Una poeta casi desconocida en la Argentina, Mary Oliver (Maple Heights, Ohio, 1953-Hobe Sounds, 2019), cuya obra comenzó a publicarse en 2017, se volvió “viral” por las recomendaciones de lectores, libreros, bookinfluencers y celebridades. La cantante mexicana Julieta Venegas, los actores Rafael Ferro, Esteban Lamothe, Julieta Díaz, Julieta Ortega y Marina Bellati, la fotógrafa Nora Lezano y escritores como Claudia Masin y Osvaldo Bossi, entre otros, impulsaron en redes sociales y con el boca a boca la “olivermanía”, ahora reactivada con el lanzamiento de Primitiva americana (Caleta Olivia, $ 25.000), poemario premiado con el Pulitzer en 1983.
La primera edición, de mil ejemplares, se agotó en pocas semanas y, por la demanda, ya entró en imprenta la segunda. “En la poesía de Mary Oliver, pero sobre todo en este libro, Primitiva americana (que es la suma de todos sus libros), el adentro y el afuera se confunden, hasta que no hay separación, o solo hay un yo lírico que puede alejarse y volver, entrar y salir, y a cada paso disolverse en cada una de sus criaturas. […] Con un lenguaje de una diafanidad imposible, nacida de lo posible. Estos poemas logran lo que muy pocos poetas consiguen: entrar al corazón del mundo, el corazón de las palabras, sin oropeles ni artilugios”, escribe Bossi en el prólogo.
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Autora de más de treinta libros (poemarios, antologías y ensayos), la escritora estadounidense -que creía que la poesía “no debe ser elegante”- comenzó a publicar en 1963. Trabajó en su juventud como secretaria de la hermana de la escritora Edna St. Vincent Millay, que influyó en su primer libro, No Voyage and Other Poems (1963), poemas líricos sobre la naturaleza de su Ohio natal. La infancia, los animales y las plantas, la vida pastoril en el mundo contemporáneo, la decadencia, la muerte y, en especial, “la conexión entre el alma y el paisaje”, como ella sostuvo, forman parte de la mitología oliveriana. Primitiva americana está dedicado al poeta estadounidense James Wright, oriundo de Ohio como Oliver, que murió en marzo de 1980 a los 52 años.
“El interés que despertó el esperado libro de Oliver se reflejó en la demanda de ejemplares en librerías -dice Pablo Gabo Moreno, editor de Caleta Olivia, a LA NACION-. Una poeta que publicamos en 2017, aquí desconocida, se transformó rápidamente en una autora de culto y best seller. Las razones: una poesía sencilla, sin pretensiones intelectuales y con un total despojo de las imposiciones; Oliver es una poeta con una claridad abrumadora y sin ataduras que logró el impacto un poco desmedido con una obra radical e innovadora”.
“Siempre digo que leerla me hace querer ser mejor persona porque es muy hermosa su manera de percibir, de contar, esa sencillez y esa emotividad con la naturaleza, te hace sentir como si estuvieras en un bosque o viendo a un animalito, hay algo que es muy bello”, dijo Julieta Venegas. Claudia Masin definió a Oliver como una “una poeta celebratoria, con una poesía sencilla, anclada en lo cotidiano, ajena a cualquier expansión innecesaria”.
Con Primitiva americana, que incluye “retratos poéticos” de linces, búhos, garzas, buitres y serpientes, se cierra la “trilogía de Oliver” compuesta por El pájaro rojo y El trabajo del sueño; los tres volúmenes fueron traducidos por los escritores Natalia Leiderman y Patricio Foglia.
“Empezamos a traducir a Oliver hace más de diez años, cada poema como un fruto delicioso, fresco en su intimidad e intensidad, surgido a partir del deseo de seguir leyendo a una poeta que casi nadie estaba leyendo, pero que tuvimos la fortuna de conocer en los talleres de Osvaldo Bossi -dice Foglia a LA NACION-. No creo que Oliver sea una poeta simple, todo lo contrario. Tampoco, menos aún, fácil de traducir. En nuestro caso, la dificultad es todavía mayor: ni Leiderman ni yo somos traductores, y tal vez por eso nos etiqueten o mencionen cuando comparten nuestras versiones, que son simplemente eso, nuestra manera de imaginar cómo sonaría Oliver si escribiese en el castellano del Río de la Plata”.
El librero Ariel Birencwaig, de Medio Pan y Un Libro, en el flamante “polo cultural” de Villa Ortúzar, cuenta que Oliver es la autora más vendida de la librería. “La poesía de Oliver es sencilla y atemporal, es humilde y para todos -agrega-. Su poesía es asombrosa. Se asombra y nos hace asombrar con un viento, una hoja o un pichón, tiene la magia y el don de encontrar lo extraordinario dentro de lo ordinario, por eso es necesaria, porque vuelve a lo cotidiano, a lo esencial. Por eso la leemos y la hacemos leer”.
De la autora también se consiguen los libros de ensayos Horas de invierno y La escritura indómita, ambos publicados por la editorial española Errata Naturae.
Lea un poema de Mary Oliver
Las rosas
Un día de verano
cuando todo
ya fue más que suficiente
los canteros salvajes empiezan
a explotar a lo largo de las orillas
del océano; día tras día
te sentás a mirar; día tras día
la miel se acumula
en las copas rojas y las abejas
como gotas de ámbar ruedan
al interior de los pétalos: no tienen fin
¡por favor! los inventos del verano,
la felicidad que tu cuerpo
está dispuesto a soportar.