sus vientos constantes, fue escenario el domingo de DWS Kite, el evento más grande de kitesurf de la Argentina, acontecimiento deportivo que desde 2018 revoluciona a la ciudad balnearia. Con la participación de 120 riders en su última edición, el encuentro pasó de ser un sueño de amigos a un hito que atrae a deportistas de todo el país.
Fermín Besteiro, fundador y organizador de DWS Kite, recuerda cómo comenzó todo: “Yo vengo del surf, fue mi pasión desde siempre. Incluso fui campeón argentino. Pero en Pinamar, muchas tardes el viento arruinaba las olas. Entonces un amigo que practicaba kitesurf me dijo: ‘¿Por qué no probás?’. Lo hice, y fue como tener un motor en la tabla de surf. Nunca más me bajé”.
Inspirado por esta experiencia, Fermín descubrió el downwind, una modalidad que permite navegar desde un punto de partida hasta otro destino aprovechando las corrientes de viento. Junto a amigos que también se unieron al deporte, creó la logística para estas travesías. Lo que inició como una idea al pasar, pronto se convertiría en una celebración que mueve a multitudes cada año.
“La primera edición fue en 2018 con solo nueve participantes. Se trató de algo casi artesanal. Nos juntamos a inflar las velas y organizamos todo con dos camionetas. Hoy, pocos años después, somos cientos de personas en una verdadera fiesta”, dice.
El evento empezó a las 9 de la mañana en el parador Kota Beach, donde los participantes disfrutaron de un ambiente cargado de energía. Más tarde, tras un almuerzo rápido y algo de instrucción técnica, los atletas fueron traslados hasta el punto de partida –en Costa Esmeralda– en vehículos especialmente equipados. Desde allí, minutos después de las 14, las velas tomaron vuelo y los riders iniciaron su travesía bordeando la costa hasta regresar al balneario, donde se los recibió con aplausos, sorteos y un sunset.
María Paz, una rider de 34 años que llegó desde la provincia de Córdoba, compartió su experiencia: “Esta es mi tercera vez participando de este evento multitudinario. Cada año es más increíble. Lo que más me impacta es la sensación de libertad al navegar con tantas velas a tu alrededor. Es como si todos habláramos el mismo idioma: el del viento”.
Por su parte, Agustín, un joven de 19 años oriundo de Mendoza, destacó la camaradería: “Vine con un grupo de amigos de mi escuela de kite. Lo que más me gusta es que acá no importa si recién estás empezando. Siempre alguien te da una mano”.
Incluso los fanáticos del deporte con más experiencia encuentran en el evento un espacio especial. Joaquín, de 47, un competidor que lleva más de una década practicando kitesurf, señaló: “Participé de muchos campeonatos internacionales, pero este tiene algo único: el paisaje, la organización y la onda de la gente lo hacen diferente. Te sentís en casa y siempre acompañado”.
La evolución de DWS fue meteórica. En su segunda edición, triplicó la cantidad de participantes. Al tercer año ya reunía más de 60 kitesurfistas. En la última edición, en 2023, se registraron 120 velas surcando el cielo de Pinamar. “El crecimiento es impresionante. Ahora contamos con escenario, música en vivo, carpas de marcas líderes como y una logística que incluye vehículos 4×4, gomones y motos de agua para asegurar la seguridad”, explica el organizador.
Los competidores, que provienen de provincias como Mendoza, Santa Fe, Misiones y Córdoba, no solo disfrutan de la contienda, sino también de una experiencia completa. “El paisaje que se ve desde el mar es impresionante. Navegás viendo toda la costa de Pinamar, pasando por paradores, el muelle y la frontera con Costa Esmeralda. Cada rider lo vive a su manera: algunos compiten y otros simplemente disfrutan del paseo”, describió Fermín.
Tomás, un rider que debutó este año, resumió la experiencia con entusiasmo: “Tengo poca experiencia en esto. No sabía qué esperar. Pero desde el momento en que inflamos las velas hasta el último salto, todo fue pura emoción”.
En ese sentido, el evento también refleja la diversidad del kitesurf. “Hoy participan desde adolescentes de 12 o 13 años hasta personas de 60. Cada vez hay más mujeres y familias completas. Es común ver a padres e hijos navegando juntos”, comenta Fermín. Además, destaca cómo el ambiente fraterno del deporte fomenta el aprendizaje: “Es como jugar al fútbol y tener a Messi al lado. Acá estás navegando al lado de riders profesionales que siempre están dispuestos a dar una mano”.
Respecto de la visión a largo plazo de DWS Kite, remarca: “Soñamos con formar a más jóvenes, crear escuelas y que Pinamar sea reconocido como un centro internacional de kitesurf. Este deporte no solo es desafiante, sino que también genera una conexión única con la naturaleza”. Este domingo, el cielo de Pinamar se llenó de colores y energía, confirmando una vez más que downwind no es solo una técnica de navegación, sino una celebración de la pasión por el mar, el viento y la comunidad.